lunes, 29 de marzo de 2010

Soundtrack de hoy: Republic (New Order, 1993)

En Republic, los New Order profundizaron el costado europop que habían comenzado a delinear en su obra maestra, Technnique (1989).  

Visto a la distancia, Republic presenta algunos baches a nivel compositivo, disimulados elegantemente con su pátina de modernidad clásica y su estilización.

Igual, el disco sale a flote (World, Spooky, Ruined in a day, Special son buenos momentos) y cierra con un balance aceptable.

El soundtrack para cubrir distancias trans-europe en trenes de alta velocidad.

martes, 23 de marzo de 2010

Soundtrack de hoy: The Who sell out (1967)

I
En 1967 los Who grabaron su primer obra maestra, "The Who sell out": una sátira conceptual sobre el karma de los grupos de rock que se "venden" al sistema, al tiempo que una celebración del consumismo "mod". Nada que ver con el hippismo y el "verano del amor". A todos ellos, "Who sell out" parece gritarles en la cara un rotundo "fuck you".

El disco es, además, una auto- sátira, ya que por aquella época el grupo había grabado una serie de comerciales, que de hecho pueden escucharse en la reedición con bonus de este disco. La lección: nunca tomarse tan en serio. Año: 1967.

La parodia se grafica, además, en la portada del álbum, donde cada uno de los integrantes del cuarteto luce como actor de una publicidad: Townshend con su desodorante "Odorono"; Roger Daltrey flotando en una tina de frijoles Heinz; Keith Moon aplicándose crema para el acné y John Entwistle enfundado en un traje de leopardo (en referencia a los cursos de fisicoculturismo de Charles Atlas).

Para dar la idea de una transmisión radial (y como homenaje a las radios piratas que nutrieron de la mejor música a los jóvenes de su generación) The Who intercaló entre las canciones una serie de jingles comerciales que hilvanan las canciones y le dan ese aire "conceptual" al disco.

II
Pero lo más importante es la música, y aquí los Who comienzan a mostrar su lado poderoso y psicodélico. Ese híbrido que sumado a su costado cancionista -menor pero presente al fin- siempre los hizo únicos.  

"The Who sell out" es también un disco de contrastes: están los bombásticos arsenales baterísticos de Keith Moon, los power chords de Townshend y también esas primeras canciones frágiles, emotivas, de Pete, como "Our love was" y "Tatoo". Pero en general, los temas parecen salidos de interminables zapadas lisérgicas, sin comienzo ni final delimitado.

Agresividad, dinámicas y dulzura, otra combinación 100% Who.

No vamos a recorrer el lp en detalle, sólo recordar que aquí hay grandes momentos, como la apertura marchosa de "Armenia city in the sky" (el germen de psicodelia que tantas veces revisitó el pop inglés de allí en más), la pastoral "Mary Anne with the shaky hand", "I can reach you" y esa maravilla circular y plagada de narcóticos que es "I can see for miles". Según cuenta la leyenda, Paul Mc Cartney escribió "Helter skelter" como respuesta a una crítica musical que decía que ésa canción de Townshend era la más "pesada" compuesta hasta el momento.
 
"The Who sell out" es un disco circular, envolvente. En su interior, algunas canciones, psicodelia, sentido del humor y el arsenal de dinámicas marca registrada de los londinenses.

lunes, 22 de marzo de 2010

Reviews: Broken Bells (Broken Bells, 2010)


Género: James Mercer + Danger Mouse: pop autista y encantador

Broken Bells es el nombre del dúo formado por Danger Mouse y James Mercer, vocalista de The Shins

Al parecer, ambos músicos se conocieron en un festival en 2004, donde se confesaron como fans de sus respectivos trabajos. En 2008 comenzaron a trabajar en secreto en los estudios de DM en Los Angeles, y a comienzos de 2010 apareció finalmente su álbum debut.

Algo del orden de las melodías hace que volvamos y nos detengamos unos minutos en estas diez canciones. O al menos en algunas de ellas, como la bella "The high road", de repeat obligado. Sobrevuela algo entre lo espiritual y lo espacial, sobre texturas cristalinas. Una idea de pureza, también. De poder curativo.

Luego de algunos tropiezos el camino comienza a desdibujarse, para retomar las melodías en "Trap doors" y la envolvente "Citizens", conformando un buen momento del álbum. 

En la segunda parte -y sin darnos cuenta- Broken Bellls se transforma en un pequeño viaje psicodélico con sus propios y modestos secretos.

De apariencia inocente, depara algunas gratas sorpresas. Sólo es cuestión de un poco de paciencia y dejar correr la música. Así podemos llegar a las gratas aguas Synth Pop de "October" y "Mongrel hear", con su inesperado insert a la Ennio Morricone.

Funcional y leve, "Broken bells" es otro disco correcto de un pop cada vez más "autista", si se quiere. Cada vez más cerrado sobre pequeños universos que se miran a sí mismos. Inmutables.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Reviews: Magnetic Fields/ The Radio Dept (2010)

The Magnetic Fields, Realism (Nonsuch records, 2010)

El nuevo disco de Stephin Meritt y sus Magnetic Fields viene a ser algo así como el negativo, el hermanito-par de "Distortion" (2008). Lo que allá sonaba alto y fuerte acá suena acústico, de cámara, intimista.

En las tapas de cada cd, un chico y una chica. Ying y yang.

Según cuenta el propio Stephen, el par se podría haber llamado también "True" y "False", aunque no especificó qué disco corresponde a cada idea.

¿Y qué tenemos aquí? 33 minutos de algunos (pocos) deslumbres de Merritt. Se extrañan aquellos momentos de una genialidad- canción que nos dejaba pasmados (y enamorados) al instante y para siempre. Los hay, pero con cuentagotas.

El comienzo promete con un clásico- magnético instantáneo ("You must be of your mind") pero pronto el disco comienza a navegar en cierta morosidad. Y sucede lo que no teníamos en los planes: un disco de canciones de Magnetic Fields "aburre" ("Interlude", "Painted flower", "Seduced and abandoned", "Always already gone", demasiados temas que se quedan).

Apenas tres canciones "delirio de salón" (la nueva especialidad de Merritt, al parecer) salvan del aburrimiento: "The Dada Polka", “Everything Is One Big Christmas Tree” y "We are having a hootennany". 

Como con todos los grandes cancionistas, en el caso de Merritt siempre hay que jugarle una ficha al tiempo, que es el juez supremo de la canción. Tal vez "Realism" crezca en el futuro, como el subvaluado "I" (2004).

The Radio Dept, Clinging to a scheme (Labrador, 2010)

Por su parte (y haciendo honor a su título) el nuevo disco de los suecos The Radio Dept parece conformarse con ser, apenas, otro ejercicio de su propio estilo.

Lo que comenzamos a sospechar con su correcto segundo álbum (el climático Pet Grief de 2006) aquí se confirma: los muchachos mimados de Sofía Coppola, más que un sonido, encontraron una fórmula (¿el "esquema" al que hace mención el título?) y de allí parece difícil sacarlos.

De ahí que este Clinging to a scheme no agregue nada sustancialmente nuevo al repertorio habitual del grupo, más allá de algunos bordes que rozan lo ambient ("A token of gratitude") o sutiles niveles de noise (incluido el experimento que resume ambas vetas, "For months in the shade"). Algunas capas de feedback remiten, por su parte, al lp debut (mi favorito) Lesser matters.

En la segunda mitad la modorra se sacude un poco ("Memory loss") y el disco- en general- mejora. El ambiente se refresca con la bella "David" (uno de los puntos fuertes del álbum) y a medida que nos acercamos al cierre, el balance general convence. 

Todavía no sabemos si por sonido, por climas o por simple memoria afectiva (esa que los emparenta con el shoegaze y el noise pop más etéreo) pero los Radio Dept. siempre nos pueden.

Soundtrack de hoy: Wild birds 1985-1995 (Peter Murphy)

Seguimos encontrando esos Greatest Hits nobles, que hacen honor a los artistas en cuestión.

Hoy la mañana me encontró inspirado por este Wild Birds, una recopilación de la primera década de carrera solista del ex Bauhaus, Peter Murphy

Como todo buen compilado, Wild Birds traza un recorrido, un viaje, y muestra como en una película distintos momentos de un artista. En este caso, los sutiles matices en la elegante y europea música de Peter.

Un pop accesible, aunque con un toque de sofisticación y contraluces que lo alejan de lo meramente radiable. En ese casillero, difícil encontrar otro artista como Murphy.

En un disco que de tan bien armado se deja escuchar entero, elijo mis momentos favoritos:

* Cuts you up, con su melodía de viola sobrevolando todo el tema; 
* La calidez de Keep me from harm;
* El pop perfecto de All night long; 
* Indigo eyes.  

lunes, 15 de marzo de 2010

Soundtrack de hoy: Supergrass is 10 (2004)

Una mañana casi otoñal como la de hoy recibe con beneplácito la energía de los Supergrass.

Y como hay buenos temas de ellos en todos sus discos, qué mejor que dejarse llevar por el buen recorrido que arma Supergrass is 10, su recopilación de singles de 2004. 

El disco (uno de esos escasos ejemplos de Greatest hits bien armados, de principio a fin) nos da la excusa para hablar brevemente de estos chicos oriundos de Oxford. 

Personalmente, creo que los Supergrass son una banda verdaderamente original: si bien respiran tradición británica, nadie puede acusarlos de copiar fórmulas, ni sonido ajenos. Ecos de T. Rex, sí; de los Kinks, también. Hasta de Buzzcocks, claro. Pero el resultado final es absolutamente único. 

Hasta resulta simpático verlos tan ajenos a la movida de su época (ese combo heterodoxo llamado Brit Pop). Siempre parecieron hacer su propio camino.

Momentos favoritos de Supergrass is 10
 
* Moving, con su fantástica base de bajo, partes cambiantes y su leve trasfondo psicodélico (como en toda la música del grupo);
* Mary y ese groove casi funkero, tan bien llevado por la base de bajo y batería. ¡Bien ahí!
* Sun hits de the sky, o la cátedra de como mantener la energía sin caer nunca. Párrafo aparte para el solo de órgano en el medio del tema. ¡Genial!
* Grace y sus simpáticos coritos ("...save your money for the children") en plan Kinks. 
* Richard III, y su pared de sonido. Monolito de guitarras.

sábado, 13 de marzo de 2010

Soundtrack de hoy: Fever ray (2009)

Uno de los mejores discos (sino el mejor) de 2009 sigue sonando y dando dividendos.

Un audio profundo y misterioso del que seguimos sacando tesoros.

Cristalino y opaco a la vez. Nocturno, reptante, maravilloso.

viernes, 12 de marzo de 2010

Reviews: Plastic beach (Gorillaz, 2010)

Dieciséis temas. Un poco más de 51 minutos. Una llamativamente amplia lista de invitados (desde Bobby Womack a Lou Reed). Una lejana e inhallable playa de plástico de donde proviene esta auténtica música del nuevo milenio.

Plastic beach -nuevo opus de Gorillaz- arranca hiphopeado, con Snoop Dog dándonos la bienvenida a este mundo plástico. "Stylo" interrumpe la cosa hip hop con su irresistible funk intergaláctico, para enseguida retomar con "Superfast jellyfish" (con Gruff Rhys en voces).

El climático "Empire ants" no tarda en volver a levantar a punto "espacial" (¡cuánta música hay ahí adentro!) y el disco muestra ya su vaivén entre ambos mundos.

La lista de invitados pasa por el sector "leyendas del rock jodidas" y le toca el turno a Mark E. Smith, quien le aporta un halo espectral a la retocida "Glitter freeze": una fantástica cacofonía intergaláctica suspendida en el aire, en tempo de blues. Lou Reed (¿cómo habrá hecho el bueno de Damon Albarn para convencerlo?) canta aburrido en "Some kind of nature", pero el resultado final es tan absurdo que maravilla.

En la segunda mitad tenemos esa lullaby flotante que es "On melancholy hill" y la solitaria "Broken", dos de los momentos más bellos (armónica y melódicamente) del álbum. Con "Plastic beach" -el tema- entramos en la última parte del disco, que incluye el clima gospel galáctico del final, "Cloud of unknowing", nuevamente con Bobby Womack en voces.

Y así como si nada, el contador de la compactera vuelve a 0.

Plastic Beach: una verdadera maravilla descartable, la música del nuevo milenio.  

miércoles, 10 de marzo de 2010

Top Five: 5 discos para correr

Run Forrest!

Por CC Urban

1.- Gustavo Lamas, Brotes














2.- Metallica, Black album














3.- Primal Scream, Screamadellica














4.- Royksopp, Melody AM















5.- Brian Eno, Another green world














Fotos: Carlos Cristofani

martes, 9 de marzo de 2010

Discos: El manifiesto desastre por Nacho Vegas (2008)

Por CC Urban

Deteniéndonos en la tapa del disco, me atrevo a decir que luego de esa prendida y primer pitada de Nacho Vegas, este disco manifiesta lo que sigue: exhalación.

Habiendo recorrido gran parte de su obra (sugiero Cajas de Música y Desaparezca aquí) encuentro una dicotomía entre lo íntimo y lo explícito, a lo largo de este disco. Algo muy particular en NV, dejando en claro sus preocupaciones, adicciones, frustraciones y sensaciones de lo que le va guardando el destino (en teoría).

Abre el disco un gran tema: "Dry Martini S.A.": a nivel de composición, letra y single, característico de la lectura que haremos a lo largo de esta obra. Absolutamente pegadizo, dulces melodías frente a la incomodidad de sus letras y confesiones ¿Un tema al amor..?


Le sigue "Detener el Tiempo", con su estilo dylanesco absoluto y una cita referencial del clásico Blonde on Blonde, que dicho por un español suena diferente.

En "Junior Suite" se combinan tristes melodías, tonos sostenidos y coros de Christina Rosenvinge al más estilo soundtrack de película clase B.

Siguen las confesiones en "El Tercer día", con letras crudas y rasgeos un poco ásperos para los sonidos que surgirán en los siguientes tracks.

Como highlight pulso "play" en "Crujidos": nuevamente nos relajamos con un puente/estribillo que puede seguir sonando en nuestra cabeza durante varias horas, para dar rienda suelta (a mi criterio) a la segunda parte del disco. Una canción para aplaudir y paradójicamente optimista.
 
Cierra el disco un gran tema: "Morir o matar", con un final (como siempre) NO feliz.

lunes, 8 de marzo de 2010

Discos: Your arsenal (Morrissey, 1992)

I 
La carrera solista de Morrissey había arrancado gloriosamente con Viva Hate (1988), seguida de un segundo álbum algo tibio, aunque injustamente subestimado: Kill Uncle (1991). En medio de esa quietud, nadie estaba preparado para el coletazo eléctrico que Mozz daría al año siguiente.

Con nueva formación a sus espaldas (y nuevo colaborador compositivo) Morrissey atacó por donde menos se esperaba: mediante una dosis de glam rock atemporal, cargado de electricidad y a cargo de una banda a puro sudor valvular. La semilla que retomaría- con los años- en discos de similar sonido como Southpaw grammar (95) o el más reciente Years of refusal (09).

La formación -cuyo núcleo central sigue acompañando al mancuniano hasta hoy -incluía a Alan Whyte (el socio compositivo en la parte musical de casi todos los temas) y Boz Boorer en guitarras; Gary Day en bajo y Spencer Cobrin en batería. Pero la frutilla del postre, sin dudas, fue la producción a cargo del ícono guitarrístico del glam de los 70´s, Mick Ronson.

Entre todos esos elementos, se produjo una química difícil de igualar: sensibilidad británica a flor de piel.

II
La descarga inicial de Your arsenal sigue sonando aún hoy demoledora. Ya de entrada, el riff descomunal de "You´re gonna need someone on your side" sienta las bases de lo que vamos a escuchar en los siguientes 39 minutos. Un riff a mitad de camino entre el rockabilly (Whyte y Boorer son dos guitarristas provenientes de ese palo) y el rock de los 50´s. El tándem inicial sigue con "Glamorous glue", una especie de homenaje lento y venenoso al T. Rex de los 70´s, donde la pluma provocativa de Morrissey empieza a hacer de las suyas ("London is dead, and i´m too much in love", canta desafiante). 

Otra faceta del disco comienza a mostrar "We´ll let you know", una especie de sombría defensa de los holligans que termina repitiendo "somos los últimos británicos verdaderos que vas a conocer" sobre una capa de guitarras acústicas climáticas. "The national front disco" también tuvo su letra controversial y "Certain people I know" le daba al álbum un respiro mid- tempo entre tanta descarga. 

Dos temas bien pop abrían el lado 2: la irresistible "We hate it when our friends become successful" (una ironía sobre los que odian el éxito ajeno, ameritando unas inolvidables risas sarcásticas de parte de Morrissey) y la tontona "You´re the one for me fatty".

A partir de allí el disco entra en terrenos sombríos con la dupla "Seasick, yet still docked" (con su letra 100% Morrissey: "soy un alma pobre y fría como el hielo / tan lejos de donde pretendía ir / rebuscando entre las constantes pausas de la vida / tan lejos de donde me había propuesto llegar") y la trágica y grandilocuente "I know it´s gonna happen someday". Para el final, queda una última gran pista: el cambio de dinámicas y aperturas de "Tomorrow", uno de los tantos singles que cortó "Your arsenal"

III
Apenas un año después de editado el álbum, moría en Londres el gran Mick Ronson. Guitarrista nada menos que de Bob Dylan y del Bowie de la época dorada de comienzos de los 70´s, junto a los Spiders from Mars.

Lejos de volver a estancarse, Morrissey entregó en 1994 otro de los highlights de su carrera, el insuperable "Vauxhall and I". A la vista de los discos que vinieron luego (apenas aceptables, en la mayoría de los casos) nos damos cuenta del enorme potencial que se gestó en aquel período

Tanto, que Mozz tuvo que volver a aquella semilla, a aquel sonido, en busca de su propia revitalización.

jueves, 4 de marzo de 2010

Discos: Heroes (David Bowie, 1977)

Hay discos cuyas atmósferas remiten al tiempo y espacio donde fueron concebidos. 

En ese sentido, no es novedad si decimos que "Heroes" respira el clima enrarecido y apocalíptico de Berlín en años de la Guerra Fría. Un disco que en cada compás y en cada silencio recoge los ecos todavía presentes de la Segunda Guerra Mundial: una sonoridad repleta de nubes negras y grises de misiles aéreos, Stukas alemanes y bombardeos aliados. 

Por último, otra presencia "germánica" destaca en "Heroes": la del Krautrock de NEU! y Kraftwerk, dos fuentes claras de inspiración para el Bowie modelo ´77.

Tampoco es novedad decir que 1977 fue un año especialmente productivo para ese séquito Arty que se armó en Berlín en torno a la dupla Brian Eno- David Bowie, con Iggy Pop como acólito de lujo. En aquel 77- no está demás recordarlo- se grabaron "Low", "Before and after science" y el par "The Idiot"/ "Lust for life".

Cuenta la historia que luego de dos años viviendo en Los Angeles, Bowie sintió la necesidad de una desintoxicación (en todo sentido) y se trasladó a Berlín, donde se alojó en un departamento antiguamente ocupado por un comedor nazi, con vista al Muro de Berlín. Relativamente ajenos al estallido punk, Eno y Bowie parecieron correrse concientemente del epicentro musical dominado por Inglaterra y New York en busca de otro ambiente, otra inspiración -en este caso- de corte europeo.

En definitiva, nos seguiremos preguntando qué pasó en Berlin aquel año.

Pero volviendo a "Heroes", habría que notar que el lp conserva el mismo esquema de "decrecimiento de la energía" en la segunda mitad,  al igual que "Low". Aunque el clima general aquí es otro, más rockero, si se quiere, más suelto y menos frío- maquinal.

Esa soltura parece avanzar- sin embargo- de la mano de una experimentación bastante radical. Transmite la sensación de que Bowie  y Eno estaban refundando (en ese preciso momento) las leyes de la música rock: su forma de ejecutarla, grabarla y presentarla como un objeto artístico. Una amalgama única de libertad y experimento.

Esa soltura se palpa desde el comienzo. En "Beauty and the beast" y "Joe the lion" (grabadas en brevísimo tiempo) Bowie registró las voces en menos de una hora y compuso las letras poco más que sobre la marcha. La música es de grandes trazos, sin llegar a los detalles.

Una mayor estructuración requirió "Heroes", el tema. Una balada de amor de dimensiones épicas con el Muro de Berlín (cercano a Hansa by the Wall, el estudio donde se grabó el álbum) como telón de fondo. Hay varios elementos magistrales a lo largo de esos seis minutos: la mayor clave está en esas guitarras atmosféricas de Fripp (que viajó directamente de EU para grabar todas sus partes en un día) y el manejo del crescendo dramático del tema. Los coros, por supuesto, de Eno y Bowie, en la segunda mitad. Una pieza de art rock notable por donde se la mire, que tomó su título como homenaje al tema "Hero" (1975) de NEU!.

El clima se enrarece con "Sons of silent age", la única canción que Bowie tenía compuesta antes de las sesiones y que primero funcionó como como título para el álbum. Entre interpretaciones diversas, algún crítico sugirió que la línea "platforms, blank looks, no books" alude al régimen Nazi.

Al igual de lo que ocurría en "Low", el lado 2 de Heroes se pasea por piezas ambientales (o "bélico- ambientales", podríamos decir) que descomprimen el álbum y lo llevan a otro territorio, más paisajístico y contemplativo, aunque igual de tenso. Aquí tenemos la seguidilla "V-2 Schneider" (referida a los cohetes alemanes de la Segunda Guerra y homenaje a Florian Schneider, de Kraftwerk); "Sense of doubt", "Moss garden" y "Neuköln". Si hay algún tramo del disco donde se evidencia la presencia de Eno, es aquí.

Pero a diferencia de "Low" (cuya segunda mitad nunca volvía de las profundidades) "Heroes" termina otra vez arriba con la colosal "The secret life of Arabia", compuesta por Bowie, Eno y el guitarrista Carlos Alomar. El fade out final del tema, con palmas y ese groove funk le dan un cierre ambiguo y magistral a un disco notable.

David Bowie- discografía cercana
Low (1977)- Heroes (1977)- Stage (live, 1978).

miércoles, 3 de marzo de 2010

Como dos chicos: Patti Smith y Robert Mapplethorpe en NY

Un libro acaparaba de forma casi omnipresente las bateas de novedades de todas las librerías de New York: Just kids, las memorias de Patti Smith sobre sus primeros años en la ciudad junto al fotógrafo Robert Mapplethorpe.

En el suple Radar, algo sobre el libro, incluídos algunos emotivos capítulos de puño y letra de Patti.


Girando en la abstracción más pura

Escuchando los nuevos discos de Yeasayer (Odd blood) y These New Puritans (Hidden) compruebo dos cosas:

1) Que es cada vez más cierta la hipótesis del ya célebre artículo de Simon Reynolds sobre los "noughties". Esa que afirma (entre otras cosas) que cada vez consumimos más música "decente" ("mejor hecha", entiendo yo) pero menos "sustancial". Y 2) que gran parte de lo que podríamos llamar "avanzada" del rock (aquel sector de grupos que parecen estar corriendo un poco las fronteras de géneros y mixturas) giran en una órbita de abstracción cada vez más impenetrable.

En el caso de los brooklynianos Yeasayer, tal vez sería más apropiado referirnos a su primer disco, All Hour Cymbals (2008). Un producto netamente de ésta época, con referencia obligada al deconstructivismo abstracto de Animal Collective, por un lado, y la búsqueda casi obsesiva de una originalidad que levante la cabeza en medio de la sobrecarga de información. Esa que lleva a descubrir (cada semana!) nuevos sub-sub -sub géneros y mixturas hasta ahora desconocidas.

 
En el caso de Hidden, estamos ante una música de extremos: corre en busca de una originalidad extrema (tal vez lo logre) pero al precio de girar en unos niveles de abstracción que la vuelven prácticamente inaprensible. Fría, distante, imposible de interactuar con ella. Y mucho menos, de ser apropiada. Como oyentes nos quedamos fríos como un témpano.

A la lista de este post rock abstracto pero correcto ("decente", en términos de Reynolds) se pueden sumar muchísimos nombres, más acá o más allá en el territorio de lo pop. Pero con la misma sensación de música "bien hecha" que nos deja afuera, inconmovibles.

Habrá que pensar cuáles son los términos y características de eso que llamamos "abstracción". Continuará.

martes, 2 de marzo de 2010

Notas sobre Sonic Youth: el gen de la modernidad perpetua















1. Sonic Youth: no pop. Los SY nunca tuvieron talento para las melodías, ni para redondear temas. Hablo de cerrar de manera elementalmente “pop” una pieza de música. ¿Alguien puede nombrar 5 ó 6 títulos de ellos, sacando “100%” o “Sugar Kane”? Imposible relacionar contenidos con nombres de canciones. 

2. Sonic Youth y lo invariable. Un grupo que ejercita una interminable variación sobre un único campo sonoro. Un ensimismado y autista trabajo sobre una porción de audio que a lo largo de los años casi no ha variado. Todas las acusaciones de invariabilidad (como algo negativo) están justificadas. Aunque pensándolo bien, con los mismos argumentos se puede hablar a favor de ellos: hay terquedades que resultan, como mínimo, tiernas. 

3. Sonic Youth y lo eternamente joven. Y sin embargo (y pese a todo lo dicho) ahí estamos. ¿Cómo nos puede seguir gustando una banda que se ha repetido tanto? Seguimos escuchando indefinidamente los mismos discos de esos cuatro desgarbados señores del ruido. ¿Dónde está el secreto?
 
Tal vez ya se haya dicho, pero los neoyorkinos pertenecen, para mí, a esa camada selecta de grupos portadores de un “gen de perpetua modernidad” (Velvet lo tuvo y lo tendrá simpre, Stereolab lo tiene, Radiohead lo tiene pero se le está marchitando, Coldplay no lo tiene ni lo tendrá). Cuando suena un disco de Sonic Youth todos somos (o volvemos a ser) jóvenes, al instante

 
Y esa sensación sólo puede provenir de un filo, de una sensación de desacomodo constante con lo establecido, por más que lo establecido se vaya corriendo. A pesar de  todos los avances de la cultura rock y sobre todo, de las audiencias que llegan al rock (ensanchamiento del acceso y posiblidades tecnológicas), sigue habiendo algo en SY que está perpetuamente desafinado/ desentonado con el oído cultural de los tiempos, con lo "correcto" y "audible". Con ese empecinamiento tan parecido a la torpeza. Y aún así nos gustan. 


4. Sonic Youth y lo urbano. Y el sonido sigue siendo el de las grandes ciudades. Siguen rankeando alto como soundtrack urbano de caos de tráfico y buses y subtes y calles sucias y desperdicios. Y unos pocos momentos de “landscape”, también. Fragmentos en que parecen trasladar su sismo eléctrico a los bordes, a las afueras de la ciudad (pienso en “Diamond sea”, aquel glorioso final de “Washing machine” (1995). Y algo que siempre me gustó: los SY siempre sonarán a cuevas, a disquerías melómanas, lo que puede parecer una tontería, pero no lo es. Siempre supimos que juegan de nuestro lado: su persistencia tiene que ver, también, con su carácter de melómanos, de devotos de la cultura rock de todas las épocas. 


5. Sonic Youth´s favourite moments. En un grupo sin “temas” elijo apenas mis momentos favoritos. Instantes con formas más o menos definidas que a veces amalgaman en una electricidad inspirada, que configura "algo" que nunca sabremos como llamar:  

* Los palotes previos a la configuración de la fórmula: Evol (1986)
* Momentos de Sister y de Daydream nation. Muy buenos discos de los que sin embargo no logro recordar sino retazos. Y a veces ni siquiera eso.
* Momentos de “Goo”, ese buen álbum que pivotea con la etapa mainstream del grupo.
* “Dirty”, entero. A pesar de ser un disco bastardeado (Geffen y demás) sigue siendo bueno. Aunque prefiero cuando el grupo suena menos duro en los golpes de batería y entra en terrenos más climáticos, como el subestimado “Washing machine”. 
* El clima meditabundo de “A thousand leaves” (siempre lo reescucho y me pasa lo mismo: la sensación de que nunca lo logro abarcar, y menos, recordar).  

6. Epilogo, acople y ruido blanco. Y hasta ahí llegué. A lo sumo, a “NYC ghosts and flowers”. ¿Me perdí algo? No creo. Se que trabajaron con Jim O´Rourke como miembro estable, que sacaron varios discos y el año pasado volvieron un poco a las fuentes con The Eternal, pero ya no me interesa seguirlos. En aquellos discos que mencioné, para mí está todo lo que pueden dar. 

For ever Youth.

Reviews: One life stand (Hot Chip, 2010)

Disco a disco, los ingleses Hot Chip se van aproximando a un cierre cada vez más pop para su música. Deshechando aristas y heterodoxias, cortando la maleza, quitando del medio los ribetes más "experimentales", si se quiere.

One life stand (Astralwalkers, 2010) es otro peldaño en este camino. El disco arranca con destino de hit ("Thieves in the night" tiene sus momentos) pero enseguida se pone melanco en las cuerdas de "Hand me down your love".

El pulso vuelve a levantar con "I feel better" pero paradójicamente, este nuevo Hot Chip (más ortodoxo, más cuadrado), amaga con aburrir. Aquella maleza le otorgaba cierto riesgo a sus discos: esa cosa de no saber para dónde iban a disparar. Otro hit llega con "One life stand"- el tema- y para sorpresa de todos ¡miramos el contador de la compactera para ver cuánto falta! (a varios temas les falta recorte, edición). Sin embargo, a los 2 minutos el track muestra otra faceta y logra levantar.

Hacia la mitad, el disco pega otro bajón con "Brothers" (tarda una eternidad en armarse) y se cae del todo con la primera de las baladas, "Slush". ¿Alguien entiende las baladas de Hot Chip? En "Made in the dark" (08) ayudaban a balancear la locura del resto del tracklist, pero acá sólo hunden todavía más el flow del álbum.

La segunda mitad arranca prolija y climática con "Alley cats", un momento celestial que parece redimir todos los cuestionamientos anteriores. Por su parte, "We have love" es otro destino de hit que muestra la sagacidad de los HCH para arreglos originales y ensambles varios. Buen momento del álbum. Para el final, "Keep quiet" vuelve a bajar el tempo y el cierre- con "Take it in", excitante, breve, luminosa y llena de música- nos deja abierta la pregunta sobre el futuro de los Hot Chip.

Por un lado, se nota cierta repetición de fórmulas y figuras; por el otro, se percibe una intención de hacer reposar las formas, cerrarlas mejor recortando el barroquismo de arreglos de los álbumes anteriores. ¿Estará saliendo a flote lo que siempre fueron, una banda más bien fría, intelectual, difícil de empatizar? Siempre queda la posibilidad de que se trate de un momento de transición.

Si tenemos tantos miramientos con ellos, creo, es porque pertenecen a ese puñado de bandas (junto con Justice, Simian Mobile Disco, Royksopp y alguna otra) que amagaron con darle aire a la agotada escena dance y alrededores.