Este disco de The Orb es otro MUST a la hora de mi propio chill out de los sábados a la tarde. O "el día después" de haber pasado música. Cuando los oídos agradecen una música capaz de hacernos iniciar el suave descenso (o ascenso, en este caso) a un estado de placer y relax.
Me refiero a Orblivion (Polygram, 1997), un disco que escuché muchísimo con los años y que para mí tiene la envidiable cualidad de hacerte perder adentro. Uno no sabe nunca por dónde va ni cuánto falta, ni en qué tema está.
Un álbum algo perdido en la discografía de The Orb, ninguneado, tal vez, entre obras maestras como U.F. Orb (1992) o Pomme fritz (1994).
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