En algún punto, los discos de Gustavo Cerati funcionan como diarios íntimos -más o menos metaforizados- de su vida y sus inquietudes. Y también, por qué no, de su relación siempre tirante con el "ambiente del rock".
Ahí están los brotes poéticos del alumbramiento natal (Amor amarillo, 1993), el regodeo dandy de su vida mainstream (Bocanada, 1999) y su "disco de separación" Siempre es hoy (02). Ahí vamos (06) funcionó como autoinsuflamiento (algo forzado, pero desbordado de inspiración) de energías.
En el medio, la Burbuja/Reunión Multimillonaria de Soda y su posterior silencio de "acá no pasó nada". Y de vuelta a la concentración solista, a la música más propia, íntima y necesaria que nunca. Y acá llegamos.
2
Fuerza natural es- valga la redundancia- el disco más natural de G.C. hasta aquí. El disco en el que -por fin- baja la guardia en eso de querer mostrarse "al día" o sonando como "lo que está pasando".
Es también un disco rutero, de viaje (más físico que espiritual) y luminoso. Más cercano a los valores de Armonía, Simplicidad, Belleza y Melodía que a los encantos superficiales del maquillaje sonoro (que lo hay, es cierto, pero que aquí es claramente funcional a las canciones).
Los temas
(Track 1): Fuerza natural es un comienzo mántrico. Es reptante y cambia de formas, con algunos secretos en su interior.
(Track 2) : Deja vu es pura potencia pop, marca Cerati. Nadie puede armar unas melodías así salvo él (chequear la caída vocal de ese "lugares que no existen/ y vuelves a pasar"). En la concentración melódica de este tema está el ADN del talento pop de Gustavo.
(Track 3): Magia es otro pequeño universo pop completo, cargado de buenas melodías y Amor sin rodeos (track 4) es un simpático experimento de aires western y gancho pop inmediato. Empieza a mostrarse el costado viajero y rutero del disco.
(Track 5): Tracción a sangre trae más guitarras steel y aires folk. Primer highlight compositivo del disco ("cae la tarde y en La Pampa no hay silencio"). Destacan varios elementos: los hermosos giros melódicos (con esos coros y contrapuntos vocales que Gustavo viene explotando desde Ahí vamos) y una economía de instrumentos y recursos (una constante de todo el disco). Esta canción parece siempre esperar, aquietarse. Una parte melancólica y contemplativa del viaje.
(Track 6): Desastre vuelve a levantar el tempo en un pop saltarín que frivoliza un poco el disco. No agrega demasiado al songbook Cerati. Rapto (track 7) mantiene ese nivel de tempos medios levemente arriba, con unos coros que parecen sacados de un T. Rex siglo XXI. Hacia el final hay uno de los pocos momentos de combustión guitarrera del disco (un pequeño deja vu de Ahí vamos).
Un tramo (6-7) algo intrascendente del disco.
(Track 8): Cactus es el segundo highlight. Una especie de zamba ambient/ lisérgica. Mínima y delicada. La imaginería natural desborda aquí ("y tiene un veneno más amargo que la hiel/con solo invocarlo voy a convertirlo en miel"; "y los médanos serán témpanos/ en el vértigo de la eternidad/y los pájaros serán árboles/ en lo idéntico de la soledad").
(Track 9) : Naturaleza muerta es otro mid tempo algo intrascendente con nuevos coros a la Marc Bolan. Parece un outtake de Ahí vamos. Acá el disco se empieza a hacer un poco largo y sospechamos que le sobran minutos. Dominó (track 10) levanta el tempo con guitarras ska e imaginería tecno/ochentosa. Otro de esos temas "puro divertimento pop" por hacer música.
(Track 11): Sal es la hermanita menor de Crimen, y la única balada hecha y derecha del disco. Batería con escobillas y nocturnidad marítima en las letras: "un compás de luz/ el faro dibujó en el mar/ con un beso azul la espuma se convierte en sal". Y más: "por los juegos de Neptuno/ el viento se enredó en el mar". Otro punto alto del disco, que aquí entra en su tramo más sombrío.
(Track 12): Convoy es un vals que sorprende con su tratamiento de la voz. Relajado, crepuscular y con ese ligero maquillaje psico-folk que combina ambiente digital y guitarras steel. El disco, claramente, llega a un lugar que está muy lejos del comienzo.
(Track 13): He visto a Lucy es una larga coda final, pinfloydeana en algún punto, con su interminable fade out. A los 5´40 entra la parte "fantasma" del tema, con más guitarras steel y un ataque de batería deudor de los M83 (no podía terminar un disco de Cerati sin una cita/ préstamo de algún grupo que lo tiene encandilado, como en este caso, los franceses).
3
Y los rastros de esa escritura autobiográfica y personal. Por empezar, la búsqueda de una justificación plena del momento actual, el presente, como motor vital. Ese "me perdí en el viaje/ nunca me sentí tan bien/todo por delante" se engancha con "nada me importa más que hacer el recorrido".
La creación (y la creatividad) como bálsamo y ordenamiento del mundo también vuelven insistentemente a lo largo del disco ("la poesía es la única verdad", "sacar belleza de este caos es virtud", etc.). Junto a ellas, las reflexiones y autocitas del proceso creativo mismo ("vuelve la misma sensación/ esta canción ya se escribió" y la plena conciencia que esto es y será música pop. Un deja vu lleno de cotidianeidad.
También, por supuesto, la frondosa imaginiería natural que inspira el disco en su conjunto. A lo largo de los trece temas desfilan sirenas, hipocampos, rutas, luces, caminos, mareas, jardines, volcanes, mares. Esta imaginería encuentra su anclaje en una música con sus propias cualidades cinéticas: música de paisajes (La Pampa, el mar, los vientos) que lleva consigo la idea intrínseca del Viaje.
Bonus
* Fuerza Natural podría pensarse como el primer disco maduro de Cerati. Al menos es su registro menos acomplejado, el más fluido y despreocupado por su condición de "eterno moderno".
* Un disco que a su manera respira deseos de atemporalidad.
Ahí están los brotes poéticos del alumbramiento natal (Amor amarillo, 1993), el regodeo dandy de su vida mainstream (Bocanada, 1999) y su "disco de separación" Siempre es hoy (02). Ahí vamos (06) funcionó como autoinsuflamiento (algo forzado, pero desbordado de inspiración) de energías.
En el medio, la Burbuja/Reunión Multimillonaria de Soda y su posterior silencio de "acá no pasó nada". Y de vuelta a la concentración solista, a la música más propia, íntima y necesaria que nunca. Y acá llegamos.
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Fuerza natural es- valga la redundancia- el disco más natural de G.C. hasta aquí. El disco en el que -por fin- baja la guardia en eso de querer mostrarse "al día" o sonando como "lo que está pasando".
Es también un disco rutero, de viaje (más físico que espiritual) y luminoso. Más cercano a los valores de Armonía, Simplicidad, Belleza y Melodía que a los encantos superficiales del maquillaje sonoro (que lo hay, es cierto, pero que aquí es claramente funcional a las canciones).
Los temas
(Track 1): Fuerza natural es un comienzo mántrico. Es reptante y cambia de formas, con algunos secretos en su interior.
(Track 2) : Deja vu es pura potencia pop, marca Cerati. Nadie puede armar unas melodías así salvo él (chequear la caída vocal de ese "lugares que no existen/ y vuelves a pasar"). En la concentración melódica de este tema está el ADN del talento pop de Gustavo.
(Track 3): Magia es otro pequeño universo pop completo, cargado de buenas melodías y Amor sin rodeos (track 4) es un simpático experimento de aires western y gancho pop inmediato. Empieza a mostrarse el costado viajero y rutero del disco.
(Track 5): Tracción a sangre trae más guitarras steel y aires folk. Primer highlight compositivo del disco ("cae la tarde y en La Pampa no hay silencio"). Destacan varios elementos: los hermosos giros melódicos (con esos coros y contrapuntos vocales que Gustavo viene explotando desde Ahí vamos) y una economía de instrumentos y recursos (una constante de todo el disco). Esta canción parece siempre esperar, aquietarse. Una parte melancólica y contemplativa del viaje.
(Track 6): Desastre vuelve a levantar el tempo en un pop saltarín que frivoliza un poco el disco. No agrega demasiado al songbook Cerati. Rapto (track 7) mantiene ese nivel de tempos medios levemente arriba, con unos coros que parecen sacados de un T. Rex siglo XXI. Hacia el final hay uno de los pocos momentos de combustión guitarrera del disco (un pequeño deja vu de Ahí vamos).
Un tramo (6-7) algo intrascendente del disco.
(Track 8): Cactus es el segundo highlight. Una especie de zamba ambient/ lisérgica. Mínima y delicada. La imaginería natural desborda aquí ("y tiene un veneno más amargo que la hiel/con solo invocarlo voy a convertirlo en miel"; "y los médanos serán témpanos/ en el vértigo de la eternidad/y los pájaros serán árboles/ en lo idéntico de la soledad").
(Track 9) : Naturaleza muerta es otro mid tempo algo intrascendente con nuevos coros a la Marc Bolan. Parece un outtake de Ahí vamos. Acá el disco se empieza a hacer un poco largo y sospechamos que le sobran minutos. Dominó (track 10) levanta el tempo con guitarras ska e imaginería tecno/ochentosa. Otro de esos temas "puro divertimento pop" por hacer música.
(Track 11): Sal es la hermanita menor de Crimen, y la única balada hecha y derecha del disco. Batería con escobillas y nocturnidad marítima en las letras: "un compás de luz/ el faro dibujó en el mar/ con un beso azul la espuma se convierte en sal". Y más: "por los juegos de Neptuno/ el viento se enredó en el mar". Otro punto alto del disco, que aquí entra en su tramo más sombrío.
(Track 12): Convoy es un vals que sorprende con su tratamiento de la voz. Relajado, crepuscular y con ese ligero maquillaje psico-folk que combina ambiente digital y guitarras steel. El disco, claramente, llega a un lugar que está muy lejos del comienzo.
(Track 13): He visto a Lucy es una larga coda final, pinfloydeana en algún punto, con su interminable fade out. A los 5´40 entra la parte "fantasma" del tema, con más guitarras steel y un ataque de batería deudor de los M83 (no podía terminar un disco de Cerati sin una cita/ préstamo de algún grupo que lo tiene encandilado, como en este caso, los franceses).
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Y los rastros de esa escritura autobiográfica y personal. Por empezar, la búsqueda de una justificación plena del momento actual, el presente, como motor vital. Ese "me perdí en el viaje/ nunca me sentí tan bien/todo por delante" se engancha con "nada me importa más que hacer el recorrido".
La creación (y la creatividad) como bálsamo y ordenamiento del mundo también vuelven insistentemente a lo largo del disco ("la poesía es la única verdad", "sacar belleza de este caos es virtud", etc.). Junto a ellas, las reflexiones y autocitas del proceso creativo mismo ("vuelve la misma sensación/ esta canción ya se escribió" y la plena conciencia que esto es y será música pop. Un deja vu lleno de cotidianeidad.
También, por supuesto, la frondosa imaginiería natural que inspira el disco en su conjunto. A lo largo de los trece temas desfilan sirenas, hipocampos, rutas, luces, caminos, mareas, jardines, volcanes, mares. Esta imaginería encuentra su anclaje en una música con sus propias cualidades cinéticas: música de paisajes (La Pampa, el mar, los vientos) que lleva consigo la idea intrínseca del Viaje.
Bonus
* Fuerza Natural podría pensarse como el primer disco maduro de Cerati. Al menos es su registro menos acomplejado, el más fluido y despreocupado por su condición de "eterno moderno".
* Un disco que a su manera respira deseos de atemporalidad.
1 comentario:
que difícil agregar algo a esta "editorial"....coincido ampliamente, escuché y me llegó lo mismo; y eso que el universo no está a mi favor !!! (precisamente)
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