viernes, 27 de abril de 2012

Shows: Bob Dylan en el Teatro Gran Rex (Buenos Aires, 26 de abril)


Y los ángeles -benditos sean ellos- lo acompañaron y nos acompañaron, anoche, en el Gran Rex. Ahí estuvimos viendo a ese hombrecito de 70 años, delgado, con sombrero de ala ancha, traje con detalles de lentejuelas y pinta de arlequín, cantar sus canciones de siempre y de ahora.

Justo en este 2012 en el que se cumplen 50 años (sí, cincuenta) de la grabación de su primer disco, aquí lo tuvimos a Bob Dylan una vez más. Fue nuestra primera vez. Ahora le voy a poder contar a mis nietos que vi al Trovador arriba de un escenario, en mi Buenos Aires querido.

Su show es una pasada de la mejor Americana que uno pueda imaginar: mucho blues, mucho humo, algunas baladas, todo apoyado y construido con sabiduría y sobriedad por esa inmensa banda de Saloon que tiene Bob detrás, con George Receli en batería, Tony Garnier en bajo, Donnie Herron y Stu Kimball en guitarras, sumados al gran Charlie Sexton, tambíén en guitarras.  Unos The Band levemente más modernos, para una música que, en realidad, no tiene tiempo.

Y es como dicen, nomás: el viejo Bob deconstruye y deforma sus propias canciones (tal como él mismo describe en el "Crónicas vol. 1") hasta hacerlas irreconocibles. Además de cambiar el setlist de noche a noche, sustancialmente. Flaquito y elegante, se mueve en el escenario apenas para ir del micrófono al órgano Korg, que acarició varias veces a lo largo del show.


Los Dylanólogos habrán detectado más temas, además de "Tangled up in blue", "It ain´t me babe", "Highway 61 revisited", "Leopard-Skin Pill-Box Hat", "Ballad of a thin man", "Love sick" y mucho de sus últimos discos ("Together through life" entre ellos) con Mississippi y el Delta Blues como horizonte. Antes de los bises, un par para calentar del todo a un público que lo ovacionó de principio a fin, con "Like a rolling stone" y "All along the watchtower".

Eso fue lo único parecido a una concesión, un favorcito, de un hombre que vino, tocó sus canciones y, como vino, se bajó del escenario. Apenas unas pocas palabras para presentar a sus muchachos. Nada de videos, ni de parafernalia. Como dijo otro grande, Talk is cheap. Que las canciones hablen por sí mismas, Bob.

jueves, 26 de abril de 2012

Ya estamos ahí, Uncle Bob



La Historia llama, sin rodeos.
Dentro de un rato vamos a estar ahí con el viejo Bob, en el Gran Rex de Buenos Aires. Esperemos que los ángeles lo acompañen y tenga ganas de cantar sus canciones.
¡Salud, trovador!

lunes, 23 de abril de 2012

Discos: Copper blue (Sugar, 1992)

Tanto al frente de los Hüsker Dü como en Sugar o su carrera solista, a Bob Mould siempre pareció interesarle la intensidad de la música (y cómo mantenerla ahí arriba sin baches). Lo que agregó con Sugar fue un especial énfasis en la parte melódica y el cierre más pop, si se quiere, de los temas.

“Copper blue”, el primer lp del grupo, traía un puñado de temas excelentes. Si bien el armazón de guitarras dialoga claramente con el Grunge contemporáneo, lo cristalino de sus melodías y armonías hay que rastrearlas en la mejor herencia Power Pop. Para muestra, ahí están las fenomenales “Changes” y “Helpless”, una atrás de la otra sin respiro. Monolíticas y pletóricas de melodías a la vez. 

“Hoover dam” (otro de los puntos altísimos del set) agrega unos sorprendentes e inspirados teclados Progresivos entre el colchón de guitarras acústicas. Para tararear toda una tarde. Y “Fortune teller” es lo más cerca que pasan los Sugar, aquí, del registro más crudo de los “Hüsker Dü.

Como dato, “Copper blue” fue elegido Disco del Año por la NME.

Sugar
Bob Mould, David Barbe, Malcolm Travis.

Discografía completa
Copper blue (1992) Beaster (EP, 1992) File under: easy listening (1994) Besides (1995) The Joke Is Always On Us, Sometimes (live, 1995).

domingo, 22 de abril de 2012

Un fin de semana con...Nick Lowe

Ultravivido te propone pasar este fin de semana con dos discos del gran Nick Lowe.

The abominable showman (1983)

Qué difícil debe haber sido ser un songwriter a comienzos de los sintetizados 80. Sin embargo, Nick Lowe siempre llevó el oficio con dignidad.

El costado Power Pop de Nick –más algunos toques de su amor por el Country en las melodías- se lucen en la energética “Ragin´ eyes”, un hit instantáneo. Antes y después, tenemos los coqueteos reggae de “Cool reaction” y “We want action”. Como siempre en los discos del británico, tenemos un poco de todo. Liviano y con sustancia, aunque en esta aventura del 83, con algunos altibajos de inspiración, hay que decirlo.

Sin embargo, el disco entretiene. Entre algunos guiños New Wave, navega en la corrección sin despeinarse (“Mess around with love”, “Saint beneath the pain”) hasta que encuentra una gema más en “Time wounds all heels”, con sus violines tan elegantes.

Personal
Nick Lowe (bass, guitar, vocals) James Eller (bass) Bobby Irwin (drums, vocals) Paul Carrack (keyboards, vocals) Martin Belmont (guitar).

The Rose of England (1985)

Ya firmado como Nick Lowe and His Cowboy Outfit (los había oficializado en su anterior lp de 1984) “The Rose of England” sube un poco la temperatura. Es un disco mejor, más sólido y con mejores canciones. Arranca con aires mexicanos de la mano de "Darlin' Angel Eyes" y a la pasada deja otro hit inmediato con “She don´t love nobody”, de John Hiatt.

“7 nights to rock” y el encantador instrumental “Long walk back” (¡todos a hacer palmas!) son ejercicios de vieja escuela y de pura estirpe, que dejan en claro el approach clásico de todo el setlist. ¿Otros "número puesto" en el canon Lowe? Ningún otro podría haber firmado “The rose of England” y “I knew the bride”. Magistrales. Una gemita más con la bellísima “Indoor fireworks”, de su partner Elvis Costello. Gran disco.

Personal
Nick Lowe (vocals, bass, guitar) Martin Belmont (guitar) Paul Carrack (organ, bass, piano, backing vocals) Bobby Irwin (drums, backing vocals).

sábado, 21 de abril de 2012

Saturday night classic


Globalización 90´s. Multiculturalidad. Comunicaciones. Hip Hop Jazz Urbano. Clásico de clásicos. Guru´s Jazzmatazz.

jueves, 19 de abril de 2012

Videos: Ramones a la Italiana


1min 40 seg. de los cuatro fantásticos probando sonido en el Castel Sant´Angelo, Roma, 1980.  De los extras del DVD "Raw".

lunes, 16 de abril de 2012

Discos: Second coming (Stone Roses, 1994)

Innumerables problemas de drogas, egos y batallas legales con su primer sello, Silvertone Records, demoraron hasta lo impredecible el segundo disco de los Stone Roses, la gran esperanza británica de comienzos de los 90. Cuando finalmente apareció “Second coming” pocos se acordaban de ellos, el escenario musical había cambiado –Madchester quedaba atrás - y la magia de aquel 1989 se había esfumado.

Sin embargo “Second coming” resultó un muy buen disco. Si bien no estuvo a la altura del mito o de la espera, fue un gran álbum de todas formas. De haber sido editado hoy, seguramente estaríamos hablando de él en otros términos. 

Allí donde la candidez de joyas como “Waterfall”, “She bangs the drums” o “I wanna be adored” había desaparecido, ahora asomaba una banda más “profesional”, si se quiere, aún con los peligros que eso entraña. Mejor grabada y producida (desfilan varios nombres en los créditos) y capaz de generar mayores espacios para que la música fluya. En eso, el disco tiene más cuelgue y espíritu de “live jam”. Sólo basta chequear “Daybreak”, “Straight to the man” o la larga zapada al comienzo de “Braking into heaven”

El costado folk/ pastoral que el grupo siempre había frecuentado, aquí esta representado por “Your star will shine” y “Tightrope” y los mancunianos incorporan un pulso bastante más firme –casi mudándose a la Rave- en “Driving south” y “Begging you”, uno de los singles. No obstante, la mayor influencia acá es Led Zeppelin, que tiñe todo el set de un approach Hard Rock nuevo para el grupo. En esta veta, los riffs destructivos de John Squire en “Love spreads”, la joya del disco, son elocuentes.

Hay otros momentos musicalmente valiosos en “Second coming”: el mojón pop en “Ten storey love song”, la dulzura de “How do you sleep”, la vibración de “Good times”. Sin embargo, como dijimos, la magia inicial ya era irrecuperable y aquellos cinco años perdidos en pleitos y dilaciones les jugaron en contra. No obstante, el Imperio ya tenía puestos los ojos en lo que sería su Zeitgeist musical de la década, con Blur y Oasis a la cabeza. Otra historia empezaba. 

Bonus
Por si todavía queda algún desprevenido, los Stone Roses anunciaron oficialmente su vuelta al ruedo en 2011, con varias fechas en Festivales a lo largo de este año. Hasta se rumorea la grabación de un tercer disco. 

Stone Roses
Ian Brown, John Squire, Mani, Reni. 

jueves, 12 de abril de 2012

Discos: Dirt (Alice in Chains, 1992)

Qué buenos que eran los Alice in Chains. Un día nublado como hoy en Buenos Aires es ideal para volver a escucharlos y dejarnos envolver por sus climas apocalípticos. 

La fórmula y el sonido de los de Seattle eran irresistibles: a la suciedad Grunge le sumaban refinamiento compositivo, con balance entre agresividad y melodías. Tenían una pátina Dark sobrevolándolo todo, excelentes riffs con sus tonos menores de ultratumba, un cantante descomunal… En fin. Todas cualidades que los hicieron la banda más interesante de esa camada. 

Pero sobre todo, tenían temas. Y los mejores están en éste, su segundo lp de 1992, “Dirt”. El comienzo es no apto para cardíacos: basta poner play para que nos salpique a la cara “Them bones”: agresividad pura, dinámicas, un riff poderoso, voces superpuestas para saltar a un estribillo memorable. Sin respiro le sigue “Dam that river”, un escalón más arriba en intensidad, antes de la climática “Down in a hole”, uno de los singles que cortó el álbum. 

Para los amantes de los detalles escabrosos están todas esas anécdotas que detallan en qué sesión y en que tema puntual Layne Staley o los demás miembros de la banda se picaron heroína o fumaron marihuana. La historia del grupo está llena de detalles por el estilo. Lo que es indudable es que la música que hacían iba de la mano de la oscuridad: las letras (mayormente a cargo del malogrado Staley) se ocupaban bien explícitamente de hablar de depresión, violencia y muerte en dosis generosas. 

¿Más climas? “Dirt”, “Rooster” (según Jerry Cantrell, ése era el apodo de su padre durante la guerra de Vietnam). ¿Aires de “fin del mundo”? Todavía asusta el sonido de bajo de Mike Starr al comienzo de “Angry chair” o “Would?”. Tremendos. 

Alice in Chains 1992
Layne Staley, Jerry Cantrell, Mike Starr, Sean Kinney.

Discografía cercana
Sap (1992) Dirt (1992) Jar of flies (1994).

martes, 10 de abril de 2012

Discos: Peggy suicide (Julian Cope, 1991)

Esos días en los que la música te suena toda igual y estás harto de los “artistas” que no hacen sino repetir viejas fórmulas, pueden ser una buena ocasión para revisitar los discos de Julian Cope. El “refrigerador” espiritual e intelectual por excelencia.

"Peggy suicide", editado en 1991, es otro alucinado ejercicio de libertad creativa de este británico de intereses místicos, ex líder de los Teardrop Explodes. Su séptimo disco es una especie de oda conceptual en cuatro partes, dedicada a reflexionar sobre un planeta en crisis. “En el verano de 1990” cuenta Julian en las liner notes "tuve una visión del mundo. Vi a la Madre Tierra agachando su cabeza en señal de dolor y confusión por el tratamiento que el hombre le estaba brindando”.

Musicalmente, "Peggy..." es un viaje sin brújula, de esos para perderse y no volver. Lejos de la producción ajustada de "My nation underground", su último disco “oficial” para Island en los 80, el Cope de los 90 eligió como sistema la búsqueda “free” y la interpretación de primeras tomas, privilegiando la frescura y la vibración de la música. Definitivamente, con los mismos elementos de siempre (punk, psicodelia, folk, Kraut Rock, lo que sea) este hombre siemrpe armó ensaladas con gusto propio. Nada ni nadie se le parece.

La cosa se va calentando lentamente con las melodías claras de “Pristeen” y trepa al groove irresistible de “East easy rider”. Más adelante, Julian se pone las ropas de Iggy para aullar en la descontrolada “Hanging out & hung up on the line”. Cuando decimos que nadie arma músicas como él, basta escuchar “Safesurfer”: esa larga intro que suma vueltas y vueltas de pura flotación habla de un artista que -definitivamente- entiende este asunto de un modo distinto a la mayoría.

En la segunda mitad, “Soldier blue” abre nuevas perspectivas: sobre una base funky y juguetona se suceden más y más ideas originales. ¿A qué se parecen estos cinco minutos? ¡A nada! “Head” y “Drive she said” son más abiertamente pop, transitando el costado más luminoso, al igual que la hermosa “Beautiful love”.

Hay que mencionar, aunque sea brevemente, a los músicos que le dan vuelo a las ideas de este genio loco, en este caso el multiinstrumentista Donald Ross Skinner, el baterista Rooster Cosby y el tecladista y productor Ron Fair

La catarsis de ideas que trajo la nueva década darían pie para otro gran disco de Julian, “Jehovakill”, editado un año más tarde.

miércoles, 4 de abril de 2012

DVD: The future is unwritten (Julien Temple, 2007)

¿El rock tiene que ver sí o sí con la "coherencia"? Hay una sola y gran lección en "The future is unwritten", el documental de Julien Temple sobre la vida Joe Strummer: tenés que seguir adelante siempre y atravesarlo todo. Inclusive (y más que nada) tus propias contradicciones.

Porque hay que decirlo: a la mitad de este documental estrenado en 2007, Temple logra que odiemos un poco ese estatus de "dictaminador de conciencias" que había alcanzado Strummer al frente de The Clash. ¡Si hasta parecía un filo Nazi diciendo lo que había que pensar de esto o de aquello!

La película deja expuestas esas contradicciones (ideológicas, políticas) de ese chico inglés de clase acomodada -nacido John Graham Mellor, hijo de un diplomático- que se forjó su propio personaje para llegar a ser una estrella de rock. Su vida no había sido fácil: creció sin sus padres, internado en un colegio. Y su hermano murió cuando eran apenas adolescentes.

Pero volviendo al "mareo del éxito", el propio Strummer lo dice: "con los Clash hicimos todo lo que hacen las bandas que surgen de la nada y llegan al éxito: nos drogamos, nos la creímos, nos peleamos, grabamos discos flojos, todo". Como un espejo del "síndrome Cobain", Strummer no podía lidiar con el mensaje de sus canciones una vez en la cima.


"The future is unwritten" logra dar la vuelta al círculo en la segunda mitad, cuando cuenta en detalle esos diez largos años de un Strummer perdido, dando vueltas por el mundo, buscándose a si mismo (en una época organizaba una especie de "fogatas" hippies y descubrió la música techno y las raves). Todavía atado contractualmente a Epic (el sello de The Clash) se había convertido en un paria, un espectro de lo que había sido. "Cuando empecé a conocer chicos que no sabían que había existido The Clash- cuenta en la peli- supe que era momento de volver".

Su momento "Ave Fenix" lo encontró junto a The Mescaleros (la banda con la que terminó grabando su última música) y su programa de radio en la BBC -pinchando como DJ- llamado "London calling".

Bonus

Lejos de los "testimonios estrella" de Bono, Flea, John Cusak y otros famosos, hay un gran mérito en rescatar la voz de los amigos de la adolescencia de Strummer. Esos que se sintieron primero parte, luego dejados de lado y al final del camino vueltos a encontrar por él.

The future is unwritten (Julien Temple). Vertigo Films/ IFC Films (2007).

martes, 3 de abril de 2012

Discos: The bends (Radiohead, 1995)

¿Recuerdan 1995? La prensa mainstream todavía lloraba la muerte de Kurt Cobain. Y el Grunge era el sonido dominante en Estados Unidos. Del otro lado del charco, Inglaterra revivía luego de años de ostracismo, de la mano de la reinserción internacional de Tony Blair y el Brit Pop.

En ese contexto, los Radiohead de los comienzos se mostraban más bien como unos grunge británicos. Oscuros y existencialistas. Las letras de Thom Yorke auscultaban críticamente ese fin de siglo globalizado, hipercomunicado y sobrexcitado sensorialmente. Y se preguntaba por las salidas de nuestra subjetividad frente a esa atrofia.

El disco que fotografió el primer cambio de piel de Radiohead fue "The bends". Producido por John Leckie y grabado por Nigel Godrich, el álbum todavía muestra a un grupo despegándose de la herencia Grunge y encontrando su propio sonido y su forma de hacer canciones. El disco cortó cinco singles y le dio al grupo su primer Top Five en UK. 

"Planet telex", "My irong lung", "The bends" son todos buenos temas, pero demasiado deudores del sonido de la época. Todavía hay desbordes y desproporciones en arreglos y giros. Es en el tándem que forman "High and dry" y la hermosa "Fake plastic trees" donde el grupo empezó a encontrar una belleza propia y atemporal: ése sigue siendo un gran momento del pop de los 90. Sin embargo, salvo en algunos pasajes de "Ok computer" ("Let down", "Karma police") el grupo ya no transitaría ese camino.

"Bones" maneja con maestría las subidas y bajadas de intensidad. Y "Nice dream", "Black star" y el clásico "Street spirit (fade out)" completan lo mejor del set.

¿Por qué los Radiohead nunca retomaron donde dejaron en "The bends"? Probablemente nadie los hubiera podido igualar en materia de canciones. Para "Ok computer" ya habían empezado otra búsqueda -profundizada a partir de "Kid A"- de la que ya no volverían. Cada tanto nos preguntamos qué hubiera sido de unos Radiohead más cancioneros.

Radiohead
Thom Yorke, Jon Greenwood, Ed O´Brien, Colin Greenwood, Phil Selway.

Discografía cercana
Pablo Honey (1993)- The bends (1995)- Ok computer (1997).

domingo, 1 de abril de 2012

Vinilazos: She called me baby (Charlie Rich, 1974)


Domingo al sol. Revolviendo baratijas en el mercado de pulgas "a cielo abierto" de Parque Centenario, nos llevamos este "She called me baby", de Charlie Rich. Uno de sus discos clásicos de mediados de los 70, contemporáneo de "Behind closed doors" y "There won´t be anymore". Aquel momento de gloria de Rich, con tantos temas en la cima de los rankings americanos como "Behind closed doors", "The most beautiful girl", "A very special love song" y "There won´t be anymore".

Además del exitoso single que da nombre al álbum (un cover de un clásico del Country de 1961) y las habituales baladas edulcoradas con cuerdas (el costado Rich que menos nos gusta) hay otras gemas. Empezando por las bluseadas "Big jack" y "Let me go my merry way" y siguiendo con las trepidantes "I´m right behind you" y "Ol´man river". Mucha clase y estilo la de Charlie en estos surcos. Gran disco.

Charlie Rich, "She called me baby". RCA Records (1974).