Uno
A menudo bastante maltratado por la prensa -y hasta por el propio grupo- Echo and the Bunnymen marcó el fin de una etapa dorada para el cuarteto de Liverpool.
Dos muertes (la de su baterista Pete de Freitas y la del padre de Ian Mc Culloch) junto con innumerables problemas internos (ego wars mediante) le pusieron fin a una etapa superlativa del grupo: la que coronaron rascacielos estilísticos como Heaven up here (1981) Porcupine (1982) y Ocean rain (1983). Y por qué no, éste "Echo and the Bunnymen".
Dos
El disco emergió de un proceso bastante tortuoso: a las idas y venidas de De Freitas (cuya salud mental tambaleaba por entonces) se sumaban las cantidades industriales de alcohol ingeridas por McCulloch, amén de su insostenible tratamiento de rockstar. Según cuenta la leyenda, una cohorte de adulones lo seguía a todos lados, cumpliendo sus deseos. "Vivía en un planeta propio, distinto al del grupo" admitió el propio Mac.
Las sesiones de grabación, finalmente, tuvieron lugar en Colonia, Londres, Bruselas y Liverpool. La producción también generó disputas en el interior del grupo: tras cambios y alejamientos decidieron trabajar con Laurie Latham (otrora productora de los Stranglers) pero su trabajo dejó básicamente descontentos a los Bunnymen. La acusaron de "sobreproducir" el disco y llenarlo de capas y capas de teclados. "Todavía hoy suena como la mierda" sentenció hace algunos años Mc Culloch, mientras que les Pattinson optó por el más elegante "me gustan los temas, pero no las mezclas".
Tres
Y sin embargo, ahí está el Grey Album de 1987.
Un disco "menor" de aquel primer período, pero sólo si se lo compara con los grandes álbumes que ya mencionamos. Un disco que pese a todas las críticas, logra sostenerse en sus propios términos y con armas nobles. Sólido de comienzo a fin.
Dos canciones forman tándem al comienzo, The Game y Over you. Altamente melodiosas, forman un momento contundentemente pop. Bien vistas, por cualquiera de estas melodías pagaría oro hoy Chris Martin.
Bedbugs & ballyhoo nos traía a los Bunnymen más retorcidos de la época dorada, con un funk muy rico instrumentalmente (incluido el destacado solo de piano a cargo de Ray Manzarek, quien dicho sea de paso, alguna vez se declaró fan de la banda de Liverpool). Más adelante tenemos el vértigo psicodélico de All in your mind y la exquisita y nostálgica Bombers bay.
La segunda mitad (siempre pensamos en términos de lps de la era vinilo) volvía al pop con el mayor "hit" (muy entre comillas, por cierto) en toda la carrera de los Bunnymen, Lips like sugar. Un tema que muchos desprevenidos más de una vez habrán confundido con U2. Sin embargo el tema tiene "su" momento con el solo de tintes arabescos del gran Will Sergeant.
New direction es otro de los puntos altos de Echo and the Bunnymen; un up tempo vertiginoso, que nunca descansa y Blue blue ocean empieza a despedir el álbum con su nota de piano melancólico.
Bonus personal
* Todavía conservo mi edición en vinilo de Echo and the Bunnymen comprada en el 1988 en la disquería Abraxas de Buenos Aires. Mi receta: ideal para días nublados. Un disco para caminar con auriculares por Liverpool o Buenos Aires.
* Recuerdo unas frías mañanas de invierno, escuchando Bombers Bay antes de salir para el colegio, sintiendo que una canción así me podía acompañar el resto del día. Eso fue hace...¡veinte años! Cuánta nostalgia.
* También recuerdo mirar durante largos minutos esa foto de tapa, con los increíbles peinados de los Bunnymen en la foto de Anton Corbijn. Tengo esa imagen de ellos tocando con ese mismo look en la terraza de la HMV de Londres haciendo Twist and shouts.
Echo and the Bunnymen 1987
Ian McCulloch (voice) Will Sergeant (guitars) Les Pattinson (bass) Pete de Freitas (drums).
A menudo bastante maltratado por la prensa -y hasta por el propio grupo- Echo and the Bunnymen marcó el fin de una etapa dorada para el cuarteto de Liverpool.
Dos muertes (la de su baterista Pete de Freitas y la del padre de Ian Mc Culloch) junto con innumerables problemas internos (ego wars mediante) le pusieron fin a una etapa superlativa del grupo: la que coronaron rascacielos estilísticos como Heaven up here (1981) Porcupine (1982) y Ocean rain (1983). Y por qué no, éste "Echo and the Bunnymen".
Dos
El disco emergió de un proceso bastante tortuoso: a las idas y venidas de De Freitas (cuya salud mental tambaleaba por entonces) se sumaban las cantidades industriales de alcohol ingeridas por McCulloch, amén de su insostenible tratamiento de rockstar. Según cuenta la leyenda, una cohorte de adulones lo seguía a todos lados, cumpliendo sus deseos. "Vivía en un planeta propio, distinto al del grupo" admitió el propio Mac.
Las sesiones de grabación, finalmente, tuvieron lugar en Colonia, Londres, Bruselas y Liverpool. La producción también generó disputas en el interior del grupo: tras cambios y alejamientos decidieron trabajar con Laurie Latham (otrora productora de los Stranglers) pero su trabajo dejó básicamente descontentos a los Bunnymen. La acusaron de "sobreproducir" el disco y llenarlo de capas y capas de teclados. "Todavía hoy suena como la mierda" sentenció hace algunos años Mc Culloch, mientras que les Pattinson optó por el más elegante "me gustan los temas, pero no las mezclas".
Tres
Y sin embargo, ahí está el Grey Album de 1987.
Un disco "menor" de aquel primer período, pero sólo si se lo compara con los grandes álbumes que ya mencionamos. Un disco que pese a todas las críticas, logra sostenerse en sus propios términos y con armas nobles. Sólido de comienzo a fin.
Dos canciones forman tándem al comienzo, The Game y Over you. Altamente melodiosas, forman un momento contundentemente pop. Bien vistas, por cualquiera de estas melodías pagaría oro hoy Chris Martin.
Bedbugs & ballyhoo nos traía a los Bunnymen más retorcidos de la época dorada, con un funk muy rico instrumentalmente (incluido el destacado solo de piano a cargo de Ray Manzarek, quien dicho sea de paso, alguna vez se declaró fan de la banda de Liverpool). Más adelante tenemos el vértigo psicodélico de All in your mind y la exquisita y nostálgica Bombers bay.
La segunda mitad (siempre pensamos en términos de lps de la era vinilo) volvía al pop con el mayor "hit" (muy entre comillas, por cierto) en toda la carrera de los Bunnymen, Lips like sugar. Un tema que muchos desprevenidos más de una vez habrán confundido con U2. Sin embargo el tema tiene "su" momento con el solo de tintes arabescos del gran Will Sergeant.
New direction es otro de los puntos altos de Echo and the Bunnymen; un up tempo vertiginoso, que nunca descansa y Blue blue ocean empieza a despedir el álbum con su nota de piano melancólico.
Bonus personal
* Todavía conservo mi edición en vinilo de Echo and the Bunnymen comprada en el 1988 en la disquería Abraxas de Buenos Aires. Mi receta: ideal para días nublados. Un disco para caminar con auriculares por Liverpool o Buenos Aires.
* Recuerdo unas frías mañanas de invierno, escuchando Bombers Bay antes de salir para el colegio, sintiendo que una canción así me podía acompañar el resto del día. Eso fue hace...¡veinte años! Cuánta nostalgia.
* También recuerdo mirar durante largos minutos esa foto de tapa, con los increíbles peinados de los Bunnymen en la foto de Anton Corbijn. Tengo esa imagen de ellos tocando con ese mismo look en la terraza de la HMV de Londres haciendo Twist and shouts.
Echo and the Bunnymen 1987
Ian McCulloch (voice) Will Sergeant (guitars) Les Pattinson (bass) Pete de Freitas (drums).
4 comentarios:
Ian es lo mas, no solo por ser un gran cantante (de esos que hoy faltan)sino por esa actitud arrogante que solo un musico Ingles como el, puede sostener sin pasar a ser un payaso (lease los hermanos Gallagher)
agradezco haber asistido a ese show en el Rex en 2007. Éste es El Cantante.
Si amigo, que bueno haber estado ahi viendo a Mac y los Hombres Conejo en accion. Y si, este es El cantante, coincidimos tambien con Ian, i guess.
"The Game" es un temazo. Recuerdo que en esa época no entendía como no lo pasaban más seguido por la radio.
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