miércoles, 2 de diciembre de 2009

Discos: T. Rex (1970)














En 1970 Marc Bolan comenzaba una lenta transición: de trovador hippie- folk a la electrificación con la que dominaría el mundo (o Inglaterra, al menos) durante esos bizarros 15 minutos que duró la "T. Rex manía". Pero para eso todavía faltaban dos años.

Editado en 1970, T. Rex es, por ende, un disco de transición por excelencia. La foto que capta el pasaje, la metamorfosis, hacia aquellos dos tótems sobre los que se apoya todo el cánon "trexiano": la dupla Electric Warrior (71)/ The Slider (72). En su registro conviven el universo acústico y de fogón alucinógeno de Tyranosaurious Rex (con su imaginería a la Tolkien de elfos, mujeres-gaviota y guerreros) y la incipiente encarnación eléctrica de T. Rex, el monstruo abreviado.


Como conjunto, el disco entrega un set conciso de canciones inspiradas. A la combinación entre corazón acústico y electricidad podemos agregar un maquillaje de orquestaciones en su punto justo. El resultado es balanceado y pone de manifiesto, además, uno de los costados menos explorados (y de los que menos se habla a menudo) de Marc Bolan: su enorme talento como cancionista. Ese que lo ubica entre los melodistas mas dotados del rock de toda las épocas.

Por otra parte, las canciones parecen bosquejos, aunque no lo son. Están expuestas, en muchos casos, con la menor cantidad de recursos y terminan casi abruptamente, cuando parecen empezar a calentarse. Por eso dan, a veces, la sensación de "inacabadas".

Tras una breve intro orquestada se larga el brutal riff de Jewell. Donde una banda vulgar haría explotar el tema sobrecargando el riff y los arreglos, la delicadeza de Bolan sintetiza y quita  peso específico. El poder pasa por otro lado, claro.

The visit y The Time of love is now corresponden a delicados ejercicios acústicos de esos donde Marc siempre se lució. Las melodías se dan paso entre sí, entre coros y guitarras tímidas con percusiones alusivas. Todo el talento del Hombre de los Rulos aparece en ese viñeta de cámara que es Diamond meadows, entre cuerdas y clima pastoral. ¡Cuánta belleza en esas melodías! Por su parte, Beltan walk anticipa esos boogie rocks que tan felices nos han hecho desde siempre en la música de T. Rex.

La gema del disco (entre varias) tal vez sea la bellísima Summer deep, profunda y lírica. Otra vez, un derroche de talento en melodías y superposición de voces y motivos. Por temas como éste está plenamente justificado nuestro amor a Marc Bolan y su talento melódico. Para ir cerrando el álbum, Seagull woman se monta sobre percusión y riffs que aparecen y desaparecen y voces que se responden entre sí. Suneye, por su parte, es otra de las gemas acústicas, tocada como si estuviéramos bajo los rayos del sol. El tour de force de casi 9 minutos The wizard es una relectura de un tema que Marc ya había grabado con su anterior grupo, John´s Children. Cierra el disco un reprise de Children of rarn.


Bonus
* T. Rex fue el primer disco que escuché de Marc Bolan, y aún hoy le tengo un cariño especial. Se trata de uno de esos muy buenos discos "laterales" (junto con Tanx- 1973- por ejemplo) al "cánon T. Rex".
* Tony Visconti toca piano y se encarga de los arreglos de cuerdas del disco.

2 comentarios:

Darío dijo...

Interesante disco de transición. Buscaré.

Gracias!

ultravivido dijo...

Si, digamos que la mutacion ya se empieza a completar definitivamente con Electric warrior. Y su cenit es The Slider.

Si no lo escuchaste, tambien hay un muy bien disco del 73, "Tanx".