miércoles, 21 de julio de 2010

Discos: Non stop erotic cabaret (Soft Cell, 1981)

Grabado en plena eclosión de New York como meca gay y alimentado por el consumo de la nueva droga del momento (el MDMA, alias temprano del Ecstasy) Non- stop erotic cabaret refleja como ningún otro disco la excitación de aquel momento único: 1981.

El proceso de grabación de este primer álbum de Soft Cell también tuvo algo de salvaje. Cuenta la leyenda que Marc Almond y David Ball se las arreglaron con el instrumental que tenían a mano: un grabador Revox, un synclavier NED perteneciente al productor Mike Thorne y una Roland drum machine, también prestada. Lo que se dice, un modo punk de abordar y ejectuar la música.

Teniendo en cuenta esto, no es de extrañar que Non- stop erotic cabaret siga sonando- a 29 años de su aparición- urgente, vital, inquieto e irreverente. Uno de esos discos que crea sus propias reglas, sin traumas ni limitaciones.

Los gritos de Almond le dan la urgencia necesaria a "Frustration", un pop alocado que describe en apenas 3 minutos (mucho menos de lo que le llevó a Roger Waters en el solemne "Dark side of the moon") la frustración de un hombre común que siente que su vida es una mierda.

Sin respiro (todo el flow del disco está armado a partir del pegado de una canción atrás de la otra) llega el tema por el que el mundo entero conocería a los Soft Cell: el cover de "Tainted love", original de Gloria Jones que aquí no es sino otra pieza dentro de un engranaje complejo de canciones maravillosas. "Seedy films" baja el tempo para describir a los adoradores de pantallas prohibidas y el clima synth pop ominoso de "Youth" funciona como mantra para olvidar el pasado y constuir una nueva personalidad.

El disco vuelve a subir con "Sex Dwarf", una canción que hace ¡29 años! levantó polvareda en Inglaterra con su letra sobre sadomasoquismo (ruiditos de látigos incluidos). Ustedes, pequeños transgresores de pacotilla ¡no inventaron nada!

A esta altura el disco (que tiene el vértigo de un viaje en taxi en plena madrugada) ya es una locura divina: un cabaret extasiado que, en serio, no se detiene. Para el final, "Bedsitter" es el soundtrack para "la mañana después" y "Say hello wave goodbye" la sentida canción de amor que canta el despechado al final de la noche, desde la puerta del Pink Flamingo.

La despedida no podía ser mejor ni más hermosa, después de esta noche bizarra en compañía de los Soft Cell.

3 comentarios:

Darío dijo...

Almond genio. Soft Cell y este disco son como esas luces de neón perdidas en un callejón oscuro (la tapa lo dice por sí misma). ¿Qué carajo hacen prendidas? estan ahí, cumpliendo siempre, e indicandonos la entrada al cabaret pop que, como vos bien decís, hace rato que se inauguró.

ultravivido dijo...

Yo veo un germen lejano de los Scissor Sisters acá (entre muchas otras cosas) Y tenés razón, la contratapa es la imagen del disco.

Juanjo Mestre dijo...

Joer, que buena reseña. Llevo años sin oirlo, cosa que voy a remediar en breve, porque tu tercer párrafo es certero a más no poder. Saludos.