viernes, 30 de abril de 2010

Soundtrack de hoy: Live in Tokyo (Public Image Ltd, 1983)

Uno 
Hoy la mañana arrancó energética con los Public Image Ltd. Esa gran banda de la que alguna vez hablaremos largo y tendido.

Originalmente editado como doble lp de 45 rpm, Live in Tokyo testimonia la particular química entre las huestes de John Lydon y el público japonés. Algo extraño, teniendo en cuenta el sonido hermético, casi autista que caracterizó a los Public Image, al menos en su primer período hasta 1986.

Dos
Tras el alejamiento del guitarrista Keith Levene y el bajista Pete Jones, Lydon decidió reformar P.I.L. Con nueva formación (sólo subsistió Martin Atkins en batería) la banda se fue de gira a Japón en el verano de 1983, donde les ofrecieron grabar dos conciertos en Tokyo con equipos digitales proveídos por Mitsubishi. De hecho, es probable que Live in Tokyo haya sido el primer álbum grabado en vivo de esa forma.

Musicalmente, el rendimiento de la banda es desparejo y la atmósfera que se respira es comprimida, con esos bajos de inspiración dub bien al frente, conformando un bloque robusto con la batería de Atkins. Así y todo hay buenas versiones, como Annalisa -que abre el set- o la clautrofóbica Religion (ambas de "First issue", 1978). En This is not a love song (el "hit" que los PIL pegaron por aquel 1983) se nota a un Lydon algo desenfocado arengando al público, y en Death Disco la banda le da vuelo a la combustión "funk abstracta" propia de Metal Box (79).

Tres
Suena gracioso escuchar a Lydon haciendo cantar al público nipón en Under the house, último tema del disco. El mismo Lydon que, fiel a su cinismo, pidió a sus fans que no compraran el disco ya que la banda lo había grabado pura y exclusivamente para cobrar el dinero que la empresa grabadora les había ofrecido por registrar los shows. Ja.

jueves, 29 de abril de 2010

Discos: Too high to die (Meat Puppets, 1994)


Género: una de las gemas tapadas del Grunge

Opacados por los "tanques" del Grunge (Pearl Jam, Soundgarden, Nirvana y demás) los Meat Puppets pasaron prácticamente desapercibidos en su momento.

Hasta que en 1993, la varita mágica se acordó de ellos y gracias a la convocatoria de su "fan" Kurt Cobain compartieron escenario con Nirvana en la grabación del MTV Unplugged. Fue la noche del 18 de noviembre de 1993, en los estudios Sony Music de New York.

Formados en Phoenix, Arizona, a comienzos de los 80, los Meat Puppets tejieron una carrera silenciosa y fértil, aunque como dijimos, bastante pasada por alto. Luego de varios discos grabados para sellos pequeños (se recomiendan "Meat Puppets II" y "Up in the sun") la banda firmó para London Records, donde en 1994 grabó su mejor álbum: Too high to die. Un disco plagado de altos momentos de guitarras, excelentes melodías y temas inteligentes y a la vez, memorables.

El fuego se abre con los riffs pesados de "Violet eyes" y ya la fórmula está allí: distorsión, buenas guitarras y mucho trabajo vocal y armónico (algo especialmente llamativo para un grupo americano de ése período). Hay más para intentar descifrar esa fórmula: la "suavidad" o "sutileza" para orquestar e inclusive rockear, aún tratándose de una música densa, altamente electrificada. A diferencia de otros grupos más "toscos" del período Grunge, los Meat Puppets siempre mostaron un costado delicado. Una forma astuta de combinar fuerza con belleza.

"Never to be found" muestra el costado más amable del grupo. Guitarras limpias y una melodía entrañable. Sin embargo, hacia el final el tema se va "pudriendo" hasta terminar en un ordenado crescendo de distorsión. A continuación, uno de los "highlights" del álbum: la poderosa "We don´t exist" lo tiene todo; grandes riffs (con "machaque" y todo) y mucha melodía. Basta escuchar atentamente la entradas a las estrofas, los puentes y la caída del estribillo (ese "Cayenneee..." ¡por Dios!) para confirmar el talento de los hermanos Kirkwood haciendo música.

La acústica "Severed goddes hand" baja los decibeles y "Flaming heart" presenta una intensidad controlada y al grupo extrayendo toda la miel posible de esas melodías. ¿Unos grunge de corazón Beatle, los Meat Puppets? El tema está arreglado y seguido hasta el final, hasta la última gota. 

Ese primer tramo del disco es imbatible, y en la segunda mitad tal vez sobren algunos temas. Vicios de la "era del CD". Lo que no quiere decir que la segunda parte no tenga sus altísimos momentos: el disco se vuelve a enfocar con el hit "Backwater", un tema menor que sin embargo resume el ADN sonoro de los Puppets. 

Llegan entonces las canciones más melancólicas. "Things" es pura tristeza en tonos menores ("Over is the game/ captured have you been/ ageless is the end") hablando en términos de resquemor y arrepentimiento. Hacia el final tenemos una de las mejores canciones del disco: "Evil love", con una atmósfera lejana y una melodía entrañable. ¡Cuánto talento pop! (aunque el envoltorio sea más o menos "rockero": eso, en el fondo, no importa). Para el final, el grupo se despacha con su propia reversión de "Lake of fire", aparecido originalmente en Meat Puppets II (1984).

Bonus
Vale la pena recordarlo. Aquella noche de 1993, un Cobain con su clásico saquito de lana invitó a Chris y Curt Kirkwood para tocar juntos "Plateau", "Oh me" y "Lake of fire", en uno de los momentos más especiales de aquel "Unplugged in NY".

miércoles, 28 de abril de 2010

Discos: Agents of fortune (Blue Öyster Cult, 1976)

Formado en New York a fines de los 60´s, ese extraño engendro hard rock llamado Blue Öyster Cult se las ingenió (increíblemente) para seguir haciendo de las suyas hasta nuestros días.

Agents of fortune fue el sexto y más exitoso disco de los americanos, y al día de hoy sigue sonando sorprendente por la libertad con la que usa ideas que provienen de distintos "palos" y las suma a la bizarra fórmula musical del grupo. Para no demorarnos más, vayamos a los temas.

Ya desde el comienzo, aparece el pastiche. "This ain´t the summer of love" arranca con un riff que parece sacado de Black Sabbath, suma buenas voces en la misma veta, para enseguida llegar a un estribillo...¿Glam? con coros bizarros y todo. "True confessions" (acá le afanaron los Razorlight en algún disco) suena a Costa Oeste, y por consiguiente, a sol y autos descapotables.

Como tercer tema llega el mayor éxito en toda la carrera de los Blue Öyster, "(Don´t fear) the reaper", un tema que arranca genial con arpegios y clara cita a The Byrds y el folk rock en las voces. Acá los que afanaron me parece que fueron los Meat Puppets de "Too high to die". El tema está buenísimo porque para, retoma el arpegio incial y luego cambia de forma, sorprendiendo. A esta altura comenzamos a darnos cuenta  (¡oh, melómanos posmodernos cargados de cinismo y prejuicios!) que detrás de la mescolanza bizarra de los BÖC había (además de desparpajo) un cierto talento para ensamblar melodías y voces y más generalmente, para armar buenos temas.

Para sumar bizarreadas llega "E.T.I (Extra Terrestrial Intelligence)", con sus coros...¿como describirlos? Bueno, lo dejo para alguien con más talento literario. El riff principal es muy bueno y el tema carga sin saturarse. ¡Hasta tiene efectos de sonido de platos voladores! El lado A cierra con "The revenge of Vera Gemini", con la participación de Patti Smith en unos muy buenos coros y co-composición. Es cierto, la inclusión de Patti no se entiende muy bien, sobre todo teniendo en cuenta la atmósfera tan poco punk del álbum, pero bueno. El título hace referencia a un personaje mítico de historieta, hija del Bien y del Demonio.

En la segunda mitad el buen nivel se mantiene. "Sinful love" aporta más a esa mezcla entre metal y glam rock, mientras que "Tatto vampire" opta por un rock más clásico y desenfrenado (para acelerar un poco el descapotable). Acá la veta metalera gana la partida, aunque siguen los arreglos y sonidos de cine clase B dándole color a la película bizarra de los Blue Öyster.

Es tiempo de parar un poco el motor y para eso llega el climax de la intro de "Morning final" (único tema del bajista Joe Buchard, hermano de Albert, el baterista). Pero pronto la cosa cobra vigor funk y el disco  vuelve a levantar un ritmo que en realidad, nunca perdió.

Para el final, "Tenderloin" se toma la libertad (otra más y van...) de mezclar approach de un pop de FM con más giros metaleros. Incomprensible y encantador. "Debbie Denise", el track final, es una balada prístina de amor en el mundo del rock, como sacada de unos Kiss pasados por ácidos.

Fast food: comments rápidos

Algunos discos modelo 2010 que quedaron en el tintero. Esta vez no fue una buena cosecha...

Record Club, Oar (Self released, 2010)
Ya no es noticia, pero cabe recordarlo: Record Club es el "nuevo" proyecto de Beck. Un grupo de músicos se junta para versionar en forma íntegra un disco más o menos clásico. La idea es juntarse, y sin demasiados ensayos, grabar. Del proyecto participan Feist, Jamie Lidell, MGMT y Nigel Godrich, entre otros, y hasta acá hicieron sus versiones del primero de Velvet & Nico, "Kick" (INXS) y "Songs of Leonard Cohen". En este caso "cubrieron" el mítico y único disco de Alexander "Skip" Spence. Si me preguntan, el disco es tan aburrido como casi todo lo que toca Beck desde "Odelay" para acá. Además, parece un disco de Beck "con invitados", lo que le resta cierta unidad y clima. Aún así, la versión de "Diana" está buena.

Ocean Colour Scene, Saturday (101 distribution, 2010)
Hace rato clásicos, los OCS juegan con la ventaja de ir sobre terreno firme. Nada del otro mundo este "Saturday", su noveno disco, pero hay oficio y buenos momentos (como la intro de aires spaguetti western de "100 floors of perception" o el bonito single "Magic carpet days"). Me estaré volviendo conservador.

Lightspeed Champion, Life is sweet! Nice to meet you (Domino, 2010)
Le di mis oportunidades a Devonte Haynes, pero no hay caso. Su voz no me la creo y encima me aburre notablemente. Las melodías arrastradas terminan por saturarme y la repetición de arreglos e ideas me hacen desistir de sus discos. "Life is sweet..." tiene algunos buenos momentos, pero se pincha de tanta cuerda atrás y falta de canciones de verdad. Paso. 

High Places, High Places vs Mankind (Thrill Jockey, 2010)
Los High Places son un dúo de Brooklyn compuesto por un dj multinstrumentista y la cantante Mary Pearson. Después de su luminoso lp debut, aquí tenemos un segundo álbum más oscuro e introspectivo. La fórmula: sutiles bases dance, algunos instrumentos orgánicos, maquillaje ambient, algunas field recordings y muchas voces de inspiración elizabethfraserianas. Escuchable, en dias de no demasiada ansiedad.

Athlete, Black swan (Fiction, 2010)
¿Alguien se acuerda de este grupo? Si en algunos momentos de sus primeros discos los londinenses sonaban al menos aceptables, bueno, acá terminan de tirar todo por la borda. Melodías forzadas, ideas remanidas. Pop sufrido (e insufrible).

Josh Rouse, El turista (Yep Roc Records, 2010)
¿Por qué este muchacho no siguió en la senda de "1972", aquel gran disco de 2003? A partir de entonces, todo fue en declive para Rouse. Y sus discos se hicieron cada vez más aburridos. Tiene calidad, buena voz, pero su música fue acomodándose cada vez más cerca del AOR y menos del costado soulero de las buenas épocas. Aparte...¡qué feo escucharlo cantar en castellano! Dios me libre.

martes, 27 de abril de 2010

Discos: Love (The Cult, 1985)

Muy cada tanto aparece uno de esos discos que muestran a un artista en estado de gracia. "Love", el segundo lp de los británicos The Cult, pertenece a esa estirpe. 

Grabado en Surrey entre julio y agosto de 1985, "Love" es una auténtica obra maestra en todos los niveles. El álbum representó un salto cualtitativo notable para la banda de Bill Duffy y Ian Astbury, teniendo en cuenta la atmósfera algo indefinida aún de su lp debut, "Dreamtime".

Con "Love", los Cult subieron varios peldaños. Y es que a lo largo de estos diez temas todo encaja: la banda da todo de sí en un altísimo nivel. Tanto arreglos (inventivos, inteligentes, arriesgados) como composición, estética y hasta el orden (o "flow") de los temas a lo largo del disco están "en su punto justo". Pero por encima de su floritura y ornamentación, "Love" es esencialmente un disco de rock. Es filoso, agresivo. Va al frente y patea traseros aunque de una forma sofisticada. Es crudo y psicodélico y hasta muestra, por momentos, algunos toques Soul.

La primera descarga llega con "Nirvana", un tema que sienta las bases de lo que escucharemos en los próximos 51 minutos. En la segunda mitad, los arreglos  le dan amplitud y vuelo al tema, antes de retomar el estribillo final, con una letra que asimila el estado de plenitud propio de la filosofía oriental con el éxtasis de la música. 

"Big neon glitter" es un mid tempo marchoso trabajado hasta el detalle. Aquí hay cargas y descargas, paradas de la banda, retomes: todo lo que un buen grupo de rock puede hacer. Tal vez el epicentro del set sea el tema que da nombre al álbum: "Love" es otro mid tempo enrevesado, complejo, lleno de picos, de subidas y momentos llevados con pulso y groove. Muchos solos sucesivos de un Bill Duffy tremendo. A esta altura, el disco está en plena combustión. 
 
El primer reposo llega con la climática "Brother wolf, sister moon", de ambiente siniestro, que muestra el costado más "místico" de la banda. El lado A en la edición vinilo (como debe ser escuchado "Love", por cierto) cierra con un resumen perfecto de todo lo mostrado hasta ahí: "Rain" va al grano, sin tanta vuelta. Una lección de cómo tener potencia sin explotar del todo.

La segunda mitad abre con "The phoenix", tema de altísima combustión y climax psicodélico, con varios elementos destacados: la endemoniada voz de Astbury (probablemente uno de los cuatro o cinco grandes cantantes de rock and roll de todos los tiempos); el groove de bajo/ batería (con el enorme trabajo, como a lo largo de todo el álbum, de Mark Brzezicki) y las capas y capas de wah wah que llevan al tema hasta el paroxismo eléctrico. Magistral. 

Para volver a retomar el pulso más "pop" del álbum llega "Hollow man", más cerrado y menos derivativo. El corazón de "Love", sin embargo, lo ocupa el clásico "Revolution". Su letra enigmática nos lleva a preguntarnos de qué clase de "revolución" habla la canción: "Joy or sorrow what does revolution mean/ To save today is like wishing in the wind/ All my beautiful friends have all gone away/ Like the waves they flow and ebb and die". 

Para el común de los discos sería impensado presentar semejante set, pero a "Love" todavía le queda un gran momento con "She sells sanctuary", único tema donde la batería fue grabada por Nigel Preston, primer baterista del grupo. "Sanctuary" fue, además, uno de los singles que cortó Love. Para el final, vuelve el reposo con el vaivén místico de "Black angel"

The Cult 1985
Billy Duffy, Ian Astbury, Jamie Stewart, Mark Brzezicki.

Bonus 1
En 2009, los Cult giraron tocando entero el álbum en el "Love live tour".

Bonus 2
En lo personal, "Love" fue uno de aquellos "discos de secundaria". Con los amigos de colegio pasábamos tardes enteras estudiando cada detalle del disco (y olvidando estudiar para nuestros exámenes, por supuesto). Por eso, este post está dedicado a los amigos de blazer y camisa celeste. You know who you are folks!

jueves, 22 de abril de 2010

Discos: Wish you were here (Badfinger, 1974)

Género: esa gema poco conocida de los Badfinger. 

Todos conocemos más o menos la historia.

Badfinger fue la banda que lo tuvo todo para llegar a lo más alto, pero la mala suerte y el destino le jugaron repetidamente en contra. Para los detalles, cualquiera puede wilkipediar y enterarse de como vino la historia de este hermoso y malogrado grupo de rock. 

Lo cierto es que para 1974 esta banda formada en Gales a mediados de los 60´s ya había editado cinco álbumes y cosechado algunos éxitos tempranos, a caballito de su fichaje para Apple Records. Para muchos, Badfinger eran la cruza perfecta entre Beatles y Stones. Para otros, el primer mojón de lo que comunmente se entiende por "Power Pop".

Si bien en un principio "Wish you were here" cosechó críticas favorables, pronto fue sacado de circulación por un conflicto legal entre Warner Brothers y el manager del grupo. A partir de allí, el lp pasó a las sombras, esperando años para su reedición en cd.

Sin embargo, el tiempo nos permitiría reencontrar esta gema perdida de la historia del rock. 

El álbum comienza con bríos, a caballito de "Just a chance", un tema por el que pagarían fortunas todas las bandas de Hair Metal de los 80´s, sobre todo por la riqueza de sus melodías.

Cuánta riqueza armónica, cuánto talento para ensamblar esas voces. Entre los 17 y los 30 segundos, esos fraseos encapsulan todo el arsenal melódico del que disponía el cuarteto, además de ser un poco Hard Rock, otro poco de Power Pop. 

"You´re so fine", acerca el perfil más Folk Rock del grupo. Un mid tempo luminoso con impecables arreglos de guitarra y un bonito solo con slide. 

Le sigue uno de los momentos más emotivos del álbum: "Got to get out of here" nos recuerda un poco a las melodías de Chris Bell en Big Star: abiertas, rasgadas, con mucha concentración melódica. La letra refleja la asfixia y la necesidad, al mismo tiempo, de encontrar un lugar, un espacio propio:  "Baby, a man gets wise/ To running 'round in circles/ He ain't got no choice/ Only the fool survives/ Running 'round in circles/ Trying to make some noise/ Got no choice". Para luego agregar, con desencanto: "Well, I learned to live without face/ Learned to feed my soul/ I can learn the chords to right place/ Hang onto my own". 

"No one knows" retoma los bríos aunque en unos tonos menores que nos traen sensaciones más ambiguas, inclusive, amargas. Como dato curioso, en la sección media de la canción escuchamos unas palabras recitadas en japonés. El costado "McCartney" de asunto llega con la bella "Dennis", un tema cambiante y melancólico que cobra ritmo, mete coros y arreglos y se transforma en pura música. A los 3 minutos, la canción entra en una dimensión flotante de la que ya no regresará.

En el último tramo, el disco se le anima a los coqueteos sinfónico- progresivos en "In the meantime" y vuelve al reposo pastoral con "Love time".

La calma se extiende un poco más con la relajada "King of the load", con sus bonitas notas de teclados aquí y allá y el cierre del álbum es a toda orquesta con el doblete "Meanwhile Back at the Ranch" /"Should I Smoke".

Para 1975 la banda debería afrontar uno de sus tragos amargos con el suicidio de su guitarrista, Peter Ham.

miércoles, 21 de abril de 2010

Discos: Dreams of reason produce monsters (Mick Karn, 1987)

Uno
Tras la disolución de Japan a comienzos de los 80, Mick Karn se abocó a la grabación esporádica de algunos álbumes en solitario. 

El "mejor bajista de Gran Bretaña" (como lo definió Pete Townshend) había nacido en Chipre. De pequeño, Mick se mudó con su familia a Londres, donde fue compañero de colegio de David Sylvian y su hermano Steve Jansen. Juntos, como sabemos, le darían forma al synth pop de Japan.

Dos 
Dreams of reason produce monsters (que toma su título de la famosa pintura de Goya perteneciente a la serie Los Caprichos) fue el segundo lp de Karn, editado en 1987. Virtuoso no sólo del bajo fretless, Mick toca aquí varios instrumentos de viento, percusiones y teclados. Pero al igual que en otros proyectos paralelos de los "ex Japan" (Nine Horses, Rain Tree Crow) los antiguos compañeros pululan alrededor: David Sylvian aporta su "voz dorada" en dos tracks y Steve Jansen se hace cargo de teclados, baterías y coros. 

Musicalmente, "Dreams of reason..." consiste en diversos instrumentales, con formato de marchas paisajísticas. El soundtrack de ciudades europeo- nostálgicas que nos siguen hablando desde el pasado, a la manera de "monumentos". Por momentos espectral, por otros diáfano, el álbum va dejando caer sus fichas como postales.

Tres
Yendo al tracklist, ahí están "First impression" y "Language of ritual" para introducirnos en clima. Sobre ritmos programados, algo marciales (el único detalle que por momentos fecha al álbum en los ochentas) se montan los arreglos de vientos y firuletes neoclásicos. En "Buon" (el primero de los temas cantados) llega la voz de Sylvian. Se trata de un mid tempo de maquillaje pop con cornos, gaitas y castañuelas.

"Land" mezcla aires orientales con melancolía de grandes ciudades, en un formato que años más tarde retomarían, por ejemplo, los AIR de "Alone in Kyoto" (Talkie Walkie, 04). "The three fates", por su parte, vuelve a los tempos medios con un instrumental que presenta varios puntos en común con la música que hacían los Japan. Para el final, "Dreams of reason" arranca con fanfarrias de vientos y melodías de inspiración de cámara. El cierre es con "Answer" y sus bellísimas voces, a cargo de la Burn Church School Choir.

Una música sin traumas, pensada y ejecutada por el simple placer de eso: música.

lunes, 19 de abril de 2010

Discos: Music for films (Brian Eno, 1978)

Entre 1975 y 1978 Brian Eno grabó una serie de piezas instrumentales,  pensándolas como soundtracks para "films imaginarios". Originalmente editado en formato limitado de 500 lps (distribuidos entre diversos directores de cine) "Music for films" vio finalmente su edición convencional en 1978.

A diferencia de otros trabajos ambient de Eno ("Discreet music", "Evening star" o "Music for airports") compuestos por piezas largas y derivativas, "Music for films" presenta formas breves, casi esquemáticas y de escaso desarrollo. Cuando la música parece despegar, todo termina a los dos, acaso tres minutos.

El armazón de estos soundtracks se apoya principalmente en sonidos sintetizados y unos pocos instrumentos orgánicos que aportan su timbre. Ahí están los nombres que desfilan como "invitados": Phil Collins, Fred Frith, John Cale, Rhett Davis y Dave Mattacks, entre otros. Los oídos perspicaces descubrirán, además, que parte del instrumental utilizado en estos tracks fue el mismo que Eno usó para los contemporáneos trabajos del período berlinés de David Bowie, "Heroes" y "Low".

Dos elementos, entonces, definen a "Music for films": ideas celulares, pequeñas (aunque sumamente ricas en implicancias, tal vez como en nigún otro de los trabajos ambient de Eno) y una presentación minimalista, casi de boceto. Este esquema nos permite, como oyentes, completar lo que falta para que esos "films imaginarios" continúen rodando. El tercer elemento es el paisajístico. "Music for films" irradia luminosidad (algo así como rayos de sol entre nubes en mañanas otoñales) y aporta sus tonalidades ocre, también, de atardeceres. Una música crepuscular para extensiones de verdes, campos. Aunque con esta música, cada cual filma su propia película.

En su mejor tramo (la primera mitad) "From the same hill", "Slow water" y "Aragon" producen una flotación luminosa, cargada de posibilidades y enigmas: el secreto de la mejor música ambiental. Una música definida no tanto por el placer y la relajación/ identificación con el entorno, como por la inquietud y el enrarecimiento de lo que nos rodea.

En ese sentido, nunca está demás decirlo: a diferencia de la música New Age o meramente "ambiental" (ésa que suele comercializarse mayormente para la relajación y el acompañamiento de distintas terapéuticas) la música ambient abre panoramas inciertos, genera cuestionamientos y nos conecta con la materia misma de la música. 

Ahí están estos 18 tracks para confirmarlo.

Bonus
Al menos tres de estos "soundtracks" aparecieron finalmente en diversos films: "Sparrowfall (en la película A better tomorrow, de John Woo) "Slow water" (en Jubilee, de Derek Jarman) y "Final sunset" en otros dos largos de Jarman: Breathless y Sebastianne.

viernes, 16 de abril de 2010

Discos: Vintage violence (John Cale, 1970)

Género: el primero solista de Cale

En 1970 John Cale grabó su primer disco solista tras alejarse de Velvet Underground. Lejos de los ejercicios vanguardistas (esos que, según cuenta la historia, habían tensado la relación con Lou Reed dentro de Velvet) "Vintage violence" encuentra a un Cale jugueteando con formatos más bien clásicos, cercanos inclusive al rock y al blues.

Pero nada es tan simple ni lineal para este artista de las incomodidades, de los desvíos. Porque en el interior de "Vintage Violence" hay un juego entre estados de ánimo que parecen ocultar el verdadero rostro de quien canta las canciones. De ahí la idea de tapa, con la cara de Cale oscurecida por una máscara de vidrio sobre nylon, desfigurando la imagen. Dichas tensiones anímicas hacen que las canciones oscilen entre climas por momentos simples y pasajes dominados por lo monumental o grandilocuente. Casi de forma bipolar

Entre los temas, tenemos el glam de cabaret de  "Hello there", con sus cambios de ritmo y su letra velada hablando de la separación de VU, seguido de la belleza flotante de "Gideon´s bible", un tema que anticipa al Brian Eno suspendido y pop de "Here come the warm jets" o "Another green world" (habría que pensar en temas como "Cindy tells me" o "On some faraway beach").

El clima cuasi näif vuelve con "Adelaide", para caer nuevamente en otro momento grandioso (y grandilocuente) con la bellísima "Big white cloud" ("when I stand, my back to the sea/ a big white cloud, looking right down on me/ sound of sun, missing my eyes/ everything’s clear, everything’s bright") canta Cale sobre unos acordes abiertos y una enormidad de espacio entre las melodías.

Estas bipolaridades siguen su curso hasta la tensa "Amsterdam", más en la línea de los trabajos "europeos" de Cale como "Paris 1919". Es la voz de un enamorado herido de distancia: "She says she fell in love/ with men who knew the way to treat a lady/ her life has settled for the best of things/ that I couldn’t give her". La última canción del álbum, "Fairweather friend",  fue compuesta por Garland Jeffreys, un viejo de amigo de Lou Reed en Syracuse Universtiy que por aquel entonces formó parte de Penguin, la efímera banda que acompañó a Cale en esta grabación.

Perdido entre la carrera posterior de Cale y los laureles de Velvet, "Vintage violence" es una de esas gemas que esperan ser redescubiertas por los verdaderos melómanos.


John Cale- discografía cercana
Vintage violence (1970)- Church of anthrax (1971)- The academy in peril (1972).

miércoles, 14 de abril de 2010

Discos: 154 (Wire, 1978)

Los movimientos y tambaleos estéticos de Wire- al menos en su primer cuarto de carrera- siguen siendo interesantes. Vistos en retrospectiva, esos cambios nos hablan de una banda inquieta, algo incómoda con los cánones del punk y buscando refundar a cada paso sus propias reglas. Aunque manteniendo el espíritu corrosivo que había despuntado con Pink flag (1977).

Luego un gran segundo disco (el climático y por momentos pop "Chairs missing", 1978) llegó el turno de este enigmático y multifacético "154", bautizado así por la cantidad de shows que los Wire habían tocado hasta esa fecha. 

Ya desde el comienzo, los tres primeros tracks no tienen nada que ver entre sí. Al crescendo dark de "I Should Have Known Better" le sigue la adrenalina de "Two people in a room", para llegar a esa pequeña gema pop que es "The 15th". Tres canciones, tres rumbos posibles para el álbum y para toda la música de Wire, en algún punto.

Pero si hay algo que amalgama todas las canciones -sin embargo- es ese ambiente frío, gélido. En este sentido Wire pareció siempre una banda tocando en la más pura abstracción de ambiente e ideas. Como decíamos, alterando a cada paso sus propias y enigmáticas reglas. 

Entre "Single K. O" y "Touching display" (lo más cerca de Joy Division que los londinenses llegaron a sonar) asistimos al pasaje del punk al post punk en apenas pocos minutos. Lejos de las descargas adrenalíticas del 77-78, aquí lo que importa es como una banda de raíz punk se nutre de todas sus influencias "laterales" para escapar del encasillamiento y la repetición. Wire lo logra en esos 6 minutos, 55 segundos de lava eléctrica y claustrofobia. 

Pero hay más. "On returning" deja la puerta abierta para el synth pop de los 80´s (aunque acá sigue dominando el clima de encierro); "Blessed state" es repetitiva, minimal y engañosamente simple y "Map Ref. 41 °N 93° W" vuelve a clarificar el audio con melodías y un sonido liviano. Más teclados que adoptarán los synthpopers por venir. 

Con "154", Wire cerró una primera etapa sorprendente (no volverían a grabar hasta 1987) por el caudal de ideas que dejaron esbozadas y la libertad que tomaron para plasmarlas.

Wire- 1979
B. C. Gilbert (guitars, vocals) Robert Gotobed (drums) Graham Lewis (vocals, bass) Colin Newman (vocals, guitar).

Otoño, noise, dream pop

Hoy los discos acompañan vidrios empañados, charquitos y paraguas: desde ayer que no para de llover en Buenos Aires.


Slowdive, Soulvlaki (Creation Records, 1993)
El segundo lp de esta banda oriunda de Reading, Berkshire (UK) es un exponente del shoegaze más etéreo y flotante de comienzos de los 90. Habría que reconstruir un poco aquel panorama donde aparecía el primer y fantástico Spiritualized, los discos de Ride y la herencia más noise de la estética 4AD.

Sepultado entre la camada shoegaze y la irrupción del primer Suede, "Slouvlaki" repitió las críticas negativas del disco debut, Just for a day. Sin embargo, a la distancia ha envejecido muy poco y sigue rindiendo como disco climático e intimista. En dos tracks ("Sing" y "Here she comes") colaboró Brian Eno. El dato: tras la separación del grupo varios miembros pasaron a formar Mojave 3.

Lush, Gala (4AD, 1990)
A la manera de unos Cocteau Twins más ruidosos, los londinenses Lush llegaron a grabar tres álbumes y varios eps, tres de los cuales forman parte de Gala, su disco "introducción" para el mercado americano.

La producción de Robin Guthrie en varios tracks, de hecho, acerca a los Lush al background sonoro de los Cocteaus, aunque también hay espacio para que suelten su propio encanto guitarrero, como en "Leaves me cold" y "Downer"

martes, 13 de abril de 2010

Soundtrack de hoy: Crumbling the antiseptic beauty (1981)/ The splendour of fear (1984)

Con la "primera lluvia de otoño" (Melero copyright) suenan en los auriculares los dos primeros discos de Felt, editados en un solo cd por el sello Cherry Red. 

Si bien en Crumbling the antiseptic beauty -el lp debut del grupo de Lawrence Hayward- apreciamos que la fórmula musical todavía no estaba aceitada, ya aparecen algunas gemas como "Fortune"

En "The splendour of fear", en cambio, esas guitarras características comienzan a levitar y llenar todo el audio con sus arpegios prístinos, celestiales. Para muestra, darle eterno repeat a "The world is as soft as lace" o a la base hipnótica de "Mexican bandits". 

Una música de elementos básicos y repetitivos. Base tribal, guitarras punteadas, arpegios. Un escenario dominado por la simplicidad y la sensibilidad al sonido. En Felt se escucha el germen, el modo de orquestar y de entender la música de tantas bandas post punk y de pop "oscuro" posteriores.



Un dato: la foto de tapa de "The splendour..." usó una imagen de la película de Andy Warhol y Paul Morrissey "Chelsea girls".

lunes, 12 de abril de 2010

Discos: Scott 4 (Scott Walker, 1969)

Género: la masterpiece de Scott

En 1969, Scott Walker entró a los estudios Olympic de Londres para grabar su cuarto disco solista. El primero compuesto enteramente por canciones propias. 

Desde muchos puntos de vista, "Scott 4" es el disco más personal de  aquel primer período. Además de contener exclusivamente originales (relegando las versiones de Jacques Brel) en su primera edición el álbum estuvo firmado por Noel Scott Engel, verdero nombre de Scott.

Musicalmente "Scott 4" baja los decibeles de esa sobreactuación teatral que a menudo amenazaba con saturar varios pasajes de los tres primeros volúmenes. Aquí las canciones (y su revestimiento) abandonan gran parte de aquel barroquismo. Mayor despojo, entonces, y una belleza que por momentos roza lo sublime, como en "On your own again", "Angels of ashes" o "Boy child", con esas características cuerdas que dejan todo flotando alrededor.

El disco se completa con interesantes mid tempos como "The old man´s back again" y las guitarras de inspiración española de "The seventh seal". En el último tramo del disco brilla la bellísima "Duchess" y el cierre con "Rhymes of goddbye".

Un disco sobresaliente, y el ejercicio más pulido del primer Scott Walker, antes de sus sucesivas mutaciones hasta convertirse en un extraño objeto de culto.

jueves, 8 de abril de 2010

Soundtrack de hoy: Way to blue- An introduction to Nick Drake

Pocas veces una antología o retrospectiva le hizo tanta justicia a un artista como este Way to blue. La perfecta "introducción" (como promete su título) al artista mayúsculo que fue Nick Drake

El secreto de su encanto tal vez radique en la producción a cargo de Joe Boyd, el responsable de darle impulso a la carrera de Nick y sobre todo, de cuidar entre algodones al frágil jovencito de la voz quebradiza. Sólo alguien que amó profundamente la obra de Drake pudo armar un recorrido tan representativo y - me animaría a afirmar- definitivo de estas canciones. Boyd se encargó, además, de escribir esas hermosas liner notes para el cd.

Desde un punto de vista personal (ya que hablábamos de discos "autobiográficos") éste fue mi primer disco de Nick. Y llegó a mí una tarde de otoño, hace algunos años ya, en compañía de mi madre. Por eso, Way to blue me conectará siempre con el recuerdo de ella, entre otras cosas. 

Aquella tarde fue poner este disco en la compactera y quedar hechizado al instante por esa voz y esa forma envolvente de tocar la guitarra. Recuerdo quedarme petrificado ante los parlantes a medida que avanzaba la música de "Cello song" y "Hazey Jane I", las dos primeras canciones.

Más adelante fui investigando y comprándome cada uno de los discos de Nick (Pink Moon sigue siendo mi favorito) pero siempre volví a éste disco inicial donde encuentro el ADN de su música.

Cada otoño, por ende, Way to blue vuelve a sonar. Y las mañanas son mejores, y todo es mejor con estas canciones. 

Don't you have a word to show what may be done
Have you never heard a way to find the sun
Tell me all that you may know
Show me what you have to show
Won't you come and say
If you know the way to blue?

Have you seen the land living by the breeze
Can you understand a light among the trees
Tell me all that you may know
Show me what you have to show
Tell us all today
If you know the way to blue?

Look through time and find your rhyme
Tell us what you find
We will wait at your gate
Hoping like the blind.

Can you now recall all that you have known?
Will you never fall
When the light has flown?
Tell me all that you may know
Show me what you have to show
Won't you come and say
If you know the way to blue?

miércoles, 7 de abril de 2010

Reviews: Black noise, Pantha du Prince (2010)

Cuarto disco para Pantha du Prince, alias del artista alemán Hendrik Weber y primero para el sello Rough Trade.

En sus mejores momentos, Black noise (una alusión a una frecuencia de sonido imperceptible para los humanos, sólo registrada por ciertos animales instantes antes de un fenómeno natural) se presenta como un interesante y elegante techno minimal de ribetes ambient. Hablamos de los primeros tracks del álbum: "Lay in a shimmer" y "Abglanz". Allí Weber combina loopeos con sonidos orgánicos tomados de los alpes y sometidos a deconstrucción, para acercarse, de alguna manera, a los paisajes habituales de A Sunny day in Glasgow.

"The splendour" (primer single) indica un muy buen momento del álbum, que logra reinventarse con "A nomad´s retreat", "Satellite snyper" y "Behind the stars", ya en pleno terreno minimal. En este tramo- que lamentablemente se extiende más allá con "Bohemian forest"- Black noise suena irremediablemente a cosas que ya escuchamos a lo largo de los 00´s, resignando originalidad.

Discos: The seldom seen kid (Elbow, 2008)

Género: pop de orfebrería lenta y paciente

Personalmente, los Elbow pueden pasar de ser la banda más aburrida del planeta a convertirse en algo bien interesante de escuchar. Todo depende del día y de cómo me agarren. 

The seldom seen kid es su cuarto lp y funciona como resumen de todo lo que esta banda oriunda de Manchester es capaz de plasmar en un estudio. Climas sostenidos, aires sinfónicos, levitaciones varias. 

Pero si hay algo que requiere la música de Elbow es paciencia. Esto queda demostrado desde el comienz con la larga intro orquestada de "Starlings" y su lento desarrollo. "The bones of you" empieza a mostrar esa delicada versatilidad rítmica y tímbrica de los mancunianos, en este caso con una electricidad dosificada que agrega nuevas texturas a la música.

El comienzo de "Mirrorball" es un gran momento de música en sí mismo, mientras que "Grounds of divorce" -primer single del disco- levanta la temperatura con latigazos de electricidad amenazante. "An audience with the Pope", por su parte, se monta sobre un engañoso ritmo caribeño que mantiene el clima amenazante y pomposo de Elbow en primer plano. En la letra, una "reunión con el Papa" puede esperar siempre y cuando la chica en cuestión se digne a necesitar al protagonista. 

A esta altura (si los ansiosos aún no cambiaron el cd) nos damos cuenta que estamos ante un disco envolvente, de pequeños grandes secretos en su interior.

En la segunda mitad, "Weather to fly" es simple belleza contemplativa (para pisar hojas otoñales bajo el sol)  mientras que "The fix" nos trae al bueno de Richard Hawley en voces y co- composición. Otro momento misterioso y autónomo de un disco plagado, como dijimos, de pequeñas maravillas imperceptibles.

En el tramo final, "One day like this" extiende las lubricadas orquestaciones, para cerrar allá abajo con la levitación de "Friends of ours", una emotiva declaración de amistad y camaradería envuelta en bellas melodías de cuerdas: 

Before leaving get to the bar
No one round here makes you pay
Never very good at goodbyes
So gentle shoulder charge
Love you mate.

Elbow: un posible remedio para curar la ansiedad. Para sentarnos simplemente a escuchar

martes, 6 de abril de 2010

Soundtrack de hoy: After the gold rush (Neil Young, 1970)

El clima otoñal le sienta a la perfección al ambiente intimista y pastoral de After the gold rush, tercer disco en la carrera solista de Neil Young. 

Grabado en 1970 entre Hollywood y los estudios de Neil en Topanga Canyon, Canadá, el álbum refleja la intención de Young de mezclar los universos propios de Crazy Horse y Crosby Stills Nash & Young. De ahí que la música esparcida en estos 11 temas oscile entre lo apacible (mayormente) y algunos latigazos de guitarras que levantan la temperatura, balanceando el setlist.

La voz de Neil suena frágil, por momentos, acercándose a un registro que podríamos definir como "crooner- folk". Apoyado en ese registro intimista, el canadiense se permite reflexionar- a lo largo de cada canción- sobre el paso del tiempo y la juventud que dejamos atrás.

Originalmente inspirado por el guión de una película que jamás llegó a filmarse, After the gold rush es un disco imperecedero: "Tell me why", "Only love can break your heart" (versionada por los Saint Etienne en su primer álbum) y las eléctricas "Southern man" y "When you dance I can really love", son gemas de aquel primer período glorioso de Neil Young

Los dorados 70´s de discos insoslayables como Tonight´s the night (75), Harvest (72), Zuma (75), On the beach (74), Comes a time (78) y Rust never sleeps (79).