martes, 31 de agosto de 2010

Discos: Remain in light (Talking Heads, 1980)

Género: uno de esos discos a los que el rock no volvió a llegar. 

Una vez Petinatto dijo que caminando por New York entendió de qué iba "Remain in light". Nunca lo había pensado así: siempre imaginé paisajes más suburbanos para este disco de los Talking Heads. O al menos en su segunda mitad. Lo cierto es que en el fondo, hay algo críptico en los Talking Heads, sobre todo en su período 79-80. Fríos, autistas, claustrofóbicos y cerebrales. Y dueños absolutos de su Arte.

¿Y por dónde seguir hablando de "Remain in light"? ¿Como disco de afro-rock?. ¿Un Fela Kuti meets Funkadelic & New Wave ambientado en NewYork? O por su aún hoy impresionante audio: su amplitud, su rango. Todo lo que entra en los parlantes, todo lo que se expande en detalles y detalles que no terminaremos nunca de descubrir. 

O tal vez decir que fue la mejor de todas las produccciones de Eno, la que hizo despegar definitivamente a la banda de David Byrne y hacerlos pensar y tocar en otra dimensión, potenciando lo iniciado en "Fear of music" (79). Y meterles en la cabeza la idea de espontaneidad (al tocar y al grabar, incluyendo el error somo sistema). Y pensar en polirritmos formando un sonido macizo (Africa). Según cuentan las reseñas, la idea novedosa detrás de "Remain..." fue la utilización de los tracks instrumentales como samplers y loops ¿Alguien había hecho algo así antes de 1980?

Y ese esquema de incremento/ descenso de la energía que tiene el disco en su flow ¿habrá sido idea de Eno también? Ya en el ´77 Brian había probado la idea en "Low", de Bowie y en su propio "Before and after science". Pero el arco trazado por "Remain...", sin embargo, es perfecto. Subir, subir, para luego bajar, bajar. Producir primero el  trance (en base a pura repetición e insistencia en el ritmo, prácticamente sin cambios de acordes) para después empezar el descenso.

Todas estas ideas, al parecer, encajaron con el humor de la banda, que por entonces buscaba despegarse un poco del sistema hiper controlador ejercido por Byrne. Con el nuevo concepto, todos aportarían al trip grupal.
 
Lado A: pum para arriba

"Born under punches" introduce todo lo que vamos a escuchar después con un mid funk lleno de detalles. Sin embargo el disco encuentra su pico rítmico y tribal entre "Crosseyed and Painless" (grandes coros, grandes guitarras de Adrian Belew zumbando como moscas) y sobre todo, "The great curve": puro trance funk y repetición con enormes méritos de la base de Tina Weymouth/ Chris Franz, que habían empezado a experimentar con percusiones haitianas durante unas vacaciones en las que -según cuentan- conocieron a la base rímtica de Sly and Robbie y participaron de ritos vudú. Hacia allá, hacia Bahamas, fue el resto de los Heads para comenzar las sesiones del disco.

Lado B: pum para abajo

Técnicamente, "Once in a lifetime" (el mojón "pop" del disco) abría la cara "B" en la edición vinilo, aunque particularmente siempre pensé en el tema como el final "pop" de la primera mitad. "Same as it ever was": se cuenta que lo único que destrabó el bloqueo creativo de Byrne para escribir las letras fueron las mitologías y rimas africanas, esas que permiten a los percusionistas hablar y decir "cosas" montados sobre los ritmos que están tocando. Otros hablan de la influencia de Kurtis Blow, que Frantz le pasó al cantante. David usó mucho de eso y de la "free asociation" para escribir las -por supuesto- ilegibles letras del álbum.

A partir de "Houses in motion", ahora sí, el disco entra en otro terreno, con una de las típicas letras de Byrne auscultando sentidos/ sensaciones físico- mentales ("for long time I felt without style or grace"). Y acá ya estamos ante una tribu que empieza a tocar "para adentro", en busca de otro tipo de comunión y trance. 

"Seen and not seen" podría haber sido parte de My life in the bush of ghosts: seca y liviana, casi ambient, y "Listening wind" toca el corazón profundo del disco: acá sí que hay materia, sonido y una música plena de textura: Eno 150%. ¡La de horas y horas de jams y ambientaciones que habrán pasado para que un grupo pueda llegar a ESTO! "The overload" (de clara inspiración Joy Division) indica el fin del aterrizaje. Siempre que la escucho se me vienen a la mente esos siniestros aviones de la contratapa.

Lejos, muy lejos de todo. Como los Talking Heads en 1980.
 
Así iba a ser la tapa original del lp
Bonus

* Los TH se ampliaron a 9 integrantes para poder tocar el álbum en vivo, incorporando coristas y percusión. 

* Hablando del arte de tapa, la idea original fue de Tina Weymouth y Chris Frantz con la ayuda del  MIT (Massachusetts Institute of Technology). Usaron la inspiración de un juego japonés llamado Melody Attack (así se iba a llamar el disco, en realidad) para el collage de aeroplanos rojos volando sobre los Himalayas. 

* Según el psicoanalista Michael Brog, la tapa con las caras  de los Heads cubiertas de color sugiere la idea de "identidades perturbadas" que flota a lo largo de las canciones.

lunes, 30 de agosto de 2010

Discos: One world (John Martyn, 1977)

Género: uno de los grandes discos de Martyn

Me acuerdo muy bien la primera vez que escuché la voz de John Martyn. Fue en una importante (por entonces) cadena de discos de Buenos Aires, con los auriculares puestos y un montón de gente alrededor. Cuando empezó a sonar la música, todo se detuvo y sentí que esa voz se iba a quedar conmigo para siempre.

"One world"-de 1977- es uno de los discos notables de Martyn. De espíritu abiertamente colaborativo, experimental y suelto a la vez, el álbum combina algunas canciones folk acústicas con zapadas de clara orientación reggae y funk, además de una pátina (siempre presente en los discos de John) de arreglos y acordes jazzeros. El balance entre los distintos elementos se encuentra en el punto justo. 

También es remarcable el audio del álbum. Espacioso y con lustre, cálido y brillante. La clave de "One world" pasa por la riqueza de ambientes y técnicas de grabación ("Small hours", por caso, fue grabada de noche en una casa de de la campiña inglesa, registrando el sonido de un lago cercano y la reverberancia del ambiente).

Yendo al resto de las canciones, "Dealer" se monta sobre una base funk y mucha voladura de guitarras y Moogs "fumones", a cargo de Stevie Winwood. Sobre ese ritmo nervioso, Martyn ausculta la relación de convenciencia y superficialidad entre cliente y proveedor ("Well I cannot be your lover/ and I will not be your friend/ I know you say you need me/ Buy I have no time to spend".

"One world" - el tema- flota como pocas veces logró flotar una canción, llena de silencios y con la voz dorada y superdotada de John cantando eso de "some of us live like princess/ some of us live like queens/ most of us live just like me". Una belleza quieta, rara vez alcanzada en otra canción de rock.

Entre "Smiling stranger" y "Big muff" (co-compuesta con Lee Perry) el disco encuentra su espíritu de jam atmosférica, para llegar al corazón con la acústica y bellísima "Couldn´t love you more".

"One world" se despide con la ya mencionada "Small hours" (de casi 9 minutos) entre slides, Moogs y el bueno de John Martyn cantándonos "keep on loving ´till your love is gone/ keep on loving ´till your love is strong". Y por un rato sentimos que estamos ahí, en esa casa de campo, esa noche donde todo sucedió.

Bonus
Otros músicos que tocan en el disco: Andy Newmark (drums); Dave Pegg, Neil Murray y Danny Thompson (bass), Steve Winwood y Bruce Rowland (ex baterista de Fairport Convention), entre otros. 

viernes, 27 de agosto de 2010

Soundtrack de viernes: Pills ´n´thrills and bellyaches (Happy Mondays, 1990)

Género: disco fiestero y pastillero insuperable para retratar esa locura llamada Madchester

La frase decía que si en 1990 eras joven y querías divertirte de verdad, había un solo lugar en el mundo donde estar, y ése era Manchester. 

Y si hay un disco que refleja como una foto ese momento preciso de quiebre de paradigma hacia los 90´s (con las nuevas drogas sintéticas, la rave como concepto y el DJ como estrella) ése es el tercero de los Happy Mondays.

Porque aún con sus baches y su relativo amateurismo de grabación y mezcla, Pills ´n´thrills and bellyaches sigue siendo insuperable. Simplemente, porque muy pocos grupos siguieron la pista dejada por los Mondays: esa que mezclaba soul, funk, disco y rock con una leve pátina de psicodelia en un delirio divino, exultante. Lejos de querer dárselas de "Artys" y con ganas de divertirse de verdad.

Producido por Paul Oakenfold y Steve Osborne, el álbum mostró al grupo de los hermanos Ryder en el pico de su creatividad y excitación. "Kinky afro" mete al rock directamente en la pista de baile, con humo flotante y cuerdas (¡todos a bailar moviendo las cabezas!) "God´s cop", por su parte, es la primera de las genialidades: un groove maquinoso que levanta tensión en el estribillo (mientras la letra bardea al jefe de policía de Manchester, James Anderton) y vuela con ese arrastre colocado típico de Shaun Ryder. Belleza.
 
El disco encuentra su mejor momento en el medio del set, entre "Loose fit", "Dennis and Louis" (detalles de house music vía groove funkero y coros soul) y "Bob Yer´s uncle" (tal vez de lo mejor de "Pills...", climática, con sus flautas y acústicas rasgando sobre el ritmo ondulante). El mayor hit del álbum fue "Step on", un cover de John Congos de 1972 en clave acid funk.

Como ningún otro disco de la época, el de los Happy Mondays fue bailable de verdad. Allá estaban los coqueteos más "de laboratorio" de Primal Scream o Massive Attack, es cierto, pero esto era otra cosa: la mezcla daba perfecta entre algo callejero y desprolijo, con ritmo y brillo soul. Un funk de la era "E" para Hooligans.

Así que brindemos con nuestras pintas en alto mientras se despide la gospel "Harmony"

jueves, 26 de agosto de 2010

Discos: Space hymns (Ramases, 1971)

Género: otra gema de space- folk psicodelico de comienzos de los 70´s. 

Hace poco en Ultravivido hablamos de "666", de los Aphrodite´s Child. Hoy es el turno de otra maravilla perdida en los pliegues de la "historia del rock", casualmente (o no) editada en el mismo 1971. Hablamos de "Space hymns", de los ingleses Ramases.

Brevemente, Ramases fue la creación y alter ego de Martin Raphael (también conocido como Barrington Frost) un ex instructor de educación física de las British Armed Forces que en algún momento piró con una reencarnación de deidad egipcia y dejó todo para dedicarse a la música y transmitir su "mensaje". Luego de grabar algunos singles que pasaron desapercibidos, en 1971 entró a los Strawberry Studios de Manchester bajo el amparo del sello Vertigo y con el apoyo de los futuros miembros de...¡10cc! registró el que sería su álbum debut.

Y sin exagerar podemos decir que "Space hymns" es un disco único en su especie. Derivativo, exploratorio, incierto. Una vez dentro, como oyentes nos entregamos a un viaje que nunca sabemos muy bien qué rumbo tomará. Todo comienza con el groove levemente funk y rasgado de "Life child": mántrico, espectral. La música va como reptando, relajada y firme a la vez. A los 3 minutos todo se detiene, quedando la voz de Ramases y unas guitarras, apenas, para luego dar paso a un ruidoso solo de dimensiones cósmicas. Un gran comienzo para el álbum. 

El mantra "Oh mister" -percusivo y envolvente- le da pie a una imprevista canción de tintes folk ("The whole world") abriendo una nueva puerta para el álbum, mientras que "Quasar one" -espaciosa, llena de implicancias y profundidades- nos indica el mejor camino  para perdernos definitivamente en esta música. 

Y basta que nos acomodemos en un estilo para que "Space hymns" abra- casi a cada paso- nuevas puertas, sumergido en letras que hablan de "la búsqueda de la luz", las implicancias del espacio exterior y demás yerbas místicas. Lejos de la agresividad del comienzo flota la bellísima "Earth people", por ejemplo. O los registros cercanos al Canto Gregoriano de "Molecular Delusions". Y sin embargo (y misteriosamente) el conjunto suena armónico y "coherente", a diferencia de otros delirios de LSD de la época que muchas veces pecan de una dispersión endémica.

Bonus

* La tapa de "Space hymns" fue diseñada por Roger Dean (artista detrás de las tapas psicodélicas de Uriah Heep o el Yes circa "Fragile"/ "Close to the edge"). La edición desplegable en vinilo permite ver que ese "cohete" que despega hacia el cielo no es otra cosa que...¡una iglesia!

* En 1975 Martin Raphael grabó su segundo y último lp como Ramases, "Glass Top Coffin". Luego se retiró a cuidar a su madre anciana y se suicidó en Londres a comienzos de los 90, aunque algunas fuentes aseguran que fue en 1978 y el hecho no trascendió hasta mucho después. Lo que sería una metáfora perfecta de la indiferencia con la que pasó su música en aquella época.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Clásicos: Pretzel logic (Steely Dan, 1974)

Para tu corazón urbano, sensible e inteligente, siempre habrá música de Steely Dan esperando sonar en algún lugar.

Cancheros, elegantes y sofisticados. Una daga de seda clavada en el imaginario del rock and roll y sus encorsetados tópicos. Y como quien no quiere la cosa factótums, además, de una música superlativa. 

No por nada la Rolling Stone definió en su momento al grupo de Donald Faguen y Walter Becker como "los perfectos antihéroes de los setentas", tal vez en la incapacidad de catalogar mejor a estos melenudos que tocaban esa finísima amalgama de jazz, soul, funk y pop radiable. 

"Pretzel logic"- tercer disco de la banda- merece la categoría de "clásico". Ya desde el comienzo con "Rikki don´t loose that number"- tal vez su mayor hit, de irresistibles dinámicas y estribillo - el álbum no tiene desperdicio. Coqueteando con un funk canchero y arrastrado, "Night by night" levanta un poco la temperatura del set y "Any major dude", bueno, es la perfección pop en tres minutos exactos. Habría que detenerse en todas las maravillas que ocurren en esta canción: las melodías, los cambios de dinámica, los puentes y subidas antes de cada "cascada" de guitarrita suspendida en el aire... Too much:  no hay palabras para hablar de eso que suena ahí.
 
Arriba otra vez con el pop de "Barrytown", para cerrar la primera mitad con esa transcripción nota por nota del "East St. Louis Toodle-Oo" de Duke Ellington en un instrumental de aires neworleaninos. Para seguir con los homenajes a los padrinos jazzeros tenemos "Parker´s band", un número afilado para que se luzca el groove de la base, reforzada por Jeff Porcaro y -alternativamente- Jim Gordon, que en estas sesiones reemplazaron a Jim Hodder en batería. 
  
"Pretzel logic" (el tema) se arrastra en climas bluseros pero claro, en un blues entendido por Steely Dan, destilando su clásico cinismo para hablar de la "industria" y las obligaciones del sistema. No por nada, 1974 sería el último año en que el grupo giraría en vivo hasta mucho tiempo después. Para el final, otra lección de groove suave con "Monkey in your soul": o como hablar del "Mono" y colarlo -como si nada- en las listas de FM. 

martes, 24 de agosto de 2010

Discos: Heroes to zeros (Beta Band, 2004)

Algo en mi memoria me dice que los Beta Band fueron el primer gran  hype del rock "alternativo" de mediados de los 90 (sin contar a Beck, claro, y antes a Nirvana).

De hecho, revistas como Inrocks ponían a los escoceses allá arriba como "la gran cosa nueva", en un gesto luego repetido hasta el hartazgo por la revista francesa.Y por otros, es justo decirlo.

Lo cierto es que después de aquellos "Three EP´s" prometedores  (y fogoneados en la peli "High fidelity") llegó el polémico álbum debut, de 1999. A la altura del segundo disco -el correcto "Hot shots II"- la cosa ya se había empezado a desinflar en cuanto a expectativas. Y ni hablar del tercer álbum: para "Heros to zeros" las necrológicas a nombre de los Beta Band ya estaban preparadas hace rato, aún antes de que el grupo anunciara su separación.

Sin embargo- y para sorpresa de muchos- los muchachos comandados por Steve Manson se despidieron con un disco de muy buen nivel. Tal vez su mejor álbum, inclusive. ¿Las claves? Más sueltos, menos cortados. Más en busca del trip y la flotación y menos rupturistas. La producción -después de muchas vueltas y de descartar el trabajo hecho con Tom Rothrock- estuvo a cargo del grupo mismo. Los grabó Nigel Godrich (Radiohead, AIR, Beck). 

Momentos Ultravividos favoritos de "Heroes to zeros"...

El tándem que arman las primeras tres canciones, pero sobre todo la seguidilla de "Space"y uno de los mejores temas de toda la carrera del grupo, la fantástica "Lion thief". ¡Qué maravilla pop- posmoderna! Acá hay folk rock espacial, ambient... Grandes armonías vocales y arreglos, con melodías de esas que entre tanta abstracción experimental, quedan.

"Wonderful" y "Troubles", por su parte, extienden un poco más ese clima cósmico- pastoral, redondeado en esa simpática cacofonía interestelar que es "Space beatle".

¿Un poco de noise para balancear el audio? Ahí están "Rhododendron" y "Out-Side". "Simple" parece liberarlos hacia terrenos más pop, mostrando que, además de su vocación de cuelgue, los BB también eran capaces de redondear temas más cerrados (lo que hubiera abierto -de continuar su carrera- una gran válvula a la música del grupo).

Bonus track
Queda pendiente, tal vez, un debate más general sobre los Beta Band. ¿Fueron puro hype? ¿Dejaron música valiosa, irradiaron influencia a los que vinieron después?

lunes, 23 de agosto de 2010

Soul basics: I am (Earth, Wind & Fire, 1979)

By Isley Juan

Creo que está bien recordarlos ahora que el crossover y la integración perdieron el prestigio de otros tiempos. Ahora que revisiones sobre la música soul como la de la BBC son capaces de reducir los ochentas a un paisaje de Mary J. Bliges sin Princes, donde todo tiene que estar en barrios diferenciados y más vale no mezclarse. 

Llevemos un poco la contra y evoquemos a Earth, Wind & Fire, una de las grandes bandas de la música negra, antes de que volviera a ser sólo ritmo con la aparición del hip hop.

Odiados por gente cool como George Clinton, que legendariamente supo describirlos como Earth, Wind and No Fire, y amados por mucha gente que está lejos de ser denominada así (Phil Collins y Jorge Porcel usando una de sus canciones como cortina de su programa, son los primeros que me vienen a la mente), los EW&F anticiparon el sonido que después haría millonario al menor de los Jackson Brothers. Cómo él, podían mezclar el groove y la melodía. Y sin volverse blancos.

De todos sus discos, hay uno que se destaca sobre los otros por su representatividad y porque cierra la década y su mejor período: I am, de 1979. Tiene todo lo que les identifica: funk, soul, pop y también disco, un género que contra lo que se cree, primero evitaron, y después ejecutaron con maestría. Todo interpretado con magníficos arreglos de vientos y voces, y alternando las voces principales de Philip Bailey y de Maurice White, el alma mater, dueño, principal compositor y productor de la banda. La formación es la ideal: están los tres hermanos White, el mencionado Maurice, el histriónico Verdine en bajo y Fred en batería; Larry Dunn en teclados y Andy McKay en guitarra, y, por último, los Phoenix Horns, la famosa sección de vientos que tenía a Don Myrick en saxo, Louis "Lui Lui" Satterfield en trombón, y Rahmlee Michael Davis y Michael Harris en trompetas.

Trae, además, tres canciones bien asociables a la banda de Chicago. In the Stone y su magnífico groove de guitarra y bajo, previa introducción de bronces; la balada After The Love Has Gone, poseedora de la clase de sentimentalismo que solo toleramos en ellos y Stevie Wonder ; y Boogie Wonderland, su hit disco. Y tendría que haber estado también, porque fue parte de la grabación, September que fue a parar como pista bonus a su primer disco de grandes éxitos. De las otras, Star y Can’t Let go son un par de temas funkys limpios y contagiosos, bien a su estilo.

Bonus
Particularmente, tuve oportunidad de ver a los E, W & F en el Luna Park de Buenos Aires, cuando vinieron en el 79 o el 80. Yo era un pibito en los primeros años de un aula de secundario cuyos varones se dividían entre "chetos" –que iban a los boliches- y "rockeros" - que íbamos a recitales-: a ver a EWF fuimos unos y otros. 

Y todavía recuerdo a pesar de que pasó el tiempo, el incesante movimiento en el escenario, sus ropas de colores, a Verdine White tocando suspendido en el aire (¡en el medio del show montaban un acto de prestidigitación!) y que salimos todos contentos.

viernes, 20 de agosto de 2010

Soundtrack de viernes: Old No. 2 (Eddie Spaghetti, 2006)

Género: discos ruteros para camisa a cuadros y sombrero

Tu vida, amigo, no será igual si te acompaña la música de Eddie Spaghetti. Más, si el disco es el imbatible "Old No.2".

Y es el propio Eddie el que se pregunta en las liner notes del álbum: "¿dónde está la buena música? ¿Acaso todo se trata de peinados, sombreros y chicos angustiados?". En todo caso, lo que el bajista de los Supersuckers viene a ofrecer son "canciones simples, tocadas de manera simple, en un clásico atemporal". 

¡Y vaya si cumple! "Old No. 2" es un disco de esos a los que es casi imposible ponerles una fecha de vencimiento. Puro rock de corazón acústico e inspiración country, en un set sin desperdicio. Los motores empiezan a calentar de a poco con "Tonight I´ll be staying here with you" (de Dylan) y levantan velocidad de ruta en "All along" ¡simplemente irresistible, con esos toc tocs y coros! 

Estacionamos la F-100 un momento para ponernos melancólicos (un poco, no más) con "Some people say" pero enseguida volvemos a arrancar con "Without love" (de Nick Lowe) y la bluseada "Carry me home"

Las meseras con sus camisas leñadoras nos traen más cervezas a la altura de "Hey sexy" y salimos a tomar un poco de aire con "I don´t wanna now". La frutilla del postre la pone otro inmaduro perpetuo como Spaghetti, apropiándose (igual que Ramones) del a esta altura ya clásico "I don´t wanna grow up", de Tom Waits. Queda apenas tiempo para despedirnos con "Everywhere I go", de Willie Nelson.

Y nada más. Apenas 31 minutos de una música indeleble, que se tatuará para siempre en tu corazón rutero y de bar.  

Si te gustó éste, chequeá también: 
* Mike Ness, Under the influences
* Supersuckers, Must´ve been high
* Johnny Cash, American Recordings

jueves, 19 de agosto de 2010

Discos: Nadir´s big chance (Peter Hammill, 1975)

Todos los que leyeron alguna de las biografías sobre Luca Prodan van a conocer la cita. Para el ex líder de Sumo, una parte importante de la inspiración de los primeros punks ingleses provenía de una fuente usualmente no citada por "la historia oficial": el disco de Peter Hammill del ´75, "Nadir´s big chance"

Al comentario de Prodan hay que agregarle otro dato: al parecer, en un programa de la Capitol Radio inglesa emitido en 1977, John Lydon pasó dos temas de este disco, comentando que admiraba a Hammill.  Años después de estos hechos, comenzó el debate sobre quién había sido el primero (al menos en Inglaterra) en utilizar el término "punk". Hammill, al parecer, también fue pionero en eso cuando habla de "punky songs" en las liner notes del álbum (que venía sin las letras). 

Sacando estos datos de color, ahí está "Nadir´s big chance". El quinto disco solista de Peter, grabado en medio de su idea de reformar a los Van der Graaf (de hecho, años más tarde el grupo ya rearmado pasaría a incoporar temas del álbum en su repertorio) y convertido con los años en pieza central de su "canon", junto a otros clásicos como "Over", "The silent corner and the empty stage" o "Vital". 

Especie de álbum "conceptual", Hammill se disfraza aquí de su alter ego Rikki Nadir para tirar algunos dardos sobre la cultura rock del momento y sacar una música urgente, en una veta diferente a ese prog rock deforme de Van der Graaf. Tal vez en la corrosión de esa mirada- suponemos- anidara el germen de su influencia sobre la generación punk. Gran parte del mérito del álbum pasa, sin embargo, por el approach ajustado, sumamente enfocado de la interpretación, en manos de no otros que los mismísimos VDG (Guy Evans, Hugh Banton, David Jackson y el mismo Hammill).

"The Institute Of Mental Health, Burning" flota entre reversas, luego de la descarga inicial y protopunk de "Nadir´s big chance" (una especie de chanza sobre el Glam Rock). Y con razón a Rotten le gustaba este disco: basta escuchar el comienzo de "Nobody´s business" para captar todo lo que Johnny tomó de Hammill: la voz teatral, las cámaras, el concepto de riff, el clima denso que luego exploraría en la primera etapa de P.I.L.

Entre la balada "Been alone so long" y "Pompeii" el disco encuentra otra veta, más intimista y clásica del Hammill teatral, barroco. En ese tramo se destaca la belleza suspendida de "Shingle", una amarga canción de amor con saxos aquí y allá, flotando alrededor de las melodías. Para el final, "Birthday special" es amarga, violenta ("chica de cumpleaños, tengo algo para vos/ hay hielo en la caldera/ aquí viene algo especial/ como Hansel y Gretel nunca tuvieron") recuperando la tensión inicial junto a ese extraño ejercicio jazzístico/ funk progresivo de "Two or three Spectres".

miércoles, 18 de agosto de 2010

Discos: Sacred songs (Daryl Hall, 1980)


Podríamos discutir horas sobre los méritos (o desméritos) del primer disco solista de Daryl Hall. Lo que no podemos negar es que se trata de un disco -por diversas razones- único.

Grabado en el ´77 pero editado recién en 1980, "Sacred songs" no convencía a nadie en RCA, el sello grabador de los Hall & Oates. Y era lógico: acostumbrados a esa máquina de hits que eran los dos muchachitos del Blue Eyed Soul, lo que tenían entre manos era un producto (para ellos) invendible.

Otro factor que hace al disco único es la producción de Robert Fripp, sumada a la presencia de sus guitarras y Frippertronics (especie de corpúsculos extraños dentro de un organismo "sano"). ¿Soul con guitarras a la Crimson? ¿Landscapes cantados por un rubio de formación Motown? Si las dudas de los jerarcas de RCA iban por ese lado, estaban fundadas. Sin embargo, una vez editado el disco vendió bien.

Cuenta la historia que inmediatamente después de la aparición de "Beauty on a back street", y descontento con la sofocante producción del álbum, Hall reservó horas en estudio para conectarse lo antes posible con una forma de hacer música más visceral y espontánea. Reactivado el contacto con Fripp (a quien había conocido en 1974) ambos pusieron manos a la obra en el nuevo material de Daryl. 

La historia se completa con un dato más: Fripp tenía en mente desarrollar una "trilogía" entre "Sacred songs", "Peter Gabriel II" (también producido por él) y su propio disco del ´79, "Exposure". Si bien la idea nunca llegó a concretarse, hay canciones que saltaron de un disco a otro (para deleite de los melómanos de ley).  

Grabadas a lo largo de tres semanas de 1977 con la banda de Hall & Oates como soporte, las canciones de "Sacred songs" suenan vitales, fruto de una catarsis urgente y con la espontaneidad como motor creativo.

Algo que queda claro desde el comienzo con el rock clásico de "Sacred songs" ("las canciones son sagradas/ pero el sonido es profano"): arte y profanía son parte de un mismo vaivén.

"Something in 4/4 time" denuncia a esa industria que todo el tiempo exige que saques la misma canción. Acá ya empezamos a oír los clásicos sonidos de Fripp, mezclados con coritos y buenos arreglos, pero en todo caso es Hall el que le pone gran parte de la energía a las canciones ¡Esa voz empuja con ganas de verdad!

Los casi 8 minutos de "Babs and babs" son funky y ortodoxos hasta la mitad, con un gran puente y arreglos hasta que entra ese "injerto" de landscape frippeano en el medio. Y la pregunta es ¿qué hacemos con estos descuelgues vanguardistas de Fripp? "Urban landscape" (una especie de descarte de "Evening star") termina de llevar el disco a terrenos sombríos, casi "ambient" y muy lejos del comienzo. 

En el demencial  "NYCNY" (reformulado luego en Exposure como "NY3") un Hall sacado se parece más a Adrian Belew que el propio Belew,  y el disco entra en reposo a la altura de "The farther away I am" y el hermoso vaivén de "Why was it so easy", lo más cercano al registro Hall & Oates de todo el set junto con "Survive""Without tears" cierra con Daryl sólo al piano, jugando a trazar ribetes en el cielo con su voz privilegiada.

Tal vez el encanto de "Sacred songs" radique en su historia y en las condiciones que lo vieron nacer. Su carácter de "híbrido" - en cambio- parece abrir la discusión. Lo que para muchos es un disco a mitad de camino entre universos muy disímiles, para otros es el rasgo mismo de su originalidad.
Pero sobre todo, ahí están esas buenas canciones. Vitales y urgentes. Y con un sonido, sí, sagrado. Se ve que cuando la música es buena puede más - a veces- que las peores ideas.  

Bonus
* La reedición en CD de Buddha Records/ BMG (1999) agrega dos extras que tienen que ver con la historia que contamos: tanto "You burn me up I´m a cigarette" y "Northern star" (el germen de "Matte Kudasai") son dos tracks pertenecientes a "Exposure" cantados por Hall. Entre otros, tocan Phil Collins, Tony Levin y Eno.

martes, 17 de agosto de 2010

Discos: Thank you (Duran Duran, 1995)

Género: discos de covers hechos con amor

Entre la tapa y el título está todo dicho: ahí están Bobby, Jimbo, Lou, Sly, Iggy... "Thank you", de Duran Duran, es uno de esos discos de covers con los que un grupo busca reconocerse en una herencia de artistas que pasaron antes por el camino. Y lo hace con un sincero "gracias" a través de la música.

En el caso de los Duran, el mapa de "hermanos mayores" fue bien diverso y sorprendió a más de uno que no esperaba encontrar una tradición así detrás de los "carilindos" de los 80´s. El resultado musical, no obstante, fue desparejo: entre algunos momentos discretos sobresalen versiones notables que hoy en Ultravivido quisimos recordar.

Duramente criticado por la prensa especializada, "Thank you" fue el fruto de un trabajo que comenzó en los ratos libres de la gira del exitoso "The wedding album" (93) y tuvo marchas y contramarchas en distintos estudios de grabación "prestados" (entre ellos, el Paisley Park de Prince). Desaveniencias internas y entre la banda y la compañía hicieron del disco un calvario que finalmente salió a la luz en 1995. 

Luego de un comienzo algo forzado con versiones de Grandmaster Flash ("White lines")  y Sly Stone ("I wanna take you higher") el disco encuentra su mejor tramo con tres grandes covers. Probablemente "Perfect day" pase a la historia como la versión definitiva del tema de Reed modelo "Transformer". Un cover que el propio Lou reconoció como el mejor que se hizo sobre un tema suyo. La canción gana en climas, creando matices allí donde el original es más bien parco y esquelético.

"Watching the detectives"- del Elvis Costello modelo ´77- reduce la rispidez y le saca mejor jugo a las melodías, haciéndolas resbalar por una lubricación de inspiración dub. Para cerrar ese gran momento, "Lay lady lay" bien podría anotarse entre las relecturas "definitivas", en este caso, de Dylan. Hay que poner y volver a poner todo el final del tema, con ese solo tocado como en el cielo y los grititos en falsetto de Simon Le Bon. Hasta el jodido de Bob debería estar orgulloso de esta belleza. 

Luego el disco flota en aciertos y no tanto. En "911 is a joke" los chicos rubios vuelven a insistir en ser negros, al igual que en su lectura del clásico de los Temptations "Ball of confussion" (cuya versión definitiva, en este caso, le corresponde a los Love and Rockets). En el medio encuentran otra gema cuando abordan correctamente "Crystal ship", de los primeros Doors y salen empatados con su aproximación a "Success", del Iggy época Berlín junto a Bowie.

Para "Thank you" (el tema) los Duran se olvidan de Page y Plant para meterse en una versión larga y climática que le saca toda la miel posible a esas melodías cristalinas, por momentos "pastorales" de la canción que cerraba el lado A de "Zeppelin II".

Bonus 
* Dos temas quedaron afuera de "Thank you": "Diamond dogs", de Bowie, y "Femme fatale" (aparecido en "Weeding album"). Ambos fueron publicados en la edición japonesa del disco. 
* Como dato de color, el gran Terry Bozzio se hizo cargo de los parches en "Thank You", "Drive by" y "Success". Y Roger Taylor (por entonces fuera del grupo) se unió para tocar en "Perfect day" y "Watching the detectives".

viernes, 13 de agosto de 2010

Clásicos: Excitable boy (Warren Zevon, 1978)

A ver si este viernes gris de Buenos Aires levanta un poco con un clásico de bar.

Grabado en 1978, "Excitable boy" (o "Muchacho excitable", como reza mi edición nacional en vinilo) es -por lejos- el clásico de Warren Zevon. El songwriter americano que en la discoteca bien podríamos ubicar a mitad de camino entre JJ Cale y Ian Dury. Aunque el bueno de Warren siempre tuvo su propio valor agregado: esas letras llenas de sarcasmo sobre la vida política y social americana. 

"Excitable boy" fue además el primer golazo de Zevon y aún hoy se mantiene como su best selling album, bajo la astuta producción de los ya por entonces veteranos Jackson Browne y Waddy Wachtel. El mérito de la dupla, en todo caso, fue hacer encajar las canciones en un sonido limpio y de FM, sin perder el filo ni el golpe rockero.

"Johnny Strikes Up the Band", primer clásico, imagina como sería esa vida dedicada al rock and roll y "Roland the Headless Thompson Gunner" baja la intensidad para contarnos la historia del fantasma sin cabeza de Roland, asesinado en la Guerra Civil Nigeriana por un mercenario. La canción (que fue la última que Zevon tocó en vivo en el Late show with David Letterman de 2003) fue coescrita con David Lindell, un personaje que nuestro héroe conoció en un bar sórdido de España.

Y podríamos estar toda una tarde tarareando esos encantadores coros de chicas en el tema "Excitable boy", claro. Canchera, con lujitos aquí y allá, la canción pasará a la historia como otro standard de Zevon. 

Pero si de clásicos hablamos, a continuación tenemos "Werewolves of London". ¡No hay que ser demasiado sagaces para escuchar aquí  a la "hermanita mayor" de "Lobo hombre en París" de los españoles La Unión! Al sentido del humor que maneja la canción ("I saw a werewolf drinking a piña colada at Trader Vic's, his hair was perfect!") hay que sumarle, desde ya, esos aulliditos de hombre lobo tierno ("Ah uhhhh") de Warren, que le dan el toque memorable. Para los fanáticos de los datos, en el track grabó la base rítmica de los Fleetwood Mac: John McVie y Mick Fleetwood. En realidad, todo el álbum se armó alrededor de la camaradería. El desfile de músicos- amigos incluye también a Jeff Porcaro, Linda Rondstat, Leland Sklar y los ya mencionados Jackson Browne y Waddy Wachtel, entre otros.

La segunda mitad no decae en calidad, con más clásicos como "Nightime in the Switching Yard" (de alta rotación en las FM de Buenos Aires a finales de los 70´s) y "Lawyers, Guns and Money".
 
"Excitable boy": un clásico de ese soft rock inteligente, sagaz y de buenos temas que nos gustaría escuchar todas las tardes en el bar ideal. 

miércoles, 11 de agosto de 2010

Discos: 666 (Aphrodite´s Child, 1971)

La gran gema oculta de la psicodelia progresiva, con Vangelis y Demis Roussos entre sus filas. 

Cuando uno bucea en las profundidades, puede encontrarse con tesoros como éste. Por lejos, el disco de rock más impresionante que escuchamos en Ultravivido en los últimos años. 

Para evitar extendernos demasiado en la historia (que recomendamos fervientemente ampliar) diremos que Aphrodite´s Child fue una banda de rock progresivo formada en Grecia en 1967 por Vangelis Papathanassiou en teclados, Demis Roussos en bajo y voces, Loukas Sideras en batería y voces y Anargyros "Silver" Koulouris en guitarras. Sí, leyeron bien. Una banda de rock con Vangelis y Demis Roussos en sus filas. ¿Un disparate? Escuchen lo que tenían en su febril cabeza estos señores a comienzos de los 70.

De Grecia a París

Luego de grabar un par de temas para Phillips como "Vangelis and his orchestra", la compañía le sugirió al grupo probar suerte en Inglaterra. Corría 1967 y la instalación de un gobierno militar en Grecia apuró el exilio, aunque la falta de un permiso de trabajo le impidió al grupo llegar a Inglaterra y tuvo que recalar en París, donde presenció los sucesos del Mayo Francés del 68. Recién en Francia (y contrato con Mercury Records mediante) pasaron a llamarse Aphrodite´s Child, nombre bajo el cual grabaron su primer single ("Rain and tears"), que resultó exitoso allí  y en otros países europeos.

Tan bizarra es la historia, que el grupo llegó a registrar -en enero de 1969- un simple en italiano para el Festival de San Remo, que nunca llegó a publicarse. Para entonces ya habían grabado un primer álbum ("End of the world") y preparaban un segundo lp ("It´s five o´clock") en los estudios Trident de Londres. Ambos, discos de un pop psicodélico, por momentos comercial (piensen en un Procol Harum acomodado al sonido de los festivales europeos) y por otros ácido, levemente volado.  

Pero aún con esos toques de locura, nada haría prever lo que vendría.

La hora de la bestia

Luego de una gira por Europa (sin Vangelis) la banda se reagrupó con su líder a finales de 1970 en París para encarar la grabación de un ambicioso doble álbum de estudio.

La idea de Vangelis (con la que sus compañeros disintieron, queriendo mantener el formato "pop" que hasta ahí les había reportado éxito) fue llevar la música del grupo en otra dirección. En lo concreto, los planes comprendían el armado de un álbum conceptual que releyera (a la luz de la cultura de los 60´s) el Libro de las Revelaciones, o sea, el Apocalipsis.

Para ello recurrieron a Costas Ferris, un letrista griego que escribió los textos para el álbum, creando un espectáculo circense ficticio que terminaría luchando con el verdadero Fin del Mundo. Muchas de las letras del álbum pueden desde la ironía y el sarcasmo, tomando citas de la cultura de los 60´s,  incluído el Sgt. Pepper Beatle. Es cierto, todo esto que contamos puede resultar desalentador para muchos en la previa a escuchar el disco. Pero basta darle "play" al cd para que todas las objeciones se desvanezcan, y esta impresionante música hable por sí misma.

Finalmente editado a comienzos de 1972 (la compañía retuvo el disco por desaveniencias con su contenido) a "666" le queda muy chica la categoría de "Progresivo".

Lo que aquí tenemos es Psicodelia en su máximo esplendor. Art- rock superior. Un monumento de ideas musicales llevadas adelante con una libertad asombrosa. Un disco expansivo, que combina temas estructurados con largos pasajes derivativos, de plena experimentación. Lo que se dice, un verdadero Viaje.

El primer tramo de "666" (tracks 1 al 7) es especialmente asombroso. Cuesta creer que alguna vez un grupo de rock haya sido capaz de hacer estas cosas en un estudio. "Babylon" cabalga en guitarras acústicas y trompetas a la Sgt. Pepper. Le sigue la relajación al piano de "Loud loud loud", con esos impresionantes coros que susurran detrás de la voz femenina: primera idea musical sorprendente. El clima queda suspendido para darle paso a "The four horsemen", donde salvajes golpes de batería introducen el estribillo, una y otra vez hasta desembocar en un final largo, in crescendo, puro torbellino. Segundo momento de éxtasis musical (en un álbum que recién está comenzando).

"The lamb" combina cítaras y voces de inspiración medioriental con una percusión nerviosa, cambiante, que anticipa conceptos del remix y del dub. Un nuevo clima misterioso (todos los temas están enganchados) nos introduce en "Aegian sea", un oasis de música plena donde el universo parece flotar. La  orden indica ¡subir el volumen! y la banda estalla y vuelve a levitar. Otro momento maravilloso de "666".

Por momentos monolítico, por otros entrando en terrenos risueños; portentoso pero sin solemnidades. Una experimentación en la búsqueda de música profunda y poderosa.

La segunda parte de "666" presenta mayor continuidad, sin tanta separación entre temas y con varios momentos también sorprendentes: la larga zapada "Altamont", la percusiva y alucinatoria "The wedding of the Lamb" y los coros explícitamente orgásmicos -por los que el disco quiso ser censurado- de "Infinite symbol".Casi 20 años antes que Prince y Madonna.

Pero no vamos a revelar todos los secretos y maravillas de esta música. Eso lo dejamos para los nuevos oyentes de esta gema de 1971. Así que ¡buen viaje amigos Ultravividos!

Discografía Aphrodite´s Child

# End of the world, febrero 1968
# It´s five o´clock, enero 1970
# 666, junio 1972.

martes, 10 de agosto de 2010

Scott Walker: ese hombre extraño

Anoche, en el ciclo Rock is my Radar de I-SAT, "Scott Walker: 30 century man" (Stephen Kijak, 2006).

Algunos comentarios:

- Puntos fuertes del doc: el desfile de "músicos-fans" termina siendo convincente por cantidad de figuritas: desde Richard Hawley hasta Sting, de Damon Albarn a Utte Lemper, pasando por Jarvis Cocker y los Radiohead.

- Me gustó que cada uno que opina esté escuchando la música en ése momento. Un documental que rescata la paciencia de Escuchar.

- Buenas frases (I): Johnny Marr (parece un chabón de pub, irreconocible): "la gente no tiene idea lo importante que fue el sonido de los discos de Phillips en los 60´s para definir lo que era Inglaterra: brumosos, lúgubres. Eran tan importantes como "Day tripper" (se refiere, entre otros, a los discos de los Walker Brothers editados por ése sello). 

Un (posible) resumen de la carrera de Scott:

1) Forma parte de los Walker Brothers (donde nadie era hermano de nadie ni se apellidaba Walker). No cantaba, pero después empezó a cantar. Exito total en Inglaterra (eran americanos). Actuaciones en TV (las chicas morían por Scott especialmente). Tapas de todos los diarios ("Tuvimos Beatles, tuvimos Stones, ahora tenemos a los Walker Bros").  

2) Empiezan las diferencias y aparece el Scott huraño, existencialista, que declara cosas raras para un grupo pop como "quiero estar solo", etc. Y se corta solo, nomás. Editada los tres primeros solistas (I, II y III) con éxito y el fantasma de Jacques Brel a cuestas (es genial el productor que subestima toda la cosa maldita y existencialista de Brel, en favor de las primeras canciones de Scott).

Cuando llega el turno de Scott 4 (1969, planteada con justicia como la obra maestra de aquel período) ya todas las canciones eran de él. Y misteriosamente (éste episodio parece ser el eje central de toda la carrera de Walker) el disco no tiene éxito, se pierde y nadie entiende por qué. El que se pierde en las brumas, en realidad, es Scott, que desaparece de escena y pasa al retiro. 30 años después un periodista idiota le pregunta qué hubiera pasado si "Scott 4" tenía éxito.

3) Empieza a grabar discos que ahora son objetos de culto inconseguibles ("Any day now", "Strecht", "We had it all") que él mismo nunca quiso reeditar. Vuelve fugazmente en el 76 con los Walker Brothers y otra vez a la cucha. Edita un disco cada 10 años, más o menos: "Nite flights" (con los WB), "Climate of hunter"en el 84. Entra en el período de su música más vanguardista e inclasificable: "Tilt" (1995) y "The drift" (2006) y se arma la imagen de artista de culto. Tras años de ostracismo, un día se deja ver y ahí lo tenemos en pantalla.

- Buenas frases (II): Habla Eno. Lo muestran escuchando un fragmento de "Nite flights" y el tipo dice "esto es humillante". Y agrega una frase que- entendemos- aplica también a Scott: "hoy por hoy sigo escuchando grupos que se parecen a Roxy Music o a Talking Heads, pero nadie logra superar eso. Es una tragedia".

- Es cierto, el documental maneja un clima de reverencia que puede fastidiar un poco. Hay opiniones que caen directamente en el snobismo (los editores de Inrocks siempre dando la nota) pero es el propio testimonio de Walker (serio pero desapegado) el que balancea todo. Otro dato que desarticula su imagen de culto es verlo cagándose de risa en el estudio, mientras ensaya esos ruidos espantosos con caños y reses de carne en la grabación de "The drift". Y el arreglador de cuerdas, que explica todo el sistema Walker en dos líneas: "usa el límite del acorde y la disonancia y le agrega muchísimas cuerdas y ruidos". Buenísimo: cómo desactivar la bomba del culto en dos renglones.

Ultimas dos:
- Ya en el período avant garde de "Tilt" los periodistas franceses le dicen que "ya no hay canción", a lo que Scott responde "yo sigo pensando en canciones".
- Cada vez se entiende menos qué hizo Walker produciendo a PULP.

lunes, 9 de agosto de 2010

Reviews: Nightwork (Scissor Sisters, 2010)

La pregunta es ¿qué hacemos con los Scissor Sisters? ¿Los damos por perdidos ya, o queda alguna esperanza de que retomen  su mejor forma? 

Cuando aparecieron, en 2004, una llamita de renacimiento pop se encendió con ellos. Un grupo bizarro y bailable, pero con temazos y buenas ideas. Bee Gees + Earth Wind and Fire + Prince + Elton John. todo en el mismo combo. Su primer disco (el homónimo "Scissor Sisters") estaba plagado de grandes momentos pop ("Take your mama", "Comfortably numb", "Laura", la eltonjohniana "Mary") y otros- sí- con un pie en la tradición bailable más ordinaria.

Con "Tah-Dah", editado en 06, el grupo comenzó un prematuro ejercicio de su propio estilo, abandonando la búsqueda y el riesgo, aún dentro del formato pop al que aspiran. Compositivamente, además, ese segundo disco ya empezaba a mostrar baches. Por todo ello, parecería que "Nightwork" es decisivo para los newyorkinos que alguna vez arrasaron en Inglaterra. El álbum que podría mostrar a qué lugar pueden aspirar realmente. 

Producido por Stuart Price (responsable del renacimiento de Madonna post "American life") "Nightwork" es ante todo el manifiesto gay definitivo de los SS, ya sin ambigüedades dedicando todas las letras a hablar en clave de cultura gay.

En lo musical, el disco tiene demasiados de esos momentos "vulgares" a los que hacíamos mención más arriba y poca tela (nueva) para cortar. Están los momentos donde el grupo parece en piloto automático con respecto a su propio canon ("Fire with fire", "Any witch way","Harder you get") y unos pocos temas que traen cierto oxígeno: "Invisible light" (el track final) maneja oscuros climas synth pop en tonos menores, mientras que "Whole new way" es un funk irresistible, de esos que el grupo ya maneja "de manual". "Skin tight" es ambigua, melancólica en su pulso bailable y "Sex and violence" nos alivia del falsetto casi omnipresente de Jake Shears.

Pero parece bastante poco para hablar de una resurrección de los Scissors.

Reviews: The suburbs (Arcade Fire, 2010)

En algún punto los Arcade Fire cargan con el hype de ser la nueva "Gran Banda" post- Radiohead. Un estigma que comparten con  los británicos Muse y que hace posar los ojos de crítica y  público sobre ambas bandas de manera especial. Tal vez, con demasiadas expectativas.

Tras dos discos aclamados por la prensa especializada, los canadienses acaban de lanzar su esperadísimo tercer álbum, el conceptual "The suburbs": una reflexión sobre la vida en los márgenes de las grandes ciudades, o más generalmente, sobre los problemas que la modernidad nos impone.

En lo musical, nada nuevo bajo el sol: la banda de Win Butler reproduce en The suburbs los clichés teatrales que tantos réditos le dieron hasta aquí. Por esa pomposidad es que tantos pretenden ver en Arcade Fire una banda de rock que se toma a sí misma seriamente, lejos de las fluctuaciones "superficiales" de la producción musical propia de la "era internet". Pero sin querer ir tan lejos, ese barroqusimo habla- a esta altura- de un rasgo de estilo de los AF: una pomposidad que sofoca su música, creando un halo de (falsa) profundidad que oculta, muchas veces, la notable falta de sustancia (armónica, compositiva) de sus canciones.

Eso que ya amenazaba con hundir en el tedio varios pasajes de sus primeros dos álbumes, se hace evidente en The suburbs: un disco que aburre en exceso a poco de empezar (en un setlist de 16 canciones y 64 minutos).

Si bien el tema que da nombre al disco intenta deslizarse a terrenos más pop y livianos, los mismos defectos de siempre empiezan a recargar la escucha a la altura de "Modern man" y "Rococo". La sumatoria de cuerdas a la voz dramática de Butler resulta repetitiva y los crescendos orquestales cansan -como siempre- después de un rato.

Sin embargo, hay que reconocer que el grupo suele encontrar - cada tanto- algún tesoro en los márgenes, buceando en el arreglo o el ataque sorpresivo de sus temas. Esa búsqueda los hace producir dos o tres buenos momentos por álbum, y en este caso sobresalen la energética "Empty room", la bella "We used to wait" o los aires synth pop de "Sprawl II (mountains beyond mountains)". Pequeños oasis de música donde el grupo se olvida de querer sonar- todo el tiempo- mesiánico e imponente.

Por lo demás, las reviews blogueras y en medios especializados son apabullantemente favorables y ya colocan a The suburbs entre los mejores discos del año.

viernes, 6 de agosto de 2010

Discos: Rock ´n´roll (The Cynics, 1989)

Alguna vez en Ultravivido hablamos -algo someramente, es cierto- del garage rock americano de los 60´s. 

Ahora bien, a comienzos de los años 80 (más precisamente en 1983) se formaba en Pittsburgh, Pennsylvannia, una banda que se encargaría de levantar las banderas de reivindicación de aquel género. Estamos hablando, por supuesto de The Cynics.  

Tras varios cambios de formación, la banda capitaneada por el guitarrista Gregg Kostelich y el incendiario cantante Michael Kastelic llegó a su tercer y - para nosotros- mejor disco. Grabado en 1989, "Rock ´n´roll" funciona como una síntesis de lo que mejor saben hacer los Cynics: abordar con prestancia, efectividad y una buena cuota de sudor el cánon del rock de garage.

¿Y qué mejor que levantar la temperatura del viernes, subiendo el volumen ya desde el comienzo con el clásico "Baby what´s wrong"? Simpleza de estructura, economía de elementos y una melodía memorable. Otro clásico de los conciertos de The Cynics, "Way it´s gonna be" incorpora el entrañable Hammond característico del sonido garage 60´s, en un doblete inicial soberbio. 

Pero no todo queda ahí. "Girl, you´re on my mind" y "Get my way" forman tándem para mantener la energía con buenos coros pendencieros. 

Tras el intermezzo climático de "Tears are coming" la banda empieza a liquidar el pleito con otros dos puntos altos: "You got the love" y el mid tempo "Close to me", para desembocar en la melodiosa "Now I´m alone" y sus arpegios inspirados. Gema final: "What you get", alocada, imparable, como un coche a 200km/h y sin frenos. 

Y los Cynics siguen girando por el mundo. Panderetas, marimbas, percusiones varias suelen desfilar por las manos de Michael Kastelic. ¡El repertorio clásico de un rock and roll dirigido a electrificar tu cuerpo!
  
Bonus track
Para los melómanos de ley, el sello perteneciente al grupo, Get hip Recordings, editó este año "Rock ´n ´roll" en vinilo de 180 gramos. Lo acompaña un poster a todo color.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Discos: Moon Safari (AIR, 1998)

By No Flash

Nos situamos: Versailes, Paris.
Dúo: Dunckel - Godin.
Nombre: AIR
Año: 1998

Nunca tan bien puesto el nombre a una banda: AIR.

Y Moon Safari, un disco con una corriente de aire permanente. Una fusión de sonidos oscuros, sensuales, efectos hi-fi, acuáticos, planetarios, ligados por las corrientes de pista de baile, melodías glamorosas de la música francesa de los años 60, música de películas de los 70...

En fin, una gran fondue a degustar.

La Femme d'Argent
Amanecer de un día soleado. Murmullos, percusión, teclados, el inicio de un paseo atemporal.

Sexy Boy
El Hit. Sus melodías sonarán en tus oídos lo que reste del día. Una base de una incipiente fuerza a lo largo de todo el track. Voces femeninas sensuales te acompañarán. Subí que te llevo.

All I Need
En los primeros 5sec (tintorería francesa!) su comienzo promete Lo que No Vendrá. Un punteo "tántrico" envuelto por la voz de Beth Hirsch. Una canción minimal.

Kelly Watch the Stars
Y sí...si alguna vez se podría caer en la playa con un par de amigos en una noche absolutamente estrellada,  éste es el tema: base rítmica, sonidos espaciales. ¡Que bien hacen los sintetizadores!

Talismán
Estimo que el gran talismán de este track es todo lo que se puede decir sin decirlo: ausencia de la voz....la canción instrumental, climática.

Recordar
¿Canción tecnológica? ¿HiFi? Las voces no son voces, sino efectos digitales y más efectos y más....y cuántos van....el camino a una luz hipnótica. La digitalización de una gran canción.

You Make It Easy
¡Un chapuzón no es caída! Otra vez Beth Hirsch, quien hace de una bossa una canción de cuna. Los acordes del puente invitan a su voz a ponerle el moño. Sencillamente grandiosa.

Ce Matin La
Bienvenidos a los vientos, y el aire vuelve a correr.

New Star in the Sky (Chanson Pour Solal)
En este caso convierten los tonos y colores oscuros en una luz inconstante. Un track atmosférico, un trip tempo glamoroso.

Le Voyage de Penélope
Nunca las despedidas son agradables. El fin de un viaje incierto y discreto. El dúo no se queda sin los últimos riffs de guitarra, que demuestran que se puede hacer música al palo sin romper nada.

Una pena que haya discos como éste, globalizados dentro del bastardeado chillout. Hoy por hoy, un auténtico clásico.

martes, 3 de agosto de 2010

Live forever: qué fue del Brit Pop














  

Anoche vi Live Forever: the rise and fall of Brit Pop (2003). Un documental de John Docker que ayuda a poner las cosas en perspectiva con respecto al Brit Pop de los 90. 

Algunas ideas sueltas:

1) ¿Qué venía pasando antes? El pop británico estaba comenzando la década de manera horrible. Para 1990, 1991, todo en los charts era Phil Collins o Simply Red. La llamita de la esperanza la había encendido Stone Roses, pero según un testimonio del documental, cuando tuvieron todo para dar el gran paso, "se cagaron". Sin embargo, algo quedó de esa mística de "fiesta comunitaria", en conjunción con la nueva droga de entonces, el Extasis.

2) ¿Qué fue el Brit pop? (según Docker). Un fenómeno - valga la redundancia- muy británico, que tuvo que ver, por un lado, con un cambio de aire político- socio-musical, luego del asfixiante período conservador encabezado por Thatcher. Por el otro, el Brit Pop motorizó las ganas de la juventud de dejar de depender de Estados Unidos en materia de "entretenimiento". En este sentido, fue un estallido combinado de música/ diseño/ lugares sociales/ drogas para decir "somos Inglaterra ¿qué hacemos que no tomamos la delantera otra vez?". Desde el Tercer Mundo, difícilmente hayamos podido captar el fenómeno, más allá de intuir el aire fresco que traía en lo musical. De todo lo demás nos quedamos -lógicamente- afuera.

3) It´s politics, idiot. La política se apoyó y utilizó (según se muestra en el famoso encuentro Noel Galllagher- Tony Blair) a los rockeros emergentes para sintonizar con el cambio que proponía el New Labour. La "Cool Britannia" no puede pensarse sin el fenómeno Tony Blair, al que los rockeros, a su vez, masivamente apoyaron.

4) Oasis vs. Blur. El documental se obnubila con Oasis (los monos de clase trabajadora de Manchester) y Blur (los chicos de clase media inteligentes) y centra en ellos dos casi todo el fenómeno Brit pop. Salvo por el testimonio de Jarvis Cocker, deja afuera a varias bandas que fueron parte del movimiento (ausente sin aviso: Suede). Tal vez haya sido como lo cuenta el documental: dos bandas "insignia" y el resto jugando por el tercer puesto.

5) Es interesante la palabra de 3D, de Massive Attack, dejando claro que ellos se sentían totalmente en otra con respecto al Brit Pop cholulo y masivo de Oasis vs. Blur.

6) El poder de los medios. La "guerra" Oasis vs. Blur fue un invento de la NME (que a Damon Albarn lo afectó muy mal, al parecer: lo gastaban por la calle, a la salida del pub, por haber "perdido" a mano de los grasas de Oasis). NME inventó todo y las bandas "cayeron" en la falsa disputa. En este sentido, el documental muestra muy bien el nuevo momento mediático/ globalizado y el comienzo (tal vez) de la era de los "hypes" fugaces. Ahora bien: es increíble ver las imágenes de la gente agolpándose en las puertas de Virgin o HMV en el 95 para conseguir a primera hora el nuevo single de ambas bandas. Maniobra de marketing aparte, la cosa tomó estado público.

7) En ese sentido, lo que muestra el documental es que la revalorización del Brit Pop fue para Inglaterra una causa nacional. Cuesta creerlo desde nuestra realidad local argentina (donde el pop jamás llegó a tal estado de gracia) pero la disputa trascendió lo artístico y se instaló en lo social. Los grupos de rock aparecían en los noticieros, la gente se peleaba por uno o por otro y Tony Blair se vio prácticamente obligado a posar para la Vanity Fair después que lo hicieran Oasis y Blur.

8) Y es que Inglaterra volvió a estar- por escasos 15 minutos- en la cresta de la ola. Alguien cita el caso "Trainspotting": una película sobre drogadictos y desocupación en Glasgow financiada por Estados Unidos. Algo impensado años atrás.

9) Drogas de los 90 en Inglaterra: cocaína y extasis. 

10) Una frase: Inglaterra (aunque sea de reojo) siempre está mirando lo que hace Estados Unidos en materia musical. En cambio los americanos ni los registran. ¿Será así en otros órdenes también? 

11) Otra frase: "el brit pop se terminó con el tercero de Oasis" (se refieren a "Be here now"). Parece que fue una gran decepcion nacional, ya que todas las fichas estaban puestas en ellos. Todavia los estan puteando por ese disco.

12) La imagen final que deja el documental, por ende, es la de un fenómeno muy local, muy al interior de Inglaterra. Que estaba haciendo su propia renovación interna, y con ganas de volver a mostrarse orgullosos al mundo pop, después de años de intrascendencia y dominio a manos de los americanos.

Lo que queda abierto es el debate más estrictamente "musical", por así llamarlo. Qué quedó en el "debe" y el "haber" de aquellos locos años en el Reino Unido. Motivo, tal vez, de otro post.