miércoles, 29 de abril de 2009

Top Fives: 5 copas llenas de jazz


The sidewinder, Lee Morgan (1963)
Canchero, con groove, imparable. EL disco de jazz para una fiesta con humo y vasos que chocan.




The black saint and the sinner lady, Charles Mingus (1963)
Una pieza incomparable, un ballet lunático para alta transnoche.






At the Blackhawk, Shelly Manne & His Men (1959)
En vivo, son cuatro volúmenes. Ampliamente recomendado.





Broken wing (serie Jazz in Paris/ Gitanes), Chet Baker (1978)
Un Baker tocando en la estratósfera. Grabaciones que originalmente sólo salieron en vinilo, en el ´78.




Miles Smiles, Miles Davis Quintet (1965)
El mejor disco del mejor quinteto de Mr. Davis.

viernes, 24 de abril de 2009

Le doy repeat, otra vez, a varias canciones de The Pains of Being Pure at Heart (2009). Las vuelvo a poner. Hay algo excitante en dos cosas:
1) la energía global, contenida y maravillosa 2) el hilado fino/ la resolución de las melodías.

Subo el volumen en Come saturday. Me excito. Me entusiasmo. ¿Al fin un grupo con buenos temas de verdad?

Pero algo en el sistema de alarma del sujeto pos- posmoderno que llevo adentro me hace dudar. La duda siempre un poco cínica. La pose descreída. ¿Tengo argumentos para descreer? ¿De donde viene la duda? Tal vez de la increíble capacidad (de estos chicos, como de muchos otros grupos cosecha actual) para amalgamar/ ensamblar/ asimilar datos de la cultura rock que nos antecedió. Está tan bien lo que suena, que da que pensar...¡Estamos siendo cínicos otra vez!

* * *
En The Pains...se escucha de todo un poco. Mucho de noise y noise pop de los tempranos 90´s (Pale Saints, Jesus & Mary Chain, etc.). En una licuadora perfecta, que borra las huellas y nos deja pensando.

"¿Serán buenos?" "¿O serán otra copia degradé y licuada de citas sin nada para decir?".

lunes, 20 de abril de 2009

Discos: Candleland (Ian McCulloch, 1989)

Dos pérdidas importantes influyeron en la música y las letras del primer álbum solista de Ian McCulloch, luego de la separación de los Echo and The Bunnymen

Por un lado, la muerte de su padre (a quien dedicó "Candleland") y por el otro la del baterista de los Bunnymen, Pete de Freitas. Estas pérdidas, sumadas a la separación de la gran banda de Liverpool enmarcaron el fin de una etapa.

En este contexto, el cantante inició una carrera solista que retomaría esporádicamente en los 90´s y que más adelante (ya en los 00´s) alternaría con la vuelta a las giras y los discos de su banda de toda la vida.

Musicalmente, "Candleland" dibuja un paisaje de tonos grises como los de su portada. Aunque de interiores cálidos, entrañables. La instrumentación aquí es austera y funcional, con capas de teclados, algunas guitarras y una intermitencia entre baterías orgánicas y unas pocas y oportunas máquinas. Y está, claro, la eterna "voz dorada" de McCulloch como estrella especial. Aunque lejos del registro lunático al frente de los Bunnymen; aquí su voz suena funcional a la melancolía que irradian las canciones.

Un pop otoñal, minimalista, entonces, define los temas. "The flickering wall" parece un rezago del último lp -hasta entonces- de los Bunnymen (1987) y "Proud to fall" es tristona y cantable. 

"The cape" y "Faith and healing" incorporan sutiles pulsos dance y "Candleland" (el tema) nos trae a una angelical Liz Fraser- de los Cocteau Twins- en coros. Una canción perfecta. En la segunda mitad el disco se pone todavía más melancólico con el vals "I know you well" (cuerdas incluidas) y el responso/ deseo de un recomienzo que  trae "Start again".

Fiel a su título, este "Candleland" sigue alumbrando detrás de las ventanas en noches otoñales. Diez canciones curativas que se cuelan a la perfección en tardes de introspección y melancolía.

La carrera solista de McCulloch
Candleland (1989)- Mysterio (1992)- Slideling (2003).

miércoles, 1 de abril de 2009

Otoño y discos nuevos (II)

Phoenix, Wolfgang Amadeus Phoenix

Hay movimientos expansivos, que tienden hacia la saturación del audio. Y otros que parecen recogerse sobre sí mismos, hacia un impresionismo sonoro. Los franceses de Phoenix pertenecen a esta última camada. Delicados y elegantes.

Por otra parte, la suya parece una música de laboratorio. Se hace muy difícil, por momentos, imaginar sus canciones, o directamente la performance del grupo, en vivo. Suenan precisos en la fórmula: esto es, en los elementos constitutivos, en las dosis y sus combinaciones.

Todo se presenta en un agradable equilibrio, que sin embargo tiene su Talón de Aquiles: por momentos, Phoenix se ubica en un plano de abstracción tan "frío" que sus canciones parecen no pertenecer a ningún tiempo ni espacio. Y hasta parece faltarles algo de garra. Esa sensación puede hermanarse- por momentos- con cierto aburrimiento en la escucha.

Con su tercer disco, "It´s never been like that" (2006) alcanzaron, creo, la perfección de la fórmula (instrumentación mínima, ritmos maquinales, corazón cálido de melodías y guitarras). Sin demasiados riesgos, es cierto, pero precisos, armaron un disco de principio a fin transitable.

Lo nuevo de los franceses los encuentra con buenos momentos (la tríada inicial compuesta por "Lisztomania"/ "1901" y "Fences" está muy bien)y otros tramos donde -por lo que decíamos- la fórmula se cae un poquito por su propio peso. Quizás un leve exceso de edulcorante (algo similar a lo que les pasó a los Royksopp en "Junior", también cosecha 09).

Se extrañan canciones un poco más sueltas como "Too young" (2000). (5/10)

Otoño y discos nuevos

Acá van algunos discos que estuve picando. Todos cosecha reciente (otoño ´09).


Dark was the night (varios)
Este disco doble reúne 31 temas inéditos de diversos artistas, en ocasión de celebrarse el Día Mundial del HIV/SIDA. La idea de Dark was the night cobró forma hace tres años, a partir de una charla casual entre Aaron y Bryce Dessner (de The National)y John Carlin, de la fundación Red Hot. Hay versiones de temas clásicos y canciones nuevas. Desfilan, entre otros, Feist, Arcade Fire, Bon Iver, Sufjan Stevens, Yo la Tengo y Cat Power. El tono general del disco es reposado, contemplativo. Ideal para este otoño. (6/10)


Starsailor, All the plans
A los Starsailor no le pedimos la gran revolución, pero siempre se puede esperar de ellos al menos un par de buenos temas por disco. "All the plans" se cae un poquito hacia la mitad, con demasiadas baladas, sin embargo. En este sentido, el disco vuelve a las fuentes de sus primeros trabajos. "Tell me it´s not over" y "All the plans" son hits instantáneos. Me gusta "The Thames". (5.5/10)

The Rifles, The great escape
Sí, como aquel disco de Blur. Los Rifles parecen ser de esas bandas preocupadas por recuperar el instinto brit por las melodías y las canciones. Prolijos, nada del otro mundo, logran sin embargo un segundo disco parejo y escuchable. Lo mejor de "The great..." está en el primer tramo de canciones, cuando el grupo trabaja sobre ritmos altos. Buenos coros y armonias. (6/10)

Yeah Yeah Yeahs, It´s blitz
A esta altura, ya no se sabe muy bien hacia donde quiere ir el grupo de Karen O. El comentario no es peyorativo, al contrario. Hasta acá sorprendieron de disco a disco con cambios que siempre los dejaron con aire (me gusta mucho el segundo trabajo de ellos, "Show your bones": es el más redondo). En "It´s blitz" coquetean con la electrónica, pero también se animan a dejar todo en un stand by peligroso (por ausencia de ruido, el lenguaje natural de los newyorkinos)y se entregan a algunas baladas que suspenden todo en el aire. Y dejan desnuda la bellísima voz de Karen copando la escena. Como si disco a disco fueran perdiendo el miedo a sonar despojados (6/10)