miércoles, 30 de marzo de 2011

Discos: Emperor tomato ketchup (Stereolab, 1996)

Género: el Album Blanco de Stereolab

Ya lo escribimos en algún lugar: los Stereolab pertenecen a esos grupos portadores del gen de la modernidad perpetua. Su música siempre va a sonar a futuro, en el presente.

"Emperor tomato ketchup" (que tomó su nombre de la película de 1971 "Tomato Kechappu Kōtei", del japonés Shūji Terayama) fue el cuarto disco de la banda. Algo así como el "White album" del grupo comandado por Tim Gane y Lætitia Sadier.

El disco donde parecen haberlo intentado todo dentro de los límites impuestos por su sonido (que aquí más que "frontera" opera como punto de partida para nuevos experimentos). Y donde probaron todas las direcciones posibles para su música de mobiliarios modernistas, diseño y ambientaciones retro- lounge (ésa que encontró  en 1997 su mejor marca con la obra maestra del lounge & bossa hi fi "Dots and loops").

¡Y qué desafiante comienzo para un disco el mantra "Metronomic Underground"! Casi 8 minutos que trepan hasta el ruido blanco a pura repetición e insistencia.

Enseguida el grupo se pone en modalidad "pop"con la luminosa "Cybele's Reverie", que fue editada como single en un EP separado. ¿Más felicidad pop? A subir el volumen para las oscilaciones de "Percolator" y "Spark Plug"

"Les Yper-Sound", de grandes melodías, es irresistible para caminar pisando hojas de otoño. En mitad del disco los anglo franceses se reencuentran con su sonido más guitarrero (aquel que salpicaba pasajes de "Transient Random-Noise Bursts...", de 1993) en "The noise of carpet" y dan rienda suelta a la imaginación con los tanteos lúdicos de "Tomorrow Is Already Here" y el cuelgue final de "Anonymous Collective".

En 1996 el rock todavía podía sonar a futuro ¡Vive les Stereolab!

Stereolab 1996
Laetitia Sadier, Tim Gane, Andy Ramsay, Mary Hansen, Duncan Brown, Morgane Lhote, Sean O'Hagan.  

Discografía cercana 
Mars audiac quintet (1994)- Emperor tomato ketchup (1996)- Dots and loops (1997).

martes, 29 de marzo de 2011

Discos: Leaders of the free world (Elbow, 2005)

Género: para una teoría del aburrimiento

Si ordenáramos grupos por la velocidad de su música, los Elbow estarían del "lado lento" del prisma. Ese estilo cansino que probablemente empieza con Pink Floyd y tiene su mojón -en los 90- en Radiohead.

Lentos y pacientes. Dos características que -según el día- pueden resultar en cierto tedio para los que oímos sus discos. Pero ¿qué sería de la vida sin aburrimiento? En ese estado apagado pueden aparecer momentos de lucidez, de observación desapegada y hasta de cierta y específica sensibilidad. Hemos dicho.

Editado en 2005, "Leaders of the free world" es el tercer disco del quinteto de Manchester. Otro monumento a la escucha paciente (todo un gesto, más allá de sus resultados, frente a tiempos de información veloz y empacho digital). Lo cierto es que sólo en ese estado de escucha atenta al que nos obliga Elbow suelen brillar más y mejor los pequeños tesoros que su orfrebrería sonora densa, detallista y cristalina a la vez, descubre. 

El clima otoñal tiñe la bella "An Imagined Affair": hay que escuchar esa flotación que alcanza el grupo ahí por los tres minutos, piano y ritmos supendidos mediante. 

Otros temas eligen cargar imperceptiblemente en intensidad, y cuando nos dimos cuenta, explotan en coros ampulosos ("Station approach", "Leaders of the free world"). El costado Elbow menos interesante, tal vez.

Otras perlitas vienen de la mano de "The everthere", tibia, de interiores, con detalles sonoros aquí y allá y la radiohediana "The stops""Mexican Standoff" es ambigua, de intensidad controlada y riffs serpenteantes y la bellísima "Puncture Repair" cierra el disco en la intimidad de un piano y una voz.

Las letras de Guy Garvey, como siempre, oscilan entre el comentario político y la auscultación personal levemente desenfocada. Como si analizara personajes en las calles de una ciudad- maqueta. Lejos y cerca a la vez. 

Fiel a su perfil "Arty", el grupo filmó un video para cada canción del álbum.

Elbow- discografía cercana
Cast of thousands (2003)- Leaders of the free world (2005)- The seldom seen kid (2008).

lunes, 28 de marzo de 2011

Disco Ultravivido del fin de semana

Ray Charles, Live at The Olympia 2000

Esa noche iba a ser especial para Ray, ya que festejaría sus 70 años (y el nuevo milienio) con un show que incluiría una Big Band.

Por problemas aéreos la banda nunca llegó a París; quedó atascada en Lisboa y Charles tuvo que improvisar un setlist nuevo.

Para ello reclutó a un bajista, un baterista y un guitarrista y ahí mismo, en la habitación del hotel, ensayó los arreglos con los que saldría a escena por la noche.
El resultado es este tremendo disco en vivo (también disponible en DVD) en el Olympia de París

Casualmente, el primer escenario europeo que había pisado Ray, cuarenta años antes. Imperdible.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Discos: Lifeblood (Manic Street Preachers, 2004)

¿Habrá alguna fibra íntima, emocional, que se activa cuando suena "Lifeblood", el disco de 2004 de los Manic Street Preachers?

Lo cierto es que tenemos algunas pistas. Por empezar, las letras del álbum parecen dejar de lado (al menos por momentos) el homenaje/ comentario político característico de los galeses, para centrarse en un ámbito más cercano: las personas.

Ese pasaje exigió -al parecer- otro canto, otra forma de decir las cosas. Por eso "Lifeblood" trajo aparejados -además- algunos cambios musicales. Menos guitarrero y con mayor protagonismo de teclados y máquinas.

Menos punzante (con un sabio recorte de los picos vocales característicos de James Dean Bradfield) y más atento a la armonía, la continuidad, el desarrollo musical. Y las canciones. El resultado, en todos los casos, es notable: un álbum con muchos momentos para tatuarse en el inconsciente emocional de quien lo atraviesa. Y para quedarse allí escuchando y adoptar estas canciones para siempre.

La búsqueda interior aparece desde el comienzo con "1985", un repaso de aquel año que no deja afuera los recuerdos personales ("Morrissey and Marr gave me the choice" canta un autobiográfico Bradfield en explítica cita de influencias musicales, otro rasgo habitual de los Manics).

"Empty souls" -el segundo single del álbum- tal vez resuma el ADN sonoro de todo "Lifeblood": flotación, hermosísimas y emotivas melodías, pianos, como homenaje a las víctimas de los atentados del 11-S.

Entre "A song for a departure" y "I live to fall asleep" (con notable trabajo vocal de Bradfield) el disco encuentra su tono más reflexivo e íntimo y no decae al pasar por "To repeal ghosts" y "Emily" (dedicada a Emily Pankhurst, líder del movimiento en favor del voto femenino en Inglaterra).

Inspirado, pletórico de melodías, como captando un momento único de emotividad en el aire, el grupo entra en otro punto alto con "Glasnost" (Manics meets U2) y "Always/never" para despedirse puertas adentro con el recuerdo de Richey Edwards (el guitarrista rítmico de la banda desaparecido en 1995 y dado oficialmente por muerto en 2008) en "Cardiff afterlife".

Bonus
* El título del álbum hace referencia a una parte de "2112", de Rush (una de las bandas favoritas de Nicky Wire).
* Produjeron Tony Visconti, Tom Elmhirst y Greg Haver.

Manic Street Preachers 2004
James Dean Bradfield, lead vocals, guitar; Sean Moore, drums; Nicky Wire – bass.

lunes, 21 de marzo de 2011

Discos: Safe as milk (Captain Beeheart, 1967)

No hacía falta que muriera Don Van Liet para postear algo sobre Captain Beefheart, pero acá estamos. Reescuchando lo que en nuestro caso fue el primer disco que conocimos de él: "Safe as milk", su lp debut de 1967.

Visto a la distancia, los primeros palotes de la locura que desbordaría en los años siguientes (faltaban apenas dos años para "Trout mask replica"). Aunque ese virus sucio y corrosivo propio de la música de Beefheart ya está sembrado (tímidamente y todavia con otro "sistema instrumental") aquí.

Algunos datos. Luego de algunos años bajo la tutoría de A&M (donde llegaron a grabar un par de singles) los Beefheart ficharon para el sello Buddah Records, con el que registraron su primer larga duración. Para algunos clarividentes, "la respuesta ácida del desierto de Mojave a los Rolling Stones". Para otros entendidos (de aquel entonces) un disco de culto verdaderamente alternativo al "Amor y Paz" hippie.

Rearmada la Magic Band (con un jovencísimo Ry Cooder de veinte años tocando guitarras y arreglando algunos temas) "Safe as milk" sigue sonando fresco por su mezcla de candidez y perversión. Por su apropiación bastarda de los blues del Delta, el soul y otros géneros de raíz, todo salpicado (o mejor dicho "enchastrado") por la lírica ácido- surrealista de Don, que ya empezaba a hacer de las suyas.

"Zig zag wanderer", por caso, es lo que hubieran grabado los Jefferson Airplane en un mal  trip de LSD, o sin tanto olfato pop.  Y "I´m glad" es un insólito coqueteo soul, deliciosamente fuera de lugar en el set. El blues sucio y chirriante de "Dropout boogie" (¡con sus onomatopéyicos ladridos en forma de canto!) "Plastic factory" o "Electricity" (años más tarde versionada por los Sonic Youth) empiezan a desenfocar la cosa y a ponerla verdaderamente interesante.

Sin embargo, este primer álbum ofrece todavía algunos consuelos para los oídos sensibles y aprehensivos y hasta es posible encontrar reparo en algunas "canciones" de relativa dulce factura como  "Call on me"o "Yellow brick road". De una belleza que rara vez volveríamos a encontrar en la música de Beefheart (salvo sepultada bajo toneladas de olores, chirridos y perversión sonora).

Climáticas, pastorales y a la vez de ultratumba, "Abba Zabba" y "Where there´s woman" están entre lo mejor de aquel mágico debut. 

To Don Van Liet (1941-2010).

jueves, 17 de marzo de 2011

Discos: In it for the money (Supergrass, 1997)

A los Supergrass les bastó tener en la calle su energético y adolescente  álbum debut ("I should coco", 1995) para enseguida largarse a experimentar con nuevos sonidos. 

En este sentido, "In it for the money" levantó notablemente la apuesta del grupo de los hermanos Coombes con un set que la NME definió como "más divertido que ver un osito adentro de un lavarropas". 

Bromas aparte, los chicos de Oxford parecieron empezar a tomarse en serio eso de hacer discos, y la bellísima "Late in the day" da la nota justa entre melancolía y energía bajo un cielo gris (que por otra parte, tan bien captura la portada del álbum). Con este tema bastaría para confirmar en ellos esa intención experimental sin solemnidad que siempre los caracterizó; esas ganas imparables de ir para adelante sin por eso dejar de buscar la aventura del sonido. 

O dicho de otro modo, todo eso que los convirtió rápidamente en unos "Rara avis" dentro del Brit Pop.

Pero hay más, claro. El comienzo del disco acumula energía con "Richard III" y "Tonight" y sus arreglos de bronces. Y allí están los Supergrass, pareciendo tocar rock and roll clásico, pero no.  

"G-song" los encuentra surfeando sobre un groove bien funk y "Sun hits the sky" es una lección de como mantener el voltaje y divertir por casi 5 minutos sin perder filo.

La acústica "It´s not me" le da otra calidez al set, que encuentra  más perlitas en el groove saltarín de "Cheapskate" (y sus geniales dinámicas) y el clima meditabundo de "Hollow little reign" Los trucos, parece, aquí nunca se acaban.

¿El "Revolver" de los Supergrass? Bien por ellos, distintos a todos. 

Supergrass 1997
Gas Coombes, Danny Goffey, Rob Coombes.

Discografía cercana
I should Coco (1995)- In it for the money (1997)- Supergrass (1999).

miércoles, 16 de marzo de 2011

Discos: The sensual world (Kate Bush, 1989)

En 1989  Kate Bush cerró la década con otra obra maestra.

Producido por ella misma y grabado a lo largo de dos años en Inglaterra e Irlanda, "The sensual world" fue el sucesor de esa otra masterpiece -ya reseñada aquí en UVVD- que fue "Hounds of love".

Menos histriónico e inquieto estilísticamente, "The sensual world" mantuvo la marca de nuestra Dama Británica allá arriba, en la cima de sus poderes creativos (y los del pop en general). Una Artista en pleno dominio de su loca burbuja de canciones y sonidos.

La inspiración literaria le dio a Kate la idea de transponer al monólogo de Molly Bloom (en el Ulises joyceano) a "The sensual world", el tema. De ahí los exquisitos (¡y orgásmicos!) "Mmm...yes" que van puntuando la canción. Los colores los agrega la rica instrumentación irlandesa y griega -omnipresentes en todo el álbum- como el Bouzouki. 

Disco de colaboraciones, David Gilmour pulsa las seis cuerdas en la energética "Love and anger". Hay que escuchar esos tremendos y voladores coros a cargo de Kate y su hermano, el multinstrumentista Paddy. Desde siempre, en la construcción de esos detalles brilló la orfebrería sonora de K.B. 

Abierta a explorar aspectos autobiográficos, Kate puso en la figura de un amable e imaginario "Dr. Bush" la voz de su padre para esa bella mini sinfonía sobre crecer y el miedo a la pérdida que es "The fog".

Aunque la más íntima de las contemplaciones del mundo tiene lugar en la superlativa "Deeper understanding". El Trío Bulgarka -otra de las colaboraciones estelares- aporta sus voces aquí para espejar coros y arreglos vocales. En la canción, el narrador se refugia en la soledad de una habitación, solo con su ordenador ("A medida que la gente se vuelve más fría/ yo me vuelvo a mi computadora" canta) y desde ese lugar nos termina pidiendo ese "profundo entendimiento" del título. 

Hay más momentos para esta contemplación otoñal que sugiere "The sensual world" (un disco que -dicho sea de paso- siempre nos pareció dialogar en sus fotogramas más oscuros y acuáticos con su contemporáneo "Disintegration").

"Never be mine" es todo lo sofisticadamente pop y "radiable" que puede ser la música de Kate Bush y la última palabra, antes del final, la tiene la conmovedora "This woman´s work". Una voz, un piano y unas melodías tejidas en el momento más profundo de la noche.

Kate Bush- discografía cercana
Hounds of love (1985)- The sensual world (1989)- The red shoes (1993).

lunes, 14 de marzo de 2011

Discos: Washing machine (Sonic Youth, 1995)

Género: un subestimado buen disco de la Juventud Sónica.

Siendo antojadizos podríamos dividir los discos de Sonic Youth entre "fuertes" y "suaves".  "Washing machine", editado en 1995 (esa especie de limbo de transición de los SY posterior al éxito de "Dirty") pertenece a los últimos. 

Más climático y envolvente que clásicos como "Daydream nation" (88), el citado "Dirty" (92) o vueltas a las raíces tardías (y algo dudosas) como "The eternal" (09) "Washing..." seduce por implosión, buscando más la comunión íntima con el oyente que los picos electrificados. 

Producido por el grupo junto a John Siket, el álbum se especializa en buenos momentos climáticos, como si los Sonic se hubieran decidido por acariciar sus instrumentos en lugar de aporrearlos. Allí están las meditabundas "Saucer-like" y "Unwind" y la balada de inspiración Velvetiana "Little trouble girl", con Kim Deal, de The Breeders, compartiendo unos coros fantasmales con la otra Kim, Gordon. El tema llegó a tener un video en el que una chica alienígena explora un edificio desolado.

Pero en los matices de intensidad está la riqueza de este noveno álbum de los Sonic: "Becuz" navega en un mid tempo contenido, que nunca explota del todo y "Junkie´s promise"- en la voz de Thurston Moore- es uno de los pocos momentos donde el grupo trepa en voltaje. 

Sin embargo, hay que destacar dos joyas con peso propio. "Washing machine"- el tema- alterna entre el monólogo casi hablado de Gordon y amplios espacios de improvisación eléctrica contenida, otra vez, con Velvet como modelo. La otra es el tema que cierra el disco, "Diamond sea". Casi 20 minutos atmosféricos que arrancan como una canción inocente y se extienden a una de las más afortunadas aventuras eléctricas de los Sonic Youth en toda su carrera. Pura lava eléctrico- oceánica saliendo de los parlantes (en la edición vinilo de "Washing..." el tema duraba todavía 6 minutos más). 

Poco importa qué era del rock en aquel 1995 post- Cobain. Los SY siempre tocaron en la más completa abstracción de tiempo y espacio. Y la intimidad que logran en este álbum es, sencillamente, atemporal.

Sonic Youth 1995
Thurston Moore, Lee Ranaldo, Kim Gordon, Steve Shelley.

viernes, 11 de marzo de 2011

Discos: Gone to earth (David Sylvian, 1986)

Género: gnosticismo, alquimia y el primer gran disco de David Sylvian.

Tras la disolución de Japan en 1983, David Sylvian comenzó a armar lo que con los años sería su más que interesante carrera solista. 

A las primeras colaboraciones con su partner Ryuichi Sakamoto, le siguió en 1984 la edición de "Brillant trees", aquel buen primer álbum que aún mostraba los rasgos de un estilo propio en formación. Le siguió, en 1985, "Alchemy: and index of possibilities", compuesto básicamente de música instrumental. 

Para 1986, David pareció ampliar sus ambiciones con la grabación de "Gone to earth": un lp doble con canciones atmosféricas -en la primera mitad- y una serie de tracks más volcados al Ambient, en la segunda. El resultado fue un álbum expansivo y relajado, que le sirvió a Sylvian para tocar algunos de sus temas recurrentes, como el gnosticismo y la alquimia.

Construidos a la manera de mantras paisajísticos (algo similar a lo que  el británico exploraría años más tarde con el combo Rain Tree Crow) los temas de "Gone to earth" parecen responder a aquello de que "el todo es más que la sumatoria de las partes".

Y es que sacando algunos pasajes un tanto largos y morosos que  pueden aburrir un poco ("Before the Bullfight", "Wave") es el clima general lo que seduce aquí. Eso que -junto a la entrañable voz de David- hace que nos quedemos siempre un rato más escuchando, como mecidos por esta música

"Taking the veil", la apertura, resume un poco el ADN de "Gone...": una percusión cíclica, una base hipnótica, mucho clima y esos tonos medios, casi apagados, marca registrada de la casa. "Gone to earth" -el tema- evidencia la colaboración de Robert Fripp (quien co-compuso cuatro temas aquí) y sorprende con sus matices, haciendo dialogar los "frippertronics" con momentos de una calma y quietud asombrosos.

Otras colaboraciones importantes fueron la del guitarrista Bill Nelson y la de Steve Jansen en batería.

"Laughter and Forgetting" nos deja con la voz de Sylvian apenas acompañada por piano y trompeta, y su coda ambient nos recuerda (como en toda la música del ex Japan) el valor supremo del Silencio. Hay más joyas: "River man" (con Fripp sobrevolándolo todo con sus sonidos) y la celestial "Silver moon" -tal vez el momento más "pop" del set- de melodías suspendidas e inspiradas.

En todos los casos, se trata de canciones que nos exigen paciencia de escucha. Soledad y contemplación.

La mitad ambient de "Gone to earth" logra una cohesión aún mayor, con altos momentos de una música impresionista, casi espectral, en claro diálogo con distintas etapas del trabajo de Brian Eno ("Evening star", "Music for films").

Un lugar para curarnos ("The healing place") y para que nuestras plegarias sean escuchadas ("Answered prayers"). Todo eso que suele ocurrirnos con la música de David Sylvian.

Discografía cercana

Alchemy: An Index of Possibilities (1985)- Gone to earth (1986)- Secrets of the beehive (1987).

miércoles, 9 de marzo de 2011

Discos: Freeway madness (The Pretty Things, 1972)

Género: otro buen disco de los 70´s de "la mejor banda de R&B del mundo".

Seguimos revisitando el período 70´s de los Pretty Things.

Aquella banda pionera del R&B británico de mediados de los 60´s  (prácticamente ninguneada en Estados Unidos) que supo evolucionar hacia un complejo cóctel de influencias. Aunque con suerte despareja en ventas y crítica.

Hoy le damos una oída a su lp de 1972, "Freeway madness".

A comienzos de los 70´s la suerte le era esquiva a los británicos, a pesar de que su  disco "Parachutes" (1970) fue elegido Disco del Año en Rolling Stone. Las ventas eran escasas y el grupo estuvo a punto de separarse. Fue, además, un período de cambios musicales y de formación: "Freeway madness" (primer álbum para Warner Bros) fue el primero sin el bajista Wally Waller y el segundo sin Dick Taylor, miembro fundador del grupo.

Adicionalmente, el quinteto incorporó algunos músicos externos para hacerse cargo de violas, cellos y violines que decoran -como es de esperar- las baladas ("Over the moon", la acústica "Peter"). Pero en ese terreno, el "highlight" pertenece sin dudas al gran comienzo del disco, con la power ballad "Love is good". Aquí se aprecia todo el potencial del grupo para extraer la miel de esas tremendas melodías y extender el momento inspirado casi hasta los 7 minutos.

Otro punto fuerte sigue a continuación con el rockazo clásico "Havana bound". En momentos así hay que darle la razón a Van Morrison cuando definió a los Pretty Things como "la mejor banda de R&B del mundo". Todo aquí es una lección de cómo rockear con estilo y manteniendo la energía sin resignar refinamiento. Atención al registro cuasi punk de Phil May en voces.

Luego el set baja en intensidad con el mid tempo perezoso (aunque rico en armonías vocales) "Rip Off Train" y el grupo se mete con el blues rock a la altura de "Religion's Dead", acelerándose al final.

Los aires pastorales llegan de la mano de "Country road", una especie de eslabón perdido, tal vez, entre los Allman Brothers y Big Star. El grupo recupera el filo con el groove hardrockero de "Onion Soup": otra impecable lección sobre dinámicas, refinamiento y pulso rockero. 

Aún con sus baches, "Freeway madness" es un disco disfrutable de comienzo a fin. El siguiente, "Silk torpedo" levantaría aún más la puntería con un set más afilado y mejores temas.

The Pretty Things 1972
Phil May (Lead vocals) Pete Tolson (Guitar) John Povey (Keyboards/ Vocals) Stuart Brooks (Bass) Skip Alan (drums). 

Discografía cercana
Parachutes (1970)- Freeway madness (1972)- Silk torpedo (1974)

sábado, 5 de marzo de 2011

Soul Basics: Risqué (Chic, 1979)

By Isley Juan

En mi recuerdo, el sonido de la música Disco va saltando de living en living en los primeros años de mi adolescencia, a finales de  los 70.

Esos livings (los escenarios de mis primeras fiestas colegiales)  tenían bolas de espejos, celofanes de colores cubriendo lámparas y la pulsión sexual a flor de piel. Y como caída del cielo, la música Disco ponía sonido a esa excitación adolescente que los livings anteriores (generalmente de luz blanca y canciones de los Beatles) no tenían.

Disco Baby Disco 

Hagamos distinciones rápidas: esa música que yo escuchaba (o que al menos ha permanecido en mi recuerdo) no era la que después promovió una escena inofensiva, apta para todo público, gracias a grupos como los Bee GeesAbba.  La música Disco era una serie de canciones sin demasiada asociación con un artista determinado, que tenían una base rítmica repetitiva, bronces y a veces cuerdas, y generalmente una voz femenina que cantaba letras simples que aludían a dos cosas: tener sexo o bailar

Estaba conformada -en su mayor parte- por agrupaciones efímeras armadas por un productor en el apuro de agarrar la ola que había inundado los espacios bailables (de todas ellas mi favorita es Poussez, cuya tapa aclaraba que debía pronunciarse Pou-ssay, en obvia alusión al órgano sexual femenino).

En ese contexto, hubo una de esas agrupaciones que consiguió destacarse y -como dice Steve Huey en All Music- ser, en realidad, una verdadera banda. Esa banda fue Chic.  

Chic es chic 

Integrada por los neoyorquinos Nile Rodgers (guitarras) y Bernard Edwards (bajo) el baterista Tony Thompson y las dos vocalistas Alpha Anderson y Luci Martin, Chic podía ser considerada una de las pocas bandas puramente Disco. A diferencia de los grupos de funk o soul que se habían reconvertido (EW&F, Kool & the Gang, Ohio Players, entre otros), ellos habían nacido con el género. 

Y para definirlo tomaron del funk sus líneas de bajo y percusión, la guitarra repetida a los James Brown y pusieron todo bien adelante. Sumaron los violines y los bronces del soul de Philly y -tan importante como todo esto- se vistieron de etiqueta. Porque tal como Rodgers lo expresó muchas veces, desde un inicio Chic pretendió hacer las cosas con elegancia y trascender el circuito de R&B o de la nueva escena que se estaba formando. 

Y lo consiguieron como nadie: su parábola ascendente desde los suburbios neoyorquinos hasta dominar la industria musical desde finales de los setenta y gran parte de los ochentas es un perfecto ejemplo del ascenso social que muchos afroamericanos ambicionaban para sí mismos.  

Estos son los buenos tiempos 

Si bien la noción de "álbum" es un poco ajena al género Disco (si fuéramos rigurosos pensaríamos en algún maxi, un formato que se suma a la lista de novedades que impone el estilo) vamos a homenajear a los Chic con su mejor obra: "Risqué"

Su gran mérito es que incluye "Good Times", la mejor canción del grupo y la más sampleada de la historia. Si no fuera por eso, su álbum anterior ("Ces’t Chic") quizás sea un poco más consistente y representativo, además de incluir otro gran éxito como "Le freak".   

"Risqué" tiene sólo siete pistas, tres de ellas memorables. "Good Times" se burla de de los tiempos recesivos de finales de los setenta (toma varias de sus líneas de la canción de la campaña del presidente Roosevelt) e invita a todos a encontrarse, comer ostras y agarrar los patines.  Insuperable. Si quieren ver la lista de canciones que tomaron su línea de bajo, entren acá: está desde Queen hasta Daft Punk. Y también obviamente, Rappers Delight, el primer éxito del hip hop. 

El disco sigue con una baladita sensual (te quiero, papi dicen las chicas) que hace lo que muchas canciones lentas del género: toman algunos elementos del soul pero les sacan toda referencia al Gospel, lo cual las vuelve más accesibles para las audiencias blancas. Y finaliza su primera cara con "My Feet Keep Dancing", la segunda de las canciones memorables y otro hit bien representativo de la banda y del estilo. De nuevo hay aquí una gran bajo al frente, una guitarra que lleva el ritmo y toques orquestales para enfatizar el estribillo. 

El lado B (si seguimos la edición en vinilo) comienza con "My Forbidden Lover", tercer gran tema. Un up-tempo con un estribillo contagioso, al estilo de "We are Family", también del dúo Rodgers-Edwards cedido para Sister Sledge, una banda menor que tuvo su cuarto de hora. Y concluye con tres canciones menores: la agradable "Can’t Stand to Love You",  la melodramática "Will You Cry (When You Hear This Song)" y la movida "What About me", estas últimas buenos ejemplos de cómo se usaban las cuerdas en la época. 

Chic Cheer 

Hasta que el Disco fue más Village People y los pasitos de Travolta que otra cosa,  me parecía una música fascinante y fue mi primer contacto (me doy cuenta ahora) con la música negra de Estados Unidos. 

Si se dejan de lado ciertas caricaturizaciones, quizás a muchos de sus exponentes –pienso en Donna Summer, en KC & the Sunshine Band- se les puede dar un lugar al lado de las luminarias más respetadas del R&B. En el caso de Chic, creo, hace rato que se ganaron ese derecho. 

Y si no fuera así, me sigo sintiendo afortunado de que esta música haya funcionado como una banda sonora para mis torpes primeros movimientos de cortejo y conquista. Es más, cuando en fiestas y eventos veo a la generación que nos siguió -treintañeros de todo rango, conmoviéndose con  las marchitas de Erasure y Depeche Mode-  no dejo de pensar que, efectivamente,  tuve suerte con lo que me tocó bailar de pibe. 

Coda 1: 

La película "Last days of Disco" refleja esos años de finales de los 70 y rescata el estilo por sus propios méritos. En una de sus escenas, uno de los personajes (algo así como el administrador del boliche) ordena al DJ poner “Good Times” para poner a todo el mundo a bailar. No falla. 

Coda 2:  Curiosidades  Chic 
* Rodgers integró los Black Panthers en su adolescencia. 
* Según el critico Ken Tucker, co-autor de Rock of Ages: The Rolling Stone History of Rock and Roll, Rodgers y Edwards participaron de la sesión de grabación de Kung Fu Fighting, de Carl Douglas, una de las canciones con las que se considera que arrancó la música Disco.

viernes, 4 de marzo de 2011

Dos de Psychobilly! con Batmobile y Reverend Horton Heat

Batmobile, Hard hammer hits (Count Orlok, 1992)

Batmobile es un trío formado en Rotterdam en 1983 por Jeroen Haamers (voz y guitarra) Eric Haamers en contrabajo y Johnny Zuidhof en batería. 

Pertenecieron a la primera oleada de Psychobilly europea de comienzos de los 80, mayormente desarrollada desde Inglaterra. Tienen una extensa carrera con más de 12 álbumes y tras un parate de algunos años hoy son la única banda del género que sigue tocando con su line up original.

"Hard hammer hits"- su lp de 1992- nos trae una buena dosis de ese rock and roll básico y directo que toca el trío, con puntos altos en el imbatible "Hammering", la climática "The man in black" (todo dicho) el rock and roll rutero "Midnight maniac" y el cover de Elvis (Haamers es fan confeso) de "Burning love". Para ir calentando motores.

Reverend Horton Heat, It´s Martini time (Interscope Records, 1996)

Los fabulosos Reverend Horton Heat no son otra cosa que el alias en escena del guitarrista Jim Heath. Según los especialistas, el más salvaje de todos los números del género en vivo.

Formados en Texas en 1985, los Horton Heat fueron uno de los primeros exponentes del Psychobilly en EU y hasta el día de hoy siguen editando álbumes incendiarios.

"It´s Martini time"es uno de sus clásicos. Editado en 1996 por Interscope y producido por Thom Panunzio ofrece una suculenta y diversa dosis de electrificación, terror y ritmos- puro vértigo.

Hay que escuchar la combustión macabra que logra la banda sobre el final de "Slow",  los coqueteos jazzy/ swing de "It´s Martini time"y "Slingshot" (en plan Brian Setzer Orchestra) el rockabilly de vieja escuela de "Rock this joint" y la cruza hacia los Butthole Surfers más despiadados de "Spell On Me"

El Reverendo y sus muchachos
Energía y una versatilidad asombrosa para tocar en diferentes matices, ritmos y climas. 

100% adrenalíticos y tenebrosos.

jueves, 3 de marzo de 2011

Clásicos: Burn (Deep Purple, 1974)

Género: Warning came, no one cared.

A fines de 1973 los Deep Purple volvieron a moverse a Montreux, Suiza, para la grabación del que terminaría siendo otro de sus grandes álbumes clásicos. 

Hablamos de "Burn", claro. El disco que indicó- además- el comienzo de la tercera formación clásica (o Mark III) del grupo británico, con David Coverdale en lugar de Ian Gillan y Glenn Hugues reemplazando a Roger Glover.  

Cambios de formación aparte, la potencia desbordante de los Purple de aquellos primeros 70´s no pareció resentirse. Al contrario. Apoyado en las nuevas figuras y sus importantes aportes instrumentales y compositivos, el grupo continuó profundizando su conexión con el funk y el blues. Algo evidenciado, por ejemplo, en el poderoso groove de "Sail away" o el rock/ funk de "You fool no one". Las señales del rumbo que el grupo profundizaría en los años siguientes.

Y nadie como Deep Purple para dar cátedra en el uso de dinámicas y la dosificación de energía en un esquema Hard Rock. El mid tempo "Might Just Take Your Life" no se queda atrás en cuanto a groove, siempre apoyado en el feeling de John Lord, omnipresente en todo el tema. Y ni hablar de "Burn": 6 minutos donde ocurre todo lo que puede ocurrir musicalmente dentro de un tema sin resignar potencia. Vúmetros en rojo.

Luego de una breve intro, "Lay Down, Stay Down" se suelta en un rock and roll básico y sofisticado a la vez con un gran ataque vocal de David Coverdale, que parece cantar como si siempre hubiera estado en la banda. Aquí tampoco puede decirse que la energía decaiga, ni en medio compás. 

La banda de siente a sus anchas en el clásico blues rock "What's Going on Here" y se toma un respiro en la bluseada "Mistreated" (un tema que luego siguió interpretando Coverdale al frente de Whitesnake) antes del psicodélico cierre con "'A' 200": un instrumental algo evitable, de tintes progresivos, compuesto entre Lord, Ian Paice y Ritchie Blackmore. 

Deep Purple 1974
Ritchie Blackmore, David Coverdale, Glenn Hughes, Jon Lord, Ian Paice. 

Discografía cercana
Who Do We Think We Are (1973)- Burn (1974)- Stormbringer (1974)
 

miércoles, 2 de marzo de 2011

Discos: The Good The Bad and The Queen (2007)

Género: dub atmosférico para los desencantados 00´s

La noticia comenzó a correr a lo largo de 2005: se había formado un "supergrupo" que incluía a Damon Albarn (Blur) Paul Simonon (ex Clash) el guitarrista de The Verve, Simon Tong y Tony Allen, célebre ex baterista de Fela Kuti.

Luego de algunos shows previos en Inglaterra en 2006, el grupo (que nunca tuvo nombre) editó en enero del año siguiente su único álbum a la fecha, The Good The Bad and The Queen. Un original y esquivo soundtrack para nuestros desencantados 00´s, que parecen hace rato haber visto (y escuchado) todo.

Pensado como un ciclo de canciones sobre la vida moderna en Londres (que no se priva, sin embargo, de citar épocas pasadas de la capital británica) "The Good The Bad and The Queen" sorprende por su minimalismo (lejos, lejísimo de cubrir las expectativas habituales que toda idea de "supergrupo" siempre genera de antemano) y por apostar a la paciencia de la escucha.

En este sentido, es un disco un poco "a contrapelo" de nuestras ansiedades de época. Sutil y paciente.

Ya desde el comienzo, "History song" presenta el concepto sonoro detrás de todo el proyecto: bajos de inspiración dub bien al frente y un ritmo firme aunque apenas marcado por el genial y sutil Allen. También hay mucho trabajo sobre la atmósfera de los temas y la habitual voz cansada de Albarn se las arregla para liderar las canciones con personalidad. 

Entre ese comienzo y "Herculean" (el primer corte del álbum) está lo mejor del set. El vals alucinado "80´s life" es tal vez lo más parecido a una canción pop que encontraremos aquí y "Northern whale" parece pensada para una discoteca de dopados con Clonazepam.

A mitad del disco ("The bunting song", la bella "A soldier´s tale" y alrededores) entendemos que "The Good The Bad and The Queen" ya no levantará la intensidad más allá de este pulso vital mínimo, casi al borde de la inconciencia.

Porque si todos los discos tienen un uso, el de "The good..." parece ser el de  ciertos estados de duermevela. O para aterrizajes luego de inciertos vuelos químicos.

En todo caso, cuesta pensarlo como el soundtrack de nuestra "plena conciencia". Tan cerca y tan lejos suena.

Produjo Danger Mouse

martes, 1 de marzo de 2011

Discos: Da capo (Love, 1967)

Antes que nada,  en UVVD admitimos que nunca compramos del todo el "mito" Love/ Arthur Lee. Ni una banda sobresaliente, ni un genio, en cada caso.

Segundo, por más que le demos vueltas y vueltas hace años, tenemos nuestros vaivenes con el clásico "Forever changes". En los mejores días un bonito disco, pero lejos de considerarlo la gran obra maestra de la psicodelia de los 60 que pregonan hace años las listas especializadas.

Con todo, hay que admitir que Love tenía algo, por supuesto.

Algo que aún hoy los hace difíciles de encasillar. ¿Eran folkies, hippies, psicodélicos, progresivos, free jazz o todo eso junto? Difícil saberlo. ¡Era rara hasta su imagen, hasta el hecho de tener al primer negro hippie en una banda de rock! Lo que sí es cierto es que poseían un extraño olfato para la canción (entendida en sus propios términos) y para encontrar pasajes musicales - a veces- muy bellos.

Y por último, que el blend de todas sus influencias por momentos daba algo verdaderamente original. 

"Da capo" fue el segundo Lp de Love, grabado en 1966 y editado en enero del 67.

Significó un despegue importante y una apertura ecléctica con respecto al debut. De hecho, hizo disparar todas esas locas influencias que desvelaban al grupo californiano y que seguirían explorando en "Forever changes": elementos latinos, progresivos, de rock, folk, jazz y hasta ciertas armonías de tintes españoles. También incorporaron al flautista y saxofonista Tjay Cantrelli, decisivo en el nuevo sonido.

El disco comienza punzante con los alaridos de Lee en "Stephanie Knows Who" (¡esos saxos que vienen de ningún lugar!) y sigue otoñal con la bellisima "Orange skies", del guitarrista Bryan MacLean. Una delicada gema de pop psicodélico. En dos temas, dos humores, dos lenguajes diferentes: esa tensión tan característica del sonido Love.

"Qué vida!" es otro gran momento pop, lleno de rayos de luz y una música festiva. Sin embargo, Arthur Lee (que poco tiempo después, como todos sabemos, se perdería en sus brumas lunáticas) empieza a dejar sus mordaces palabritas aquí y allá: "Can you find your way/ Or do you want my vision/ It's dark there, they say/ But that's just indecision/ And in my last inspection/ Is this the right direction".

Siguen los cambios anímicos con "7 and 7 is" y su ataque  a là Stooges de la époa "Raw power"...aunque unos cuantos años antes, claro. Es furiosa, alocada, con unos coros pendencieros y mucha actitud protopunk. Otra perla rara de clasificar en 1967.

De vuelta al lirismo neo clásico de los Love tenemos otras dos bonitas páginas con "The castle" (donde Lee canta eso de  "A o B, es tan difícil de elegir/ si yo tuviese una mente la utilizaría" en plan Syd Barrett de la Costa Oeste) y "She comes in colours": una canción acerca de hacerle el amor a una chica...con su período.

El resto es anécdota: el lado 2 de "Da capo" lo ocupaba la extensa "Revelations". Según la "historiografía del rock", el primer tema largo en ocupar todo el lado de un vinilo junto con las contemporáneas "Sad Eyed Lady of the Lowlands" de Dylan y "The Return of the Son of Monster Magnet", de Frank Zappa. Entre los melómanos, se pelean para ver cuál fue la primera.

Datos aparte, el tema es una extensa y aburrida jam divida en partes, que captura el lado más salvaje y blusero del grupo, pero que le resta cohesión al álbum. Un diálogo con el costado más derivativo y colgado de sus contemporáneos y colegas del sello Elektra, The Doors.

Personal
Arthur Lee (voz, harmonica, guitarra, batería, percusión) Johnny Echols (guitarra) Bryan MacLean (rhythm guitar, voces) Ken Forssi (bajo) Alban "Snoopy" Pfisterer (órgano) Michael Stuart (batería) Tjay Cantrelli (saxos, flautas).

Discografía Love
Love (1966)- Da Capo (1967)- Forever changes (1967).