miércoles, 30 de diciembre de 2009

Los mejores de 2009

Acá van mis discos favoritos del 2009, sin orden especial 


1) Bat for Lashes, Two suns (Mute)
Entre la mejor herencia de Kate Bush y el aura extrañada de Tori Amos (estética incluida) encuentra su registro la británica Natasha Khan, alias Bat for Lashes. "Two suns", su segundo disco a la fecha, aportó su granito de arena para esa camada de "twisted girls" (Fever Ray, St. Vincent) que en 2009 grabó algunos de los mejores discos del año. Musicalmente, Two suns es un disco de aires sinfónicos, lento y paciente. Pero la recompensa vale la pena. "Daniel" (con sus coros herederos de las Fleetwood Mac Stevie Nicks y Christine Mc Vie) está entre los mejores temas del año, mientras que "Peace of mind" nos trae inesperados aires gospel. También hay algo de aires grandilocuentes y emo- teatrales ("Siren song") y misteriosos y siempre interesantes juegos de voces a lo largo de todos los tracks. A la altura de "Good love" la ensoñación es absoluta y sólo resta dejarnos llevar hasta el final.

2) Depeche Mode, Sounds of the universe (Mute)
La  burbuja sonora de DM desembarcó en 2009 con un único y simple mensaje para las nuevas generaciones: "podés tener la onda, podés tener el look y la producción para sonar de tal o cual manera, pero si no tenés buenos temas, nada serás". Sounds of the universe no es otra cosa que la materialización de esa enseñanza. Munidos de los viejos trucos modernos de siempre, Gahan, Gore y cía. entregaron otro soberbio e inesperado set que cubre el Sonido del Universo tal cual lo han concebido desde siempre estos papás del synth pop. No surprises at all. Sólo el mismo material de siempre, insistente, casi obsesivo. Pero montado sobre un puñado de momentos memorables: "Fragile tension", "In chains", "Peace", "Wrong", "In sympathy". Con eso alcanza y sobra.

3) Fever Ray, Fever Ray (Mute US)
A la manera de un lado B de su grupo The Knife, la sueca Karin Dreijer Andersson armó el proyecto Fever Ray y grabó uno de los grandes discos del año (sino el mejor). Fever Ray retoma allí donde el dark dejó de incursionar en su momento: la mixtura entre ambientes opresivos y nocturnos combinados con ritmos reptantes y registros herederos del dub. Pero esta maravilla sonora es mucho más que eso. El registro vocal de Karin es estremecedor y llega a lugares inexplorados. Junto con la música (un soundtrack de cristalería, llanuras secas y cielos oscuros) construye un lugar al que nunca accederemos. "When I grow up", "Seven", "Triangle walks" son enormes hallazgos musicales dentro de un disco lento y climático que envuelve a medida que avanza.

4) Seeland, Tomorrow today (LOAF)
Este Tomorrovw today, de los ingleses Seeland (ex miembros de Plone y Broadcast) se cuela amablemente en los auriculares y proporciona un rato de placer y felicidad. ¿Qué más se le puede pedir a la música en estos tiempos oscuros y reñidos? Yo lo definiría como synth pop de cámara: pequeños ejercicios rítmicos de neto corte pop y ambiente de laboratorio. Hay placer en los ritmos y también en esos detallecitos aquí y allá. La alegría melódica hace acordar un poco a los Kings of Convenience, mientras que "Captured" y su optimismo está entre los temas del año y "Library" se transformará en una canción para todos los otoños. Un disco sin complejos, pura música. 

5) Prefab Sprout, Let´s change the world with music (Sony)
En el arbolito de Navidad de todos los que aman la música debería venir de regalo este Let´s change the world with music, del legendario Paddy Mc Aloon y sus Prefab Sprout. Editado 17 años después (fue rechazado por la compañía grabadora en 1992) se trata del disco más anacrónico y encantador de este 2009. Toda la felicidad de grabar y escuchar música esta aquí: puro sonido, puro audio y puro arte. Y es que debajo de esas capas de teclados (que sólo en un principio parecen saturar por su exceso de estilización) aparecen- en sucesivas escuchas- esos grandes temas hechos a la vieja usanza. Se le suman sonidos encantadores de trompetas asordinadas, tecladitos navideños y un arsenal de arreglos sofisticados. Trabajo de orfebre para una música sin tiempo. Por todo ello, Let´s change...es "el disco burbuja" del año. Sólo resta poner "I love music", subir el volumen y brindar con las copas en alto.

6) Leonard Cohen, Live in London (Sony)
Podríamos hablar largo y tendido, o simplemente decir que el sólo hecho de que este señor de 75 años haya vuelto a poner su voz en un disco alcanza y sobra para constituir uno de los acontecimientos del año. Así que sólo vamos a decir esto último. Y que nunca, jamás, estará demás revisitar clásicos como "Who by fire", "Tower of song" o "Bird on the wire", para nombrar sólo algunas de esas canciones inoxidables de un viejo orfebre y poeta, tan actual y necesario como nunca. 

7) Eels, Hombre Lobo: 12 songs of desire (Vagrant Records)
El disco más nervioso, valvular y sincero del año merece un lugar en el podio de los mejores. Bajo su aparente inocencia de cordero se esconde la ferocidad de este Lobo Estepario que ensaya una y otra variante sobre el Deseo, ya sea carnal, romántico o platónico. El resultado es un adictivo recorrido bipolar de 12 canciones de verdadero lo- fi, no tanto como gesto retro o incapacidad modernizadora, sino como escenario lógico para una música que tiene que sonar así para canalizar su sentimiento. Entre ZZ Top, el Beck más reposado y ese toque único y lunático de Mark Everett. 

8) Yo la Tengo, Popular songs (Matador Records) 
Demasiado ecléctico. Demasiado "cita erudita" de sus fuentes. Todo lo que quieran, pero Popular songs es un disco 100% disfrutable, de principio a fin. Cuando casi nadie lo esperaba de un grupo con 25 años de trayectoria, los neoyorkinos entregaron un disco plagado de buenos momentos. Hay de todo aquí: desde psicodelia arrastrada ("Here to fall") funk nerd ("Periodically double or triple") noise/ fuzz pop adolescente ("Nothing to hide") y alguna que otra bonita canción otoñal. Para el final, tres temas de más de media hora en total que le suman una cuota de experimentación y derivación a un disco que ya de por sí podría haber cerrado muy bien. 


9) The Pains of Being Pure at Heart, The Pains of Being Pure at Heart (Slumberland Records)
¿De dónde proviene la felicidad de esta música? ¿De una especie de disco rígido de nuestra memoria más noise y etérea? Definitivamente, los neoyorkinos The Pains of Being Pure at Heart tocaron una fibra que teníamos oculta hace tiempo: esa que conecta la mejor música de cuevas melómanas con artilugios pop y vibración inmediata. Su disco debut es una descarga simple y lineal de electricidad, melodías herederas de My Bloody Valentine/ Jesus & Mary Chain y coros que se graban al instante en tu memoria emocional. "Contender" sienta las bases y "Come saturday" rankea allá alto entre los temas del año, repetido una y otra vez con el volumen bien alto, cosa de irradiar luz a lo largo de este sombrío 2009.

martes, 29 de diciembre de 2009

Soundtrack de hoy: Siren (1975)













Hace varias semanas que en el equipo suena Siren, el quinto disco de Roxy Music, editado en 1975.

Un disco que todavía muestra la potencia creativa de esa maquina demencial y sofisticada comandada por Ferry y Manzanera y el último gran disco de aquel período inicial (el cánon ineludible del grupo) completado por Roxy Music (1972) For your pleasure (1973) Stranded (1973) y Country life (1974).

Algún día posteramos una review acorde a esas gemas irrepetibles.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Top 10: discos navideños

Una lista con algunos discos para musicalizar la espera de Papá Noel y su trineo volador.

1- Beach Boys, Pet sounds (1966)
Dentro de un disco de clima general de villancico, destacan dos grandes momentos navideños: el mantra casi religioso de You still believe in me y el instrumental Let´s go away for a while. Para cantar esperando a Noel.

2- Illinois, Sufjan Stevens (2005)
La obra maestra del talentoso S.S ilumina con luz propia al pie del arbolito, tal vez imaginando navidades nevadas en su oriunda Michigan. Pasajes espirituales, orquestas que son fanfarrias y mucha música para esperar la Nochebuena.

3- Good old boys, Randy Newman (1974)
Para seguir con el periplo USA, cantamos unos temas de este gran disco de Randy, ya con alguna que otra copa encima la tardecita del 24, antes de que lleguen los invitados. (Guilty la dejamos para la resaca del 25).

4- Milt Jackson (and The Thelonious Monk Quintet) (1952)
Un poco de jazz con vibrafones para combinar con copas biseladas y Ginger Ale. A la altura de Lillie el clima ya está armado y sólo resta dejarlo correr.

5- Coles corner, Richard Hawley (2005)
El soundtrack navideño para el solitario empedernido, el que brinda con la mirada obnubilada entre guirnaldas y trineítos que se mecen. Copa en mano, también, para mirar por el balcón y no contestar  mensajitos de las 12.

6- Enlightenment, Van Morrison (1990)
Uno de los grandes discos olvidados del enorme Van. De la alegría un tanto melanco de Real real gone a los paisajes climáticos de "So quiet in here", la magia inatacta para esperar las campanadas.

7- Beauty, Ryuichi Sakamoto (1989)
¡Esta es la verdadera World Music! Divertido, paseador, una mirada que sobrevuela el mundo mientras esperamos la noche navideña.

8- Silent night: a Christmas jazz album, Chet Baker
La trompeta de Chet no puede estar ausente el 24 y el 25, porque ese sonido es en sí mismo la Navidad.


9- Cuckooland, Robert Wyatt (2003)
¡Wyatt es nuestro Papá Noel! Acá suenan tecladitos, sonidos de guirnaldas, lucecitas. Hasta un paseo parisino de noche.

10- Songs from Lonely Avenue, Brian Setzer Orchestra (2009)
Podríamos haber elegido los más obvios Christmas Extravaganza o Dig that Crazy Christmas, pero nos quedamos con el último de Mr. Setzer.



Bonus track: 
Christmas Cocktails, Ultra Lounge
Un clásico y un cantado, pero siempre rendidor. Para unas navidades con estilo & elegancia.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Soundtrack de hoy: The seduction of Claude Debussy (1999)













Día de lluvia y pensamientos europeos. Ciudades. Trenes de alta velocidad. Claude Debussy. Entre el chill out y la tecnificación sinfónica.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Soundtrack de hoy: Electr-o-pura (1995)













Yo la Tengo, Electr-o-pura (Matador Records, 1995)

Día nublado. Afuera, caos de tránsito y llovizna. Adentro, el trance eletr-o-puro de estas canciones. Pequeñas y diversas variaciones en torno a la electricidad.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Vinilo de hoy: Antonio Carlos Jobim














Una delicadeza. Para ir ambientando unas Navidades lounge.

"Por", el nuevo disco de Daniel Melero

Uno
Hay nuevo disco de Daniel Melero.

Como primera aproximación, yo escucho acá el universo cancionista sincero y sin complejos de Vaquero (2001) y la delicadeza de armado hasta el detalle de Rocío (1996).

Todo maquillado con sutiles toques "Babasónicos" en algunas guitarras y resoluciones armónicas. El disco, de hecho, está tocado por todos los BBS y producido por Diego Tuñón y Diego Rodríguez.

Eso en un máximo resumen. Ahora hablemos un poco de D. M.

Dos
Y hay que retroceder hasta Rocío, precisamente, para encontrar uno de los últimos rastros del artista todavía sin calzarse el autoasumido (y un tanto irónico, por cierto) traje de "clásico". Eso fue a la altura de Piano (1999), mientras que Después (04) ya funcionaba como una especie de "catálogo Melero" con lo mejor que DM siempre supo hacer: canciones (su costado menos alabado y a la larga, a la luz de los hechos, el más fructífero y perdurable) y su notable sagacidad para armar escenarios y ambientar con (dicho esto a su pesar) "buen gusto" sus propuestas estéticas. 

Tres
Y así llegamos a este "Por". Un pequeño disco de canciones donde Melero, sí, se sigue calzando el traje de clásico. En "Por la ventana" (un ejercicio de country-rock a la Carca) lo dice sin rodeos: "no es que esté de vuelta/ es que ya no quiero ir". Si la idea original de los productores era alejarlo de las computadoras, el proceso dio su fruto en la composición de canciones. En ese rubro, como siempre, el tiempo dirá si estamos ante un gran disco o un puñado de anécdotas olvidables (como sucedió con "Vaquero").

En una primera oída sobresalen "Fantasma" (con una inquietante y dulce a la vez coda ambient), "La reina del enigma" (es ahí, en esos elegantes giros melódicos, donde anida gran parte del talento de DM para la canción) y el inmediato manifiesto de época de "Nueva era" (el tema que vence el prejuicio de no poder hablar de lo real- inmediato ("esta nueva era es sólo promoción/ esto es bueno esto es malo/ está claro: nada lo resuelve un Fotolog o un Myspace/ tus dudas no se explican".

Cuatro
Estamos ante un Melero permeable, en definitiva. Hace rato, ya, con la guardia baja y lejos de la pose vanguardista. Arrojado a lo mínimo, al oficio de escribir canciones simples y bellas. El entorno (el sobrevuelo lírico de Adrían Dárgelos, el maquillaje Babasónico en general) parece funcionar como un respirador, una construcción del ambiente más propicio para que aquel viejo arte vuelva a funcionar.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Jazz nights: Brillant corners (Thelonious Monk, 1957)

Hace exactamente 53 años (en diciembre de 1956) Thelonious Sphere Monk entraba a los estudios Reeves Sound de New York para grabar este Brillant corners (que gran nombre, "Esquinas Brillantes", no?).

La formación, un quinteto: Monk al piano, Ernie Henry en saxo alto, Sonny Rollins en tenor, Oscar Petitford en bass y Max Roach en drums. Vaya alineación.

En algún sentido, Brillant corners es un disco pre- Monk. Es decir, previo a la encarnación sucia- atonal del excéntrico pianista. En esta grabación,  su genio barroso y disonante todavía se oye en segundo plano, allá, detrás de la inspirada performance del quinteto. De hecho, fue el primer álbum para el sello Riverside que incluyó temas originales de T.M. 

Playlist

Los acordes sucios dan inicio al tema Brillant corners. Luego de una intro trabada el quinteto da rienda suelta a los cambios de ritmo y lo más importante, al swing. Según cuentan biógrafos y especialistas, se requirieron varias tomas para alcanzar los estándares que pretendía Monk en esta pieza. 

Recién en Ba-lue Bolivar Ba-lues-are hay compases de sobra para escuchar las rarezas atonales de Thelonious. Pannonica es una hermosa balada noctámbula con el pianista hacíendose cargo del celeste, mientras que I Surrender, dear nos adelanta al Monk de primerísimos primeros planos, en soliloquio consigo mismo, inspirado y solitario. A esta altura ya sabemos que estamos ante un set variado, inspirado y lleno de matices.

El cierre del álbum es con el clásico Bemsha swing, con especial lucimiento de Max Roach y sus firuletes baterísticos doblados sobre los timbales.

* * *
Brillant corners es un disco de transición, que capta el momento preciso en que el genio de Thelonious Sphere Monk comenzaba a asomar su excéntrica cabeza.

martes, 8 de diciembre de 2009

Jazz nights: Tutu (Miles Davis, 1986)

En la obra tardía de Miles hay dos grandes discos: "Tutu" (1986) y "Amandla" (1989). Si bien en Ultravivido siempre fuimos fans del primero (casualmente o no, el primer disco de Davis que escuché, grabado en casete por mi amiga Vero Franco) con los años "Tutu" fue ganando terreno.

"Tutu" se refiere a Desmond Tutu. Ése fue el homenaje de Miles al primer arzobispo anglicano negro de Cape Town, Sudáfrica y militante reconocido contra el Apartheid, además de Premio Nobel de la paz en 1984. El disco, hay que recordarlo, en algún momento de su gestación pudo haber sido un proyecto común entre Miles y Prince, pero nunca prosperó la idea.

Fue además el disco que inició la unión creativa entre Miles y Marcus Miller, que aquí- junto a George Duke- armaron todos los arreglos y demás sobre los que Davis tocó. Al parecer, Miller fue el cerebro responsable del sonido, los arreglos, gran parte de la ejecución y la produccción de la obra tardía  de Davis. Hay, además, otros músicos notables que grabaron aquí, como Omar Hakim, el propio George Duke y Paulinho Da Costa.

El corazón de "Tutu" es sintetizado, como todo disco de los 80, o casi todos. Ritmos de máquinas, grooves levemente funkys, en un álbum de color eminentemente urbano. ¿Para caminar por New York con auriculares? Puede ser. Y acá están las cada vez más esenciales trompetas del Picasso del Jazz, tocando paulatinamente menos y menos notas (fruto de su artrosis, sí, pero también de su camino hacia la síntesis total).

El fuerte del álbum está en los primeros tracks: "Tutu", "Tomaas" y el delicado "Portia". El clima es reflexivo y sin apuros. El soundtrack de la gran ciudad nocturna. Oleadas suaves de sonido. Ritmos cadenciosos. Una música, en algún punto, inoxidable.

Luego el disco entra en una serie de mid tempos funkeados, que sirven para nivelar la escucha y el recorrido. Nada descollante, pero se escucha. Hacia el final, "Don´t lose your mind" incorpora aires dub y prepara el terreno para el final con "Full Nelson", otro funk sintetizado dedicado a Nelson Mandela.

Miles- cronología
Your under urrest (1985)- Tutu (1986)- Music from Siesta (1987).

lunes, 7 de diciembre de 2009

Discos: Hunky Dory (David Bowie, 1971)

Casi que no caben dudas que "Hunky Dory" es el primer gran disco de Bowie. Y uno de los mejores de su increíble carrera a lo largo de esos largos y fructíferos 70´s. 

Para comprobar las flaquezas compositivas y la falta de definción de un estilo propio previos a este cuarto álbum, basta reescuchar las primeras grabaciones de David en "London boy". O echar un vistazo al disco 1 del "Bowie at the Beeb". También se pueden revisitar los baches de "David Bowie" (1967) y "Space oddity" (1968). Algo había ahí, pero el rumbo todavía no estaba definido.

Para 1971- y pasado el coqueteo de hard rock andrógino de "The man who sold the world"- David retomó su perfil de folk singer acústico. Y para ello armó un esquema de melodías barrocas e instrumentación de cabaret: muchos pianos (a cargo de un tapado Rick Wakeman) cuerdas y ritmos de Vaudeville. En ese registro intimista (que nunca, curiosamente, volvería a visitar) Bowie encontró el clima ideal para concentrarse en la composición de sus auténticas primeras canciones. Bellas y atemporales. 

Y si hay un uso para "Hunky Dory" está claro que ése es la hora del te. Ése al menos es el aroma íntimo que despiden esas cancioncillas cabareteras como "Oh! you pretty things" o la irresistiblemente tonta "Kooks"

"Changes", por supuesto, es toda una declaración de principios- Una oda al cambio permanente y al "mañana es mejor", que a su vez, es una gran canción. De esas para el "Canon Bowie" de 25, 30 grandes temas. 

Hace poco leí en algún lado que la canción favorita de Robert Smith de todos los tiempos es "Life on Mars?". Y no es para menos. La concentración melódica, las implicancias sonoras, el dramatismo...todo está metido en esos pocos minutos de otra canción perfecta sobre uno de los tantos temas predilectos de David, la vida en otros planetas. "Quickand" es otra gran canción, que casualmente, Smith y Bowie cantaron juntos en el concierto cumpleaños del Duque, hace algunos años.

En la segunda mitad, algunas viñetas folk ("Andy Warhol", "Song for Bob Dylan" y el único latigazo de guitarras con "Queen Bitch": el adelanto de lo que sería la nueva encarnación de Bowie junto a los Spiders from Mars, al año siguiente. 

Bonus
"Hunky dory" fue grabado en julio de 1971 en los estudios Trident de Londres y se editó el 17 de diciembre de aquel año. El personal (básicamente los futuros "Spiders from Mars") incluyó al propio Bowie en voz, guitarra, saxo tenor y piano, Mick Ronson en guitarras, mellotron y coros, Rick Wakeman en pianos, Trevor Bolder en trompeta, Mick Woodmansey en batería. Produjeron David Bowie y Ken Scott. 

Cronología cercana
The man who sold the world (1970)- Hunky dory (1971)- The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972).

sábado, 5 de diciembre de 2009

Discos: The hour of bewilderbeast (Badly Drawn Boy, 2000)

Género: aquel mágico debut de Badly Drawn Boy

Allá por el 2000 tuvimos noticias de una nueva "joven promesa": el británico Damon Gough, más conocido como Badly Drawn Boy.

Su disco debut, "The hour of bewilderbeast", aún hoy sigue irradiando una música atemporal, fruto de un particular universo personal.

Si bien ese universo se expresa con intenciones de totalidad (cubrir muchos aspectos de lectura "folk", intentarlo todo) su materialización es puro fragmento: lo que escuchamos son infinidad de ideas celulares, pedacitos de música, a veces, que vuelven como restos diurnos en retazos de canciones. ¿Un Beck "pastoral"?

"The hour...", de hecho, está lleno de hermosos momentos musicales. Y el gran mérito es cómo esos retazos están pegados. En algún punto, el debut de este gordito inglés tan parecido a Wallas de Massacre abrió una nueva mirada -de caracter experimental- al territorio "folk".

La hora de la bestia obnubilada

En un disco de "fragmentos" y "retazos" elegimos algunos momentos favoritos. 

Por empezar, ahí está la belleza matinal de cello y corno francés de "The shining", la apertura otoñal del disco. Tal vez todo el álbum valga la pena por esa melodía inicial. "Bewilder", por su parte, es un anticipo, en acordeón, de lo que escucharemos más adelante en "Bewilderbeast", otra melodía también perdurable.

"Fall in the river" es un experimento casi "ambiental" de Folk Low Fi que se engancha con otra escena de cercanía acuática: "Camping next to the water". ¡Qué lindo que entra el bajo en la segunda estrofa de la canción! A esta altura es obvio que "The hour..." es un disco de inspiración  pastoral, de contemplación lejos de la vida urbana. Para cerrar el tramo "rivereño" tenemos "Stone on the water" con su larga intro instrumental, que recuerda al costado más "españolizado" de Love.

Llega la hermosa "Magic in the air" ¿Cuáles son las influencias de Gough como compositor? Hay ecos de Lennon, tal vez, aunque el británico siempre se declaró un fan absoluto de Bruce Springsteen. Esta canción también puede sostener por sí sola todo el álbum.

La voz de Damon vuelve al primer plano con "Pissing in the wind" (una de las pocas canciones de estructura ortodoxa) y "Disilussion", por su parte, es un tema claramente pop y radiable. Todos nos imaginamos la presión de la discográfica en este punto...("y el hit donde está?").

Casi podríamos concluir que Badly Drawn Boy nunca volvió a alcanzar la frescura y originalidad de su disco debut. Con los años, lo vimos convertirse en un songwriter cuasi profesional, de formas previsibles, lejos de estos bonitos palotes iniciales, llenos de aventura e imaginación.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Discos: T. Rex (1970)














En 1970 Marc Bolan comenzaba una lenta transición: de trovador hippie- folk a la electrificación con la que dominaría el mundo (o Inglaterra, al menos) durante esos bizarros 15 minutos que duró la "T. Rex manía". Pero para eso todavía faltaban dos años.

Editado en 1970, T. Rex es, por ende, un disco de transición por excelencia. La foto que capta el pasaje, la metamorfosis, hacia aquellos dos tótems sobre los que se apoya todo el cánon "trexiano": la dupla Electric Warrior (71)/ The Slider (72). En su registro conviven el universo acústico y de fogón alucinógeno de Tyranosaurious Rex (con su imaginería a la Tolkien de elfos, mujeres-gaviota y guerreros) y la incipiente encarnación eléctrica de T. Rex, el monstruo abreviado.


Como conjunto, el disco entrega un set conciso de canciones inspiradas. A la combinación entre corazón acústico y electricidad podemos agregar un maquillaje de orquestaciones en su punto justo. El resultado es balanceado y pone de manifiesto, además, uno de los costados menos explorados (y de los que menos se habla a menudo) de Marc Bolan: su enorme talento como cancionista. Ese que lo ubica entre los melodistas mas dotados del rock de toda las épocas.

Por otra parte, las canciones parecen bosquejos, aunque no lo son. Están expuestas, en muchos casos, con la menor cantidad de recursos y terminan casi abruptamente, cuando parecen empezar a calentarse. Por eso dan, a veces, la sensación de "inacabadas".

Tras una breve intro orquestada se larga el brutal riff de Jewell. Donde una banda vulgar haría explotar el tema sobrecargando el riff y los arreglos, la delicadeza de Bolan sintetiza y quita  peso específico. El poder pasa por otro lado, claro.

The visit y The Time of love is now corresponden a delicados ejercicios acústicos de esos donde Marc siempre se lució. Las melodías se dan paso entre sí, entre coros y guitarras tímidas con percusiones alusivas. Todo el talento del Hombre de los Rulos aparece en ese viñeta de cámara que es Diamond meadows, entre cuerdas y clima pastoral. ¡Cuánta belleza en esas melodías! Por su parte, Beltan walk anticipa esos boogie rocks que tan felices nos han hecho desde siempre en la música de T. Rex.

La gema del disco (entre varias) tal vez sea la bellísima Summer deep, profunda y lírica. Otra vez, un derroche de talento en melodías y superposición de voces y motivos. Por temas como éste está plenamente justificado nuestro amor a Marc Bolan y su talento melódico. Para ir cerrando el álbum, Seagull woman se monta sobre percusión y riffs que aparecen y desaparecen y voces que se responden entre sí. Suneye, por su parte, es otra de las gemas acústicas, tocada como si estuviéramos bajo los rayos del sol. El tour de force de casi 9 minutos The wizard es una relectura de un tema que Marc ya había grabado con su anterior grupo, John´s Children. Cierra el disco un reprise de Children of rarn.


Bonus
* T. Rex fue el primer disco que escuché de Marc Bolan, y aún hoy le tengo un cariño especial. Se trata de uno de esos muy buenos discos "laterales" (junto con Tanx- 1973- por ejemplo) al "cánon T. Rex".
* Tony Visconti toca piano y se encarga de los arreglos de cuerdas del disco.

martes, 1 de diciembre de 2009

Vinilo de hoy: In heat (1974)




















Delicias de comprar joyas de la música en vinilo, a sólo 5 pesos.

Hoy es el turno de las chicas de Love Unlimited y su disco "In heat", de 1974.

Un amor ilimitado

La historia es así. En sus largos años dorados, Barry White era acompañado en vivo por la Love Unlimited Orchestra, con 40 músicos en escena (¡delirios orgiásticos del soul!). Bueno, las tres coristas de esa mega orquesta fueron las Love Unlimited, que en los 70´s también grabaron sus propios discos. Los nombres de las chicas: Glodean James (futura esposa del Jefe) su hermana Linda James y Diane Taylor (adivinen cuál es cual).

"In heat" fue su tercer disco -y hay que decirlo- es un discazo (me atrevería a decir que mejor que varios de los discos de B.W). Obviamente, la mayoría de los temas son del Señor del Soul Satén, al igual que la producción. Y al igual que los discos de Barry, trae pocos temas, largos y trabajados. Como el sexo (según el canon del soul).

El lado 1 abre con un temazo: Move me no mountain: un mid tempo funky/ soul de increíbles arreglos y puentes. El mejor tema del disco. Le sigue Share a little love in your heart (acá ya empezamos con los interminables títulos que incluyen la palabra "Love" -sinónimo, por supuesto, de "sexo" en todos los géneros negros- marca registrada de White). Se trata de  una balada cadenciosa, 100% para albergue transitorio (así, de los de los 70´s).Cerraba un clásico up tempo a la B.W, Oh I should say, It´s such a beautiful day, con mucho wah wah saliendo por el canal izquierdo (escuchenlon!).

En el lado 2 se destaca otra gema de noche licenciosa: Needed love you were there, que bien podría haber sido un hit del Jefe. Acá se nota que White había armado una verdadera fábrica de hits y de sonido: ¡todos los discos (de él o de sus partenaires) suenan igual! Belong to you es una balada medio tontona con mucho coro y ritmo sincopado, mientras que para el cierre tenemos la dupla I love you so never gonna let you go y el Love´s theme final, un gran tema con mucho wah wah y groove para derrochar.