miércoles, 23 de marzo de 2011

Discos: Lifeblood (Manic Street Preachers, 2004)

¿Habrá alguna fibra íntima, emocional, que se activa cuando suena "Lifeblood", el disco de 2004 de los Manic Street Preachers?

Lo cierto es que tenemos algunas pistas. Por empezar, las letras del álbum parecen dejar de lado (al menos por momentos) el homenaje/ comentario político característico de los galeses, para centrarse en un ámbito más cercano: las personas.

Ese pasaje exigió -al parecer- otro canto, otra forma de decir las cosas. Por eso "Lifeblood" trajo aparejados -además- algunos cambios musicales. Menos guitarrero y con mayor protagonismo de teclados y máquinas.

Menos punzante (con un sabio recorte de los picos vocales característicos de James Dean Bradfield) y más atento a la armonía, la continuidad, el desarrollo musical. Y las canciones. El resultado, en todos los casos, es notable: un álbum con muchos momentos para tatuarse en el inconsciente emocional de quien lo atraviesa. Y para quedarse allí escuchando y adoptar estas canciones para siempre.

La búsqueda interior aparece desde el comienzo con "1985", un repaso de aquel año que no deja afuera los recuerdos personales ("Morrissey and Marr gave me the choice" canta un autobiográfico Bradfield en explítica cita de influencias musicales, otro rasgo habitual de los Manics).

"Empty souls" -el segundo single del álbum- tal vez resuma el ADN sonoro de todo "Lifeblood": flotación, hermosísimas y emotivas melodías, pianos, como homenaje a las víctimas de los atentados del 11-S.

Entre "A song for a departure" y "I live to fall asleep" (con notable trabajo vocal de Bradfield) el disco encuentra su tono más reflexivo e íntimo y no decae al pasar por "To repeal ghosts" y "Emily" (dedicada a Emily Pankhurst, líder del movimiento en favor del voto femenino en Inglaterra).

Inspirado, pletórico de melodías, como captando un momento único de emotividad en el aire, el grupo entra en otro punto alto con "Glasnost" (Manics meets U2) y "Always/never" para despedirse puertas adentro con el recuerdo de Richey Edwards (el guitarrista rítmico de la banda desaparecido en 1995 y dado oficialmente por muerto en 2008) en "Cardiff afterlife".

Bonus
* El título del álbum hace referencia a una parte de "2112", de Rush (una de las bandas favoritas de Nicky Wire).
* Produjeron Tony Visconti, Tom Elmhirst y Greg Haver.

Manic Street Preachers 2004
James Dean Bradfield, lead vocals, guitar; Sean Moore, drums; Nicky Wire – bass.

7 comentarios:

Darío dijo...

Los Manics siempre me gustaron, pero este álbum no es santo de mi devoción. Siempre me sonaron un poco "secos" acá. Es posible que la elección de "The Love of Richard Nixon" como primer simple sea un peso importante para la imagen que me formé del disco, un corte ideal para una siesta a mi parecer.

ultravivido dijo...

Me parece el disco más emocional de ellos. Calculo que para los fans "duros" del grupo acá hay un sonido un tanto reblandecido. Por momentos suenan muy cerca de la épica U2. Saludos Dario

juanvi dijo...

Los Manics són una de mis bandas preferidas, pero este álbum no lo tengo muy escuchado. Sé que se me hacía un poco empalagoso, pero tendré que recuperarlo y darle otra oportunidad.

Saludos!

ultravivido dijo...

Creo que pierde frente a los discos clasicos y valorados de la banda (Everything must go, Holy Bible y demas) pero es un gran disco. Es cierto, hay dias que puede empalagar un poco. Saludos Juanvi.

Astilla Dominguez dijo...

Siempre se encuentran opinones encontradas en cuanto a los Manics y sus discos, pero sin dudas lo más atractivo de ellos fueron sus composiciones con guitarras y no tan propensas a la electrónica. Por algo sus últimos discos recuperaron esa fiereza. Un saludo y excelente crónica.

Darío dijo...

Mi favorito es "This is my truth, tell me yours".
Y es muy bueno el de rarezas que sacaron, doble.

ultravivido dijo...

Me quedo con "Everything must go", saludos