lunes, 20 de abril de 2009

Discos: Candleland (Ian McCulloch, 1989)

Dos pérdidas importantes influyeron en la música y las letras del primer álbum solista de Ian McCulloch, luego de la separación de los Echo and The Bunnymen

Por un lado, la muerte de su padre (a quien dedicó "Candleland") y por el otro la del baterista de los Bunnymen, Pete de Freitas. Estas pérdidas, sumadas a la separación de la gran banda de Liverpool enmarcaron el fin de una etapa.

En este contexto, el cantante inició una carrera solista que retomaría esporádicamente en los 90´s y que más adelante (ya en los 00´s) alternaría con la vuelta a las giras y los discos de su banda de toda la vida.

Musicalmente, "Candleland" dibuja un paisaje de tonos grises como los de su portada. Aunque de interiores cálidos, entrañables. La instrumentación aquí es austera y funcional, con capas de teclados, algunas guitarras y una intermitencia entre baterías orgánicas y unas pocas y oportunas máquinas. Y está, claro, la eterna "voz dorada" de McCulloch como estrella especial. Aunque lejos del registro lunático al frente de los Bunnymen; aquí su voz suena funcional a la melancolía que irradian las canciones.

Un pop otoñal, minimalista, entonces, define los temas. "The flickering wall" parece un rezago del último lp -hasta entonces- de los Bunnymen (1987) y "Proud to fall" es tristona y cantable. 

"The cape" y "Faith and healing" incorporan sutiles pulsos dance y "Candleland" (el tema) nos trae a una angelical Liz Fraser- de los Cocteau Twins- en coros. Una canción perfecta. En la segunda mitad el disco se pone todavía más melancólico con el vals "I know you well" (cuerdas incluidas) y el responso/ deseo de un recomienzo que  trae "Start again".

Fiel a su título, este "Candleland" sigue alumbrando detrás de las ventanas en noches otoñales. Diez canciones curativas que se cuelan a la perfección en tardes de introspección y melancolía.

La carrera solista de McCulloch
Candleland (1989)- Mysterio (1992)- Slideling (2003).

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