domingo, 29 de diciembre de 2013

Videos: Hall & Oates en vivo

Los Hall & Oates son una de mis debilidades. Tocan una fibra emotiva que no puedo explicar mucho más allá de la música. Acá suenan en vivo en 1983 con una inspiradísima versión de "Wait for me". 


Como casi siempre, la fuerza del tema la pone Daryl Hall, uno de mis cantantes Soul favoritos de todos los tiempos. Acá Daryl está en posesión absoluta de su arte (a partir de los 4´19 el tema es todo suyo y la música queda flotando, suspendida apenas, en su voz y unos acordes exquisitos). 

Para ir cerrando el año, como siempre, con música. 
¡Feliz 2014 para todos!

sábado, 21 de diciembre de 2013

Videos: Japan


Siguiendo con Synth Pop, los Japan presentando "Ghosts" en "Top of the pops", marzo de 1982. 

Para anotar: el atractivo gélido, casi quieto, que genera Sylvian. El clima moroso y a la vez dinámico de la canción. Y el hecho- hoy más que nunca extraño para nosotros, en la era de la histeria híper veloz de consumo de medios y tecnología- de que esto se haya transmitido alguna vez por televisión y en un programa popular. 

Otra música de un futuro que todavía no llegó. 


lunes, 9 de diciembre de 2013

Videos: YMO


Una música que sigue viniendo del futuro (un futuro que todavía no llegó). 
De "Solid state survivor" (1979).

lunes, 11 de noviembre de 2013

Videos: The House of Love


Ya hablamos en un par de ocasiones de los House of Love. 
Refinados, inteligentes, contenidos. Con muchos buenos temas. Y sonoramente impecables. 
Lástima que los 90 los agarraron a contramano. Por suerte quedan sus preciosos discos.
Acá suenan con "Shine on", del disco "The House of Love" (el de la mariposa en la tapa) de 1990. 

lunes, 14 de octubre de 2013

Discos: Discipline (King Crimson, 1981)

Robert Fripp había puesto a hibernar a King Crimson después de la edición de "Red" (1974) y el lp en vivo "USA", de 1975. Lo despertó siete años después, en 1981, con sonido y alineación nueva. 

El primer disco con la ya célebre formación Fripp-Belew-Levin-Bruford fue éste "Discipline". El primero (y para mí mejor) disco de la "trilogía de los colores" que completarían "Beat" (1982) y "Three of a perfect pair" (1984). Rojo, azul y amarillo, en ése orden. Recuerdo unas ya lejanas noches de verano en Buenos Aires, escuchando este lp con auriculares, maravillado por la potencia de la música. Todavía conservo mi edición nacional en vinilo. 

Es cierto que hay un aggiornamiento a los 80 en la trilogía (sobre todo en el uso de sonidos sintetizados). Pero al menos en "Discipline" la cosa está balanceada: el ADN del grupo está ahí, remitiendo a la misma pesadilla, la misma búsqueda de lo liberador desde lo siniestro. Todo eso que caracterizó a Crimson desde siempre, independientemente de su envoltorio externo. 

Los dos primeros temas te pasan por arriba: "Elephant talk" es un Funk robotizado, una cita más que directa a los Talking Heads circa Eno (o podríamos decir, lo que Adrian Belew se llevó de enseñanza de la época de "Remain in light"). Le pegan "Frame by frame", suspendida todo el tiempo en unas guitarras circulares que traen y llevan al tema sin caer nunca. Endemoniado. 


"Matte Kudasai" es el primer momento de relax. La canción realmente logra mecerse y tiene unas melodías muy bellas. ¿Cuántas veces Crimson sonó así de tierno? Sobra los dedos de una mano para contarlas. Para cerrar la primera mitad la cosa se vuelve a poner densa (un flashback a lo más torturante de "Starless and bible black" probablemente) con "Indiscipline". Algo así como un ejercicio de caos controlado que en vivo el grupo extendía y acomodaba a la improvisación de los músicos (chequear la versión de "B´BOOM", el bootleg oficial "Live in Argentina", de 1995. Un disco hiper recomendado para ver de qué era capaz del doble trío formado por entonces). 

"Discipline" es también un disco sobre energía. Sobre cómo generarla y mantenerla. "Thela Hun Ginjeet" es un ejemplo de esto: va cambiando de forma, sube, baja, pero nunca se cae del todo de esa base tremenda que arman Bill Bruford y Tony Levin. Otra con influencia Funk. 

Es necesario bajar de todo este nerviosismo, y como B2 tenemos a unos Crimson casi en estado Ambient con "The sheltering sky". Es un momento quieto, paisajístico (suponemos que la música habrá estado inspirada por la novela de Paul Bowles del mismo nombre, situada en el Lejano Oriente). 

Lo mejor llega cuando la banda se llama a silencio y deja respirar la música sin tanta intervención, apenas pasado un puñado de compases. Magistrales. Luego sí, vuelve todo el arsenal de sonidos exóticos y melodías locas, orientales Cierran con otro Funk maquinal y volado, "Discipline"

King Crimson 1981
Robert Fripp, Adrian Belew, Tony Levin, Bill Bruford.

Discografía cercana
USA (1975) Discipline (1981) Beat (1982).

domingo, 6 de octubre de 2013

Videos: Big Audio Dynamite


Ya que venimos con Mick Jones, "C´mon every beatbox", del segundo disco de los B.A.D, "No. 10. Upping St." (1986). 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Discos: Amandla (Miles Davis, 1989)

Paradójicamente, el primer disco que escuché en mi vida de Miles no fue uno de jazz clásico

En el verano de 1996-1997, mi amiga Vero Franco me grabó un casete que de un lado traía "Amandla". Ese casete musicalizó todo un veraneo en la costa, mientras por las tardecitas regaba el modesto jardín del departamento que mis viejos habían alquilado en Villa Gesell. La combinación de atardecer de verano, pasto y Miles Davis fue letal. Y fue el primer y decisivo flechazo con el sonido Blue de Mr. Picasso. 

Para esta época, el socio de Davis era Marcus Miller, que le componía la mayor parte del material (por no decir todo). Pero Miles está ahí. Con pocas notas (producto de su artrosis, y de esa síntesis que lo llevaba a pintar cada vez menos pinceladas, pero más azules y sugerentes) aporta, parecería, mas que cualquier músico tocando mil acordes. 

"Amandla" es el par de "Tutu". Es su hermana gemela. El concepto musical es el mismo: bases levemente Funk armadas con máquinas, melodías preclaras para marcar el tema y espacios para solos. Sin excesos. Todo dentro de un esquema mínimo, aunque complejo. La complejidad no se ve. Lo que se ve es cristalino y luminoso. "Amandla" es arte del tipo curativo, no contaminante. Libera por placer.  

Con los años me fui volcando por "Tutu" (es más urbano, tiene más tráfico de ciudad entre las notas) pero tal vez "Amandla" sea mejor. Depende el día, o de la tarde. Hay más colores en éste. Y no peca de ese sonido sintetizado-ochentas que arruina un par de pasajes de "Tutu". Acá, toda la tirada inicial ("Catémbe", "Cobra", "Big time") es excelente. 

Después el disco baja un poquito -no de calidad- entre "Hannibal" y "Jo-jo" y vuelve a otro gran momento con "Amandla". Cierra el disco esa delicadeza que es "Mr. Pastorious". Un guiño de Miles a sus fans del período Cool, como diciéndoles "ahí tienen ¿ven que no me olvidé de tocar jazz? Ahora déjenme seguir haciendo lo que se me canta y no me jodan más". 

De hecho, poco después ya estaba en otra, armando el concepto de lo que sería "Doo-Bop". Con la vista siempre puesta adelante. Más allá. 

Chequear también: 
"Tutu" (1987) "Live around the world" (1996)

Miles Davis- discografía cercana
Music from Siesta (1987) Amandla (1989) Aura (1989).

martes, 17 de septiembre de 2013

Discos: Melody A.M. (Röyksopp, 2001)

Los noruegos Röyksopp -junto a Audio Bullys, junto a The Streets, cada uno en su estilo- trajeron aire nuevo para la música electrónica, a comienzos de los 00´s.

"Melody A.M.", el disco debut del dúo de Svein Berge y Torbjørn Brundtland, ya viene madurito: tiene las ideas muy claras. Acá el grupo arma una electrónica de cámara, inteligente, con vuelo y con sustancia. Tal vez por primera vez desde lo mejor del Techno Ambient de primera mitad de los 90 (con Seefel, con Aphex Twin y varios otros) la música electrónica se volvía  a colar en tu living, en tus auriculares, más allá (más acá) de la pista de baile.

Pero como disco, "Melody A.M." es mucho más que Chill Out. Es suave y funcional, sí, pero tiene peso propio. Siempre se me antojó una música ideal para el atardecer otoñal, para la vuelta a casa. Y puede, alternativamente, ser acogedora ("So easy", "Sparks") con algo de celestial ("In space", "A higher place") y hasta con una cuota de ternura (la aventura del osito en ese video-obra de arte que es "Poor Leno", cantada por Erlend Øye). 


El otro momento pop lo trae "Remind me", con un feeling despreocupado y una melodía de esas que se te pueden pegar todo un día. Ese toque pop es otro color en la paleta de Röyksopp, además de la generación de buenos climas y una gran flotación. 

El disco parece disolverse en el aire cuando atraviesa el tema final, "40 years back/ come".

El gran momento de los noruegos duró un álbum más: el increíble "The understanding" (05). Después, con "Junior" (09) quedaron encerrados de una fórmula y un sonido que les quitó gran parte del aire que trajeron a su arribo.

Röyksopp- discografía
Melody A.M. (01) The understanding (05) Junior (09) Senior (2010).

viernes, 13 de septiembre de 2013

Discos: Wide awake in America (U2, 1985)

Disco para coleccionistas. Para esos melómanos a los que le gustan las pequeñas rarezas.
 
"Wide awake in America" es un EP que los U2 editaron originalmente sólo para Estados Unidos un año después de "The unforgettable fire", en 1985.
 
Es un disco interesante. En el lado A aparecen dos versiones en vivo. La de "Bad" (grabada en Birmingham) supera ampliamente la toma que el grupo grabó para el lp. Tiene más dinámica, trepa mejor en la intensidad épica de estadio.
 
Le sigue otra versión que es aún mucho mejor que la incluida en el álbum. Aquí, "Sort of homecoming" suena más decidida, más al frente, ahí donde la original -como gran parte de "Unforgettable..."- parece desenfocada, floja.
 
Según algunas reviews, el público que se escucha acompañando el subidón del grupo, al comienzo, no es tal. Fue agregado por Tony Visconti en la post producción, ya que la toma pertenece a un soundcheck que el grupo grabó en el estadio Wembley. Por cosas como estas siempre estamos tentados de bajarle el pulgar a los de Bono... pero ¿qué disco en vivo no tiene retoques? Sin embargo acá es más que eso. Ese público enfervorizado es como...agregarle risas a un chiste. De todas formas, musicalmente es un gran momento.
 
En el Lado 2 vienen dos lado B que originalmente aparecieron en el single de "The unforgettable fire". Es el momento climático del EP, el momento "Eno-Lanois". Los de Dublin de esta etapa eran buenos logrando climas casi monacales, religiosos.  Y esos coros de "Three sunrises" van en ese sentido. Sin embargo, mi momento favorito llega con "Love comes tumbling". Acá lo que importa es ese sonido pleno de calidez. Ese ambiente. El famoso "cuadro" que hay que construir "para que la música ocurra allí adentro", en palabras de Eno.
 
"Wide awake in America" es tal vez la última foto (en este caso una fugaz instantánea) de los U2 antes de dar el gran salto internacional que supuso "The Joshua tree", en 1987. En 2010 el grupo editó "Wide awake in Europe", su EP de la familia, con temas del "360º tour".
 
U2
Bono, The Edge, Larry Müllen Jr., Adam Clayton.
 
Discografía cercana
The unforgettable fire (1984) Wide awake in America (1985) The Joshua Tree (1987).

lunes, 9 de septiembre de 2013

7": Omar and The Howlers


Rock & Roll de Texas en siete pulgadas

En 1987 yo tenía 13 años y de noche escuchaba Piso 93, el programa que Rafa Hernández conducía en la trasnoche de la Rock and Pop. Una de esas noches el tipo pasó un tema buenísimo de un rock and roll totalmente desfasado para ese momento. El nombre del grupo (que anoté en un papelito para no olvidarme) era poco menos que ridículo.

Meses después, frecuentando la vieja disquería Fénix de Alfredo Rosso en la galería Bond Street, encontré este 7" de la banda del nombre risueño: Omar and The Howlers. Recién años después (internet mediante) me enteré del impresionante background que tiene esta banda detrás: originarios de Texas, grabaron más de 20 discos y siguen girando por ahí bajo la tutela de un gordito con cara de simpático y look inconfundiblemente texano, Omar Dykes.
  
Yendo a la música, por aquellos años con mi amigo Emilio -en vez de estudiar- pinchábamos una y otra vez estos dos temas, desconociendo absolutamente todo acerca del sonido Austin y del Jungle Blues, riéndonos como dos chiquilines del nombre del grupo pero también viendo que ahí había un sonido. Y sobre todo, dos buenos temas. ¡Dos temazos, para ser más justos!

Nunca sabremos cuál era el A-Side, pero por capricho personal siempre supuse que es "You ain´t foolin´ nobody", un rock and roll que pisa el Rockabilly con condimentos 100% sureños. El tema arranca con un riff de guitara asesino, un golpe de tambor y la cosa se larga a todo vapor. Música para bailar y sacudir faldas y sombreros. La voz de Omar suena pícara, cómplice y la banda (un trío que completan Bruce Jones en bajo y Gene Brandon en batería) maneja la intensidad sin caerse nunca de esos  2´30. Palo y a la bolsa.

 
Pero la joyita viene cuando das vuelta el simple. "Dancing in the canebrake" es uno de esos mid tempos para manejar una Pick Up en un atardecer soleado, a velocidad crucero, sin nada de que preocuparte. Total, la música te lleva a pasear sola. Apoyando las estrofas aparece un Hammond que es una delicia y Dykes saca su chapa de cantante poniéndole toda la garra a cada trepada del estribillo, creciendo y creciendo hasta el final. Este es para bailar un poco más cerca de tu pareja en el salón, medio que agarrando por la cintura.

Una música sin complejos, sin rosca, pura como el agua de un río de montaña y como los cielos que -imaginamos- decoran los atardeceres de Texas.

Visitá la página oficial de Omar and The Howlers.

Bonus
"You ain´t foolin´nobody"/ "Dancing in the canebrake" fueron parte del disco "Hard times in the land of plenty", el primer lp del grupo para un sello grande, Columbia Records, editado en 1987.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Discos: Post Industrial Boys (Post Industrial Boys, 2004)

Buenos Aires, 2004. En algún inhallable sitio de internet, un músico electrónico local recomendó este disco, cuando todavía existían las "recomendaciones".
 
Recuerdo aquellos años como los primeros y excitantes primeros momentos de las descargas de música. Veníamos de apropiarnos de temas sueltos aquí y allá pero ahora se hacía fácil, por primera vez, bajar discos enteros. De un tirón. Del aire a tu compu y de ahí a un CD.
 
Personalmente todavía me quedan pilas y pilas de CD-R que grabé en aquella época. Y entre ellos está éste de los Post Industrial Boys. Un grupo del que circula escasísima información en la web. Oriundo de Georgia, una remota ex república de la URSS. Un combo que nuclea músicos, cantantes y artistas visuales comandados por Gogi Ge.Org (seudónimo de George Dzodzuashvili). Editaron apenas dos discos, éste y "Trauma", en 2006. Y después, nada más se supo de ellos.
 
Y ya que estamos de recuerdos, me viene a la mente algún solitario verano en la ciudad, silbando y canturreando el primer y adictivo tema del disco. Ese de la genial letra: "post industrial boys have a wonderful voice/ they read some James Joyce to make a careful choice". La música es superlativa: puros silencios, electrónica mínima. Y una voz que lo envuelve todo y se mete en el inconsciente melódico. Podés estar todo un día con este sonido en la cabeza, te lo garantizo. Todo el disco vale por este primer momento.
 
"Lula" y "Cops and their wives" levantan un poco el pulso pero mantienen el clima enrarecido. Y la dupla "In the kitchen" y "Damshviddi", por su parte, bordean el Trip Hop con toques de un lejano Acid Jazz y mucho Ambient como materia prima. "Kampolina" es otro momento simpático, un jazz posmoderno para caminatas nocturnas.
 
En realidad, todo "Post industrial boys" es un disco para la late-night. Para la escucha solitaria. Tiene aires lejanamente jazzeros. Climas de soundtracks de suspense. Material fílmico pasado a música y al revés. Un buen viaje para suspender todos los sentidos, menos el oído.
 
Entre tanta música que con los años desechamos, acá hay algo que quedó. Y que todavía sigue sonando.
 
Post Industrial Boys- discografía
Post Industrial Boys (2004) Trauma (2006).

sábado, 31 de agosto de 2013

Vinilos/ rarezas: Música hippiedelica (Varios, 1969)

Argentina Hippie ´69
 
Se ve que para el gobierno de Onganía los hippies argentinos no pasaban de ser unos pelilargos inofensivos. Si no, no hubiera permitido una tapa como ésta.
 
La cosa es que en 1969 a algún ejecutivo piola de la CBS local se le prendió la lamparita y armó una serie de discos destinados al público joven y "hippiedélico" (ni a los Babasónicos de la era "Dopádromo" se les ocurrió un término así, hay que reconocerlo).
 
La tapa es tremenda, con la chica "tatuada" con birome en los cachetes y en la frente a puro Amor y Paz. Ese sweater. Esos colores. Esa mirada perdida, tal vez por el consumo de algún estupefaciente hippiedélico. La cubierta te llama -como me pasó- a comprar el disco sea lo que sea que traiga adentro. Y adentro -algo esperable- hay poco de Hippie. Y menos de Psicodelia. Pero sin embargo hay que darle la derecha al que secuenció el L.P: la música se sostiene ahí arriba, apenas con algunos matices bajando. La idea: un disco para poner en una fiesta "con buenas ondas", con algo de humo y donde un par se sueltan ¡y hasta se ponen a bailar como locos!
 
Ojo con el setlist. Hay desconocidos totales, conocidos a medias y algunos ilustres que hoy, 40 años después y con Internet, todos conocemos. El lado 1 arranca en plan meloso con Scott McKenzie (el del himno Hippie- Costa Oeste "San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair)" y unos ignotos -hasta donde pudimos averiguar- The Silvers, que suenan a una cruza de los Zombies con los Kaleidoscope, bien fechados en la época.
 
 
 
La cosa levanta con Billy Joe Royal (un oscuro intérprete de Country Rock de los 60´s) y vuelve a la balada orquestada con Les Irresistibles, que por lo que averiguamos eran un grupo de chicos americanos que vivían en Francia (?) y editaron un álbum y un puñado de singles, entre ellos "My year is a day" (atención al gran solo de órgano del medio). Cierran el lado los Simon & Garfunkel con el hitazo "Mrs. Robinson" y sigue el baile con Paul Revere & The Raiders (marche un afano a "Paperback writer" por ahí, pero ojo que este "Too much talk" tiene una vuelta copada por el medio).
 
Lo más careta del disco es el arranque del lado 2, con los Tremeloes. Saltamos esa porquería que es "Helule helule" y encontramos la joyita (¡por fin algo Hippidélico!) "Jennifer juniper", de Donovan. Este es de esos temas que al momento de comprar el disco pensás: "Bueno, si es muy malo, por lo menos tengo un tema de Donovan en vinilo".
 
 
La cosa no decae porque aparecen The Love Affair, que en 1967 venían de pegarla con el clásico "Everlasting love". Acá aparece el hit que le siguió, del 68, "Rainbow valley". Salteamos otra porquería (John Fred & The Playboys Band) porque llegan otros ilustres de la psicodélica británica: los escoceses The Marmalade, con el single de 1967 "Man in a shop". Temazo. Ojo que no está mal el juego de coritos de "Hey little boy", de un tal James Royal. Y el disco cierra a todo trapo con los Sly Stone de "Dance to the music", ahora sí, con todos los hippiedélicos sacudiendo sus melenas.
 
Chequear también: 
Flower power: música para hippies vol. 1 y 2
 
Música Hippiedélica vol, 2

martes, 27 de agosto de 2013

Videos: Jackson 5

 
Un poco de Soul para sacudir el frío. 
Los hermanitos Jackson en vivo en Soul Train 1972 haciendo "I want you back".

jueves, 22 de agosto de 2013

Discos: Waiting for the moon (Tindersticks, 2003)

Los Tindersticks son de esas bandas que escuchadas en el momento incorrecto pueden llevarte a odiarla por lenta y aburrida. Pero degustada en el momento apropiado depara sus placeres, fruto de la sutil factura de su música. Y la sustancia de buenas canciones.
 
El grupo de Stuart Staples siempre pareció ocupar ese lugar intermedio entre Nick Cave, la morosidad de Mogwai y las orquestaciones de John Barry. Y más acá, entre sus herederos como The National. Pero lo que hay que decir es que Tindersticks transitó su década -los 90- con gallardía, elegancia y un puñado de canciones que siguen sonando sentidas y profundas, más allá de su adorno teatral. 
 
"Waiting for the moon", el sexto disco de los de Nottingham, es otra pieza de orfebrería pop para degustar de a poco y con la menor ansiedad posible. Un álbum para poner (al menos esta es mi receta) a la hora "en la que cantan los lobos". Y si se trata de una fría, friísima noche de invierno (como estas de Buenos Aires) mucho mejor. 
 
Al comienzo, el disco intercala algunas canciones lentas (las bellísimas "Until the morning comes" y "Sweet memory") con los climas siniestros de "Say goodbye to the city" (con esas cuerdas tremendas, zumbando alrededor de la voz y la base nerviosa del bajo y la batería) y "4.48 psychosis", inspirada en la sombría última obra de teatro escrita por la dramaturga Sarah Kane.
 
El disco vuelve a encontrar otro gran momento entre "Sometimes it hurts" (excelente el dúo, casi un diálogo, entre Staples  y Gina Foster) y "My oblivion". Cuando hacen temas lentos como éste, los británicos rozan climas casi religiosos, de una piedad sostenida y lúgubre. La letra (al igual que la mayoría en este álbum) parece un pequeño rezo por encontrar algo: el hogar, el amor, la vuelta a casa, una iluminación que nos caiga de las estrellas. Pero el clima que domina estas canciones siempre es sombrío. Como si los Tindersticks nos dieran una palmada en el hombro y nos dieran a entender que el mundo, en el fondo, no tiene redención posible salvo a través del amor. Y sólo a veces.
 
Justo cuando el disco amenaza con hacerse denso, la banda termina con "Runnig wild". Exactamente ahí, para volver a comenzar.
 
"Waiting for the moon" sería el último lp con la formación original de los Tindersticks. Luego de su edición la banda entró en un hiato de cinco años hasta grabar un nuevo disco. En el medio, cambió gran parte de sus integrantes.
 
Tindersticks 2003
David Boulter, Neil Fraser, Dickon Hinchliffe, Stuart Staples, Mark Colwill, Alistair Macaulay.

Discografía cercana
Can our love (2001) Waiting for the moon (2003) The hungry saw (2008).

lunes, 19 de agosto de 2013

Discos: Bird wood cage (The Wolfgang Press, 1988)

Al sello británico 4AD le debemos gran parte de la música más interesante e innovadora de los 80. Dentro de la escudería inglesa fundada por Ivo Watts-Russell y Peter Kent, los Wolfgang Press ocuparon un lugar de lo más extraño. Realmente, eran una banda única.
 
Este trío londinense grabó una serie de discos entre fines de los 70´s (todavía como Rema-Rema y Mass) y mediados de los 90, ya con un pie en la escena bailable. Pero sus discos capitales son los de los 80, entre ellos este "Bird wood cage". ¿Qué hace único a este disco? En sus surcos escuchamos algo de la opresividad de Nick Cave, las atmósferas saturadas de Dub al estilo "Metal box" y un clima amenazante y ruidoso propio del Industrial.
 
"Bottom drawer" parece anticipar la escena Trip Hop que lideraría Massive Attack apenas unos años después, y ubicaba a los Wolfgang un paso más adelante de sus contemporáneos. Realmente, estaban mirando lo que todavía no había llegado. "Kansas", por su parte, es Industrial cruzado con Dub y Funk. ¿Y "Swing like a baby", qué es? ¿Música bailable para zombies? En "The holey man" escuchamos a unos Bad Seeds sobre un clima de suspense de lo más cautivante. Y "God´s number" es un Funk tremendo, torturante. Como si los Talking Heads se hubieran vuelto definitivamente locos. Todos engendros, al día de hoy todavía bastante inclasificables.
 
The Wolfgang Press.jpgDefinitivamente, "los 80" fueron mucho más que el pop radial y los hits que hoy parecen etiquetar aquella década en compilados bajados de internet. Por debajo de la superficie (¡gracias 4AD, entre otros!) ocurrían cosas mucho más interesantes. Dentro de esa avanzada, los Wolfgang Press sonaban más desorbitados y alienados que cualquiera, en un lugar que todavía hoy suena incómodo.
 
Wolfgang Press 1988
Michael Allen, Mark Cox, and Andrew Gray.
 
Discografía cercana
Standing up straight (1986) Bird wood cage (1988) Queer (1991).  
 
Chequear también:
Massive Attack, Blue lines
Public Image Ltd, Flowers of romance
Talking Heads, Fear of music

martes, 13 de agosto de 2013

Discos: The virgin suicides (AIR, 2000)

Los franceses AIR nunca se parecieron tanto a Pink Floyd como en este disco. Hay varios pasajes de "The virgin suicides" que recuerdan a los maestros del cuelgue y de los climas perezosos.

El disco es en realidad el soundtrack que Nicolas Godin y Jean-Benôit Dunckel compusieron para la ópera prima de Sofía Coppola, una directora que más allá de sus méritos tras las cámaras, siempre supo rodear de buena música sus películas (ver “Lost in translation”, “Marie Antoniette”, etc.).

Para esta grabación, AIR le agregó a su sonido la calidez de algunos instrumentos orgánicos como baterías y saxos, que se complementan muy bien con el arsenal característico del grupo y sus capas de teclados. El resultado es un sonido envolvente, íntimo.

Pero sobre todo, el mérito de “Virgin suicides” es que se sostiene bien como disco, independientemente de su función como score de la película (algo poco usual, ya que las músicas incidentales suelen quedar muy pegadas a las imágenes que acompañan).

Como todo soundtrack, acá aparecen varios motivos y melodías que se repiten, con variaciones de forma y tono. Es el caso de “Playground love”, transmutada en “Highschool lover”. El disco entra en un clima ensombrecido y apocalíptico entre “The word “hurricane” y “Dirty trip”, con muy buenos aportes del baterista Brian Reitzell y unos coros sintetizados tenebrosos.  

En realidad, la estrella es el monoclima que genera “Virgin suicides”. Ese que te lleva de la mano durante sus 40 minutos de duración y que yo ubico –algo antojadizamente- a mitad de camino entre “Obscured by clouds” y el Miles Davis de “Ascenseur pour l'echafaud”.

Mi momento favorito llega casi al final del set, con la desoladora “Empty house”. Ahí sí, recordar a las hermosas vírgenes suicidas (tan angelicales ellas, con sus vestidos blancos inmaculados viviendo en el clima sofocante de esa casa cerrada al exterior) entra en sintonía con esta música sideral, con esos silbidos sonando en un vacío igual de desolador.

AIR
Nicolas Godin, Jean-Benôit Dunckel.

Discografía cercana
Moon safari (1998) The virgin suicides (2000) 10.000 Hz. legend (2001).

miércoles, 7 de agosto de 2013

Discos: Live at The Fillmore ´68 (Santana)

Hace unos años solía pasarme los sábados a la noche dando vueltas con el auto por Buenos Aires, con la radio encendida. Un programa me servía como musicalización: el "Buenos Aires Blues", en la trasnoche de la FM Rock and Pop.

Ahí escuché por primera vez la impresionante versión en vivo de un tema desconocido (para mí) de Santana llamado "Treat". Una joya que años después me hizo ir en busca de este gran disco en vivo grabado en el Fillmore de San Francisco en 1968.

El cd doble editado en 1997 por Columbia recoge la actuación del grupo los días 19, 20, 21 y 22 de diciembre del 68. Aquel año crucial para la escena de la Costa Oeste, entre el Verano del Amor y Woodstock. Y poco antes de que Santana grabara su primer álbum de estudio, editado en 1969. 

El set abre con el clásico "Jingo" (con la banda calentando motores) y entra en territorios más funkies con "Persuassion" y, sobre todo, la groovísima "Chunk a funk".

Pero detengámonos en esa gema que es "Treat". Son nueve minutos y medio que empiezan parecidos a "The great gig in the sky", de Pink Floyd -allá arriba, suspendidos en el aire- y comienzan a tomar ritmo a los dos minutos con los hi hats de Bob "Doc" Livingston.

Pronto la banda completa se suma a la fiesta -todavía de a poco, respetando la cadencia, el swing- y a los 4 minutos Carlitos Santana se larga con su solo, creciendo lentamente hasta alcanzar el clímax (percusiones, riff, ritmo alocado, todo en un batido perfecto) antes de volver a caer en la coda igual al comienzo. Pura música, tocada en toda la cancha.

Completan el set buenas versiones de "Soul sacrifice" y algunas rarezas no incluidas en otros álbums de Santana como "Freeway", "As the years go passing by" (de Albert King) "Fried neckbones" y "Conquistadore rides again" (original de Chico Hamilton). 

Santana 1968- Live at the Fillmore
Carlos Santana (guitars & vocals) David Brown (bass) Marcus Malone (congas) Bob "Doc" Livingston (drums) Gregg Rolie (piano, organ & vocals).

jueves, 1 de agosto de 2013

Discos: Starfish (The Church, 1988)

Por si hasta acá no se notó, los The Church son una de nuestras bandas favoritas.

Podríamos dar varios argumentos intelectuales y hasta ideológicos (su "menos es más", su coherencia, su nunca claudicar y seguir insistiendo disco tras disco en una misma obsesión sonora, entre otros). Pero tal vez sólo alcance con decir que el grupo liderado por Marty Wilson- Piper y Steve Kilbey nos puede. Basta que suene casi cualquier disco de su extenso catálogo para que volvamos a sentir la magia modesta pero inoxidable del grupo. Con muy pocos elementos lograron un sonido propio, absolutamente personal y duradero.

Dicho esto, "Starfish" podría ser indicado como otro excelente lp de la banda, en el que la inclusión de su único "hit" mundial, "Under the milky way" es apenas un detalle. De hecho, la canción pasa desapercibida dentro de un set parejo y de gran nivel, rodeada de muchos otros buenos temas. ¿Cuál es la diferencia con "Heyday" (1986) su también muy buen disco anterior? Tal vez el cierre levemente más pop y ganchero de algunos temas, aunque sin resignar un ápice la identidad del grupo. Como dijimos, "Starfish" es muy parejo, todas las canciones son buenas.

Así y todo, tenemos nuestras favoritas. "Antenna" flota sobre un ritmo de vals y un arreglo de mandolina que la hace inolvidable. "Blood money" va y vuelve, cargando y suavizándose, y "North, south, east and west" es enrevesada y mantiene la energía siempre ahí, para cerrar el lado 1.


Los The Church fueron siempre unos maestros del clima ensoñado (más que "escuchar" sus discos uno se deja adormecer por ellos, en un efecto claramente psicodélico). Los trucos son muy simples: guitarras arpegiadas, sonido envolvente, manejos de la intensidad y arreglos efectivos, funcionales, en cada tema. Parece fácil, pero tiene sus secretos. Todo está a la vista, y por eso es más enigmático su efecto.

Acá no fallan en ese aspecto. Atacan algunos temas rápidos (algo poco común, siempre adeptos a los ritmos más cansinos) en "Reptile" y "Spark" y dejan grandes espacios de silencio en "Destination". Cierran con otros dos temazos: "A new season" (de exquisitas melodías vocales) y "Hotel womb", otra con gancho, que en un mundo mejor hubiera sido un hit.

El éxito de "Under the milky way" nos los mareó y dos años después, en 1990, se despacharon con otro gran disco, el doble "Gold afternoon fix", también producido por Waddy Watchel.

Larga vida a los The Church, una de esas bandas que te pueden acompañar toda una vida.

The Church 1986
Marty Wilson- Piper, Richard Ploog, Peter Koppes, Steve Kilbey.

martes, 30 de julio de 2013

sábado, 27 de julio de 2013

Cambio de oídos: tres discos

Tres discos me influyeron -alrededor de mis 20 años- para empezar a escuchar música electrónica. Escucharlos fue abrir una puerta a una serie de sonidos,  y sobre todo, a una forma nueva de escuchar. Menos pendiente de la canción y más atento a la generación de climas, paisajes y repeticiones. 

El Big Bang  fue "Recolección vacía", de Daniel Melero (1993). Entre pseudo teorías y su tracklist orientado al Techno Ambient, Melero tiraba varias citas de grupos y solistas por los que estaba influido.

El disco en sí me obsesionó durante un largo tiempo (y literalmente lo gasté en los auriculares, andando por Buenos Aires) pero mejor que eso, funcionó como disparador, como árbol de citas y ramificaciones. Esa música empezó a dialogar con muchas otras, hacia atrás y hacia adelante en la historia del rock. Cambió, definitivamente, mi modo de escuchar.

Por "Recolección vacía" llegué a The Orb, a los que agarré en su segundo disco "U.F. Orb" (1992). Los veía como unos Pink Floyd de los 90, sobre todo por el concepto de banda, de formación grupal (por lo general son más comunes los solistas con nombres fantasma en el rubro electrónica).

A la distancia "U.F. Orb" no es mi disco favorito de ellos (me vuelco más por "Pomme fritz" u "Orblivion") pero éste fue seminal. Recuerdo dejarlo correr a alto volumen, con la casa vacía, a ver qué pasaba.


El tercer disco de esta saga fue "Screamadellica" (1991). Temporalmente llegó antes que "Recolección vacía" y su influencia fue distinta: me ayudó a pensar en las posibilidades que una banda de rock podía alcanzar metiéndose en terrenos hasta entonces "ajenos" como el House, el Ambient o el Dub.

Mucho se ha escrito sobre este disco de los Primal, pero en 1991 era realmente asombroso. Y todavía suena.