jueves, 30 de mayo de 2013

Discos: From home to home (Fairfield Parlour, 1970)

Ahora que llegó el otoño, un buen soundtrack tiene que incluir a los Kaleidoscope UK. Y en este caso a su transmutación, breve, en Fairfield Parlour. Bajo este nombre, el grupo grabó en 1970 esta joyita de pop psicodélico y pastoral llamada "From home to home".

¡Qué período fértil para la música, entre finales de los 60´s y comienzos de los 70´s! El grupo comandado compositivamente por Eddie Pumer y Peter Daltrey ya había grabado, bajo su nombre anterior, un par de lps que pasaron sin demasiada repercusión.

"From home to home" siguió profundizando en esa mezcla de canción folk con aires Beatle y psicodélicos (chequear esta veta a la altura de la hiper pinkfloydeana "Sunny side circus", por ejemplo). Una exquisitez dentro de esa lectura tan peculiar que siempre hicieron los grupos británicos de la Psicodelia, mezclada con melodías e historias infantiles o leyendas históricas.

Un momento antes, "Monkey" se reviste de música de salón, con clavicordios y más de esas buenas melodías vocales marca registrada del grupo. Otra delicia. "In my box" levanta un poco la temperatura, también con mucho de la cristanilidad melódica del primer Syd Barrett. El tema va y vuelve, carga sobre ese riff y unas armonías, otra vez, imperdibles.

Hay muchos buenos momentos. "From home to home" es un disco entrañable. Tiene un pie en la psicodelia modelo ´67 y otro en el folk inglés de los primeros 70. Tiene canciones, tiene climas. Es intimista y se acomoda bárbaro para escuchar en estas mañanas y tardes de otoño. Si es tomando el té, mejor. 

Chequear también
Kaleidoscope UK, Faintly blowing
The Zombies, Oddessey and oracle
Donovan, Mellow yellow

sábado, 25 de mayo de 2013

Vinilos: Giorgio Moroder x 2


Ahora que los Daft Punk lo desaprovecharon de forma imperdonable en su último disco "Random Access memories" es un buen momento para volver a escuchar los discos de Giorgio Moroder. En Ultravivido picamos dos clásicos de él en formato vinilo.
 
Pero primero, para los desprevenidos vamos a contar brevemente que Hansjörg "Giorgio" Moroder nació en 1940 en Urtijëi, South Tyrol (Italia). Fue productor de música Disco (la apuntaló a Donna Summer a la altura del clásico "I feel love", entre otros); le acercó temas a miles de artistas pop (desde Bowie hasta Irene Cara en la peli "Flashdance"); fue un Gurú de los sintetizadores y de yapa compuso el mejor tema de la historia de los mundiales, "Une´state italiana", para Italia 90.
 
En los 70 este bigotón con olfato pop infalible creó su propio sello, Oasis Records (luego subsidiaria de Casablanca) y armó en Munich los estudios Musicland, por donde pasaron varios popes como Elton John, Queen y Led Zeppelin. Pero también grabó sus propios discos. Unos lps que -con los años- el mercado y el gusto culto e "inteligente" iría dejando de lado por "grasas" y "bolicheros". Pero vamos, que hoy por hoy bien pueden divertirnos en una fiesta con amigos o ser el deleite de una noche con auriculares puestos. ¡Vamos a la música, Giorgio!
 
Knights in white satin (Oasis/ Casablanca Records, 1976)

En 1976 Moroder grabó este lp, en cuyo lado A le saca todo el jugo posible a una versión bolichera de "Knights in white satin", de los Moody Blues. Pero antes, observen esa tapa. ¿Qué es esto? ¿Ciencia ficción gay? ¡Qué maravilla rockera, por dios! De esas que dicen "no me importa nada, te pongo esto en la tapa del disco y bancatelá".

Pero yendo a la música, es imposible no mover las patitas con los primeros compases, entre cuerdas, sobre una base con mucho groove, noche y guitarras a puro Wah Wah. Hay que escuchar los "I want you...I need you" hiper calentones en las paradas del tema, todo, con muchísimo ambiente de Boîte de los 70´s.

La segunda mitad arranca funky/ Disco ("Oh, l´amour") aunque con un clima amenazante, casi de thriller sexual (nos imaginamos una película europea con chicas, autos y turbios asuntos de drogas...). "Sooner or later" arranca con un piano cabaretero y enseguida se sube a un groove bien arrastrado, lascivo (la letra se limita a repetir "tarde o temprano lo vamos a hacer").

La pregunta es ¿quién compraba estos discos en 1976, 1977? ¿Habitués de discotecas? ¿Disc Jockeys en busca de baratijas bailables? ¿Fans de Barry White que querían más ritmo Disco? El último track, "I wanna funk with you tonite" (¡tomá Prince!) empieza con unos teclados medio robóticos (Giorgio meets Kraftwerk) para largarse con cuerdas, sexo Disco y coros de chicas. Fiesta.

From here to eternity (Oasis/ Casablanca, 1977)

Un año más tarde, en el ´77 llegó otro discazo: "From here to eternity". Algo así como un manifiesto Disco-Futurista plagado de sintetizadores, climas fílmicos y varios temazos. ¿La influencia punk? Bien, gracias. Giorgio estaba en otra.

Si no, escuchen como arranca el primer tema, ni bien se apoya la púa sobre el vinilo: crescendo musical, una trepada magistral del coro, ritmo sostenido, graves firmes y teclados hiper voladores. ¡Música total! El tema va cambiando de forma (enganchado para bailar) subido a un frenesí total de Vocoders: el éxtasis de la pista de baile casi 15 años antes de las drogas sintéticas. En la contratapa del lp leemos "sólo teclados electrónicos fueron usados para esta grabación".

El lado 2 arranca con un mid tempo buenísimo: "First hand experience in second hand love" (algo así como "Experiencia de primera mano en un amor de segunda"). Gran título. Más climático que el lado A, entre los teclados y los Vocoders se arma el clima a la Kraftwerk (recordemos: Moroder grababa en Munich, una de las capitales europeas de la tecnología aplicada a la música en los 70).

Con un tema totalmente pasable como "I´m left, you´re right, she´s gone" hoy cualquier DJ haría un mega hit que sonaría hasta cuando abrís la canilla. Cierra otro Disco- Funk futurista: "Too hot to handle"

jueves, 23 de mayo de 2013

Discos: Random access memories (Daft Punk, 2013)

Basta apenas dejarlo correr un rato para que el nuevo disco de Daft Punk decepcione. Y bastante. En  Ultravivido te contamos por qué.
 
La cosa prometía con el single adelanto, “Get lucky”. Gran video y gran participación de Pharrell Williams y Nile Rodgers para redondear un tema perfecto de Disco- Dance Pop modelo 2013.  ¡Si hasta nos pusimos a bailar frente a la compu! 
 
El tema, además, dejaba ver las intenciones del dúo para el disco nuevo: reinventarse al calor del Funk/ Disco modelo 1978-1980 con menos maquinaria electrónica y más sonido orgánico: baterías tocadas, guitarras, bajos bien Funky. 
 
Hasta ahí muy bien. Pero esa idea, expandida con mínimas variantes a un disco de 74 minutos y con temas muy flojos, no aguanta. “Random access memories” surfea sobre un mismo sonido repetido hasta el hartazgo, incluidos esos Vocoders vintage que están por todos lados (después de un rato, cualquier chiste, aunque sea bueno, pierde efecto). 
 
El disco arranca bárbaro con “Give life back to music”, bajo las mismas coordenadas que “Get lucky”: un funk espacial con Vocoders, guitarritas à la Chic, bajos y baterías buenísimas. El tema está muy bien, pero empieza a sufrir de uno de los grandes problemas de “Random….”: la edición. Al 90% del disco le hace falta recorte; los temas se extienden innecesariamente, la mayoría se desinfla.
 Para muestra, ahí están esos 9 interminables minutos del segundo track, “The game of love”: una balada nocturna con ambiente de Boîte espacial que no va a ningún lado y te saca de todo ritmo. Sin embargo, el gran desperdicio del disco es la participación de Giorgio Moroder en ese otro bodrio que es “Giorgio by Moroder”: te obliga a sacar el disco y salir corriendo a buscar los viejos lps del gran bigotón del Italo- Disco, que son mil veces más entretenidos.
En fin, podríamos seguir picando tema por tema (el disco es muy largo, más de una hora y 13 canciones) pero la crítica es más o menos la misma. Los Daft Punk quisieron cambiar y desmarcarse de sus imitadores y de su propia fórmula, y eso en algún punto es valioso.
 
Pero lo que le salió es bien aburrido. ¿Qué es ese pelotazo en piano (“Within”)? ¿Y ese pastiche Disco-Progresivo que es “Touch”?  A la altura de “Beyond” ya entendemos que la cosa no va a levantar. Y que el disco es, lisa y llanamente, malo. Desinspirado, aburrido y pretencioso. Otra vez será.

martes, 21 de mayo de 2013

Discos: Fragments of a rainy season (John Cale, 1992)

Ahora que me acuerdo, éste fue el primer disco que tuve de John Cale. Sabía de él por las revistas, por la referencia a Velvet Underground, pero éste fue el primero. 
 
Fue una tarde de otoño en Buenos Aires. Llegué a casa con el disco y cuando lo puse en la compactera quedé hechizado por estas canciones (algo así como clásicos tocados en vivo, casi al desnudo, con piano y voz).

Me impactó la belleza y la sensibilidad a flor de piel de estos temas, en varios momentos revestidos de aires neoclásicos, europeístas, casi Avant Garde (“Paris 1919”). Elegante, pero siempre con un riesgo latente, un nervio contenido que los podría desbordar en cualquier momento. Cale siempre fue esa mezcla atractiva de academia y de rock. De Vanguardia y guiños pop. De la Europa alta cultura y New York. 
 
No vamos a extendernos mucho más, todos sabemos quién es John Cale. Aquí, en "Fragments of a rainy season" lo que resuena es el corazón más íntimo de su arte. Y tratándose de canciones, cada uno tendrá las que más lo tocan, las favoritas. 
 
Yo todavía me estremezco cuando escucho los aullidos y el aporreo de piano al final de "Fear": despojada de la distorsión y el ruido original, la belleza toma vuelo en esas melodías siderales, que nos recuerdan eso de que "el miedo es el mejor amigo del hombre". "A child´s Christmas in Wales" deja al descubierto su melancolía de recuerdos navideños en la Gales natal. 
 
Otro momento quieto y bello viene con "Thoughtless kind", de ese sombrío y experimental disco que es "Music for a new society", de 1982. ¿Y "Buffalo ballet"? ¿Y “Chinese envoy”? ¡Cuánto talento a flor de piel! Para los amantes de las versiones, aquí John hace la suya –hiper respetuosa, casi piadosa- del clásico de Leonard Cohen "Allelujah".
 
Tal vez "Fragments of a rainy season" no sea la puerta de entrada ideal para descubrir el mundo del ex Velvet. Pero se trata de un disco imprescindible para escucharlo en su elemento más mínimo, sin florituras, sin andamiaje de "vanguardia". Es un disco que espera a todos los que quieran encontrarse con la belleza de unas canciones complejas y sensibles. De esas que no se olvidan. 
 
Para los curiosos, está editado un dvd con uno de estos shows de 1992 en Bruselas. 
 
John Cale- discografía cercana
Paris S'eveille, Suivi d'Autres Compositions (1991) Fragments of a rainy season (1992) 23 Solo Pieces pour La Naissance de L'Amour (1993).

lunes, 20 de mayo de 2013

Adiós al jinete en la tormenta (Ray Manzarek 1939- 2013)

 
 
 
 
Por esos acordes y el inolvidable solo jazzero al final de "Riders on the storm". Por el piano de cristal de "Crystal ship". Por los climas de "Strange days" y "Waiting for the sun". Por esa mano zurda haciendo los bajos en la mejor banda sin bajista de todos los tiempos.  
 
Adiós Ray Manzarek
(febrero 12, 1939- mayo 20, 2013)

 

jueves, 16 de mayo de 2013

Discos: You (Gong, 1974)

Qué hermoso delirio el de Gong.

El grupo (multicultural, nómade, siempre experimental por vocación) lo formó Daevid Allen en 1967 en Francia, cuando quedó varado sin poder volver a Inglaterra por un problema de visado. Junto con Gilli Smyth armaron la primera encarnación de la banda, que luego de algunos viajes (de todo tipo) y cambios de formación firmó su primer contrato con BYG por una serie de discos.

Hacia 1972 Gong pasó a Virgin Records con una alineación relativamente más estable y en 1973 entró a las filas el guitarrista Steve Hillage, con el que grabaron sus discos más célebres, los de la trilogía Radio Gnome. El tercero de esos álbumes -“You”, editado en 1974- es una invitación para flotar por un rato en las alturas del Space Rock.

El lp muestra diferentes humores. Arranca como una broma entre gnomos (“Thoughts for naught” y “A P.H.P´s advice”) hasta caer en ese oasis de mantras tibetanos de “Magick mother invocation”. A partir de allí la música entra en otro clima, menos hilarante y más abrasivo, y se arma lo mejor del disco, que es su tramo medio. Por empezar, la banda se enciende en una combustión de Free Jazz para soltarse en el tremendo riff de “Master builder” entre saxos, teclados voladores y clima de Jam psicodélica, muy cerca de los contemporáneos Amon Düül.

Ese clima se engancha con otra zapada larga, “A springkling of clouds” que cierra la primera mitad. El tema tiene una larga intro de teclados (cerca de los tres minutos parece que estamos ante un pasaje de Tangerine Dream) hasta que la banda trepa al espacio una vez más. ¡Tremendos!

En la segunda cara hay otras dos largas piezas cósmicas. “The isle of everywhere” arranca como un Funk interestelar calmo, relajado (con una sugerente voz femenina que nos recuerda la lascivia del “666” de Aphrodites Child) y mantiene la flotación durante diez minutos inspirados. Sobre el final, un golpe de batería nos conecta con “You never blow yr trip forever”, otro funk mutante, extraño, que linkea con los Funkadelic más ácidos.

Sigue llamando la atención cómo la industria discográfica, en algún momento de su larga historia, financió la demencia de grupos como Gong, Amon Düuül, Faust y otros hermosos delirantes de primera mitad de los 70´s. Ese momento en que el trip ácido y la vocación de totalidad todavía no estaban encauzados dentro del academicismo de los caretas del Rock Progresivo. Acá el delirio todavía era un camino de libertad.

Gong- discografía cercana
Angel´s egge (1973) You (1974) Shamal (1976).

sábado, 11 de mayo de 2013

Discos: Graceland (Paul Simon, 1986)

Sábado a la mañana, todos nos vamos a Graceland

El sábado a la mañana es una categoría del alma, diría yo. Y también un gran momento para escuchar música. Y si hay discos “de sábado a la mañana” uno de ellos es “Graceland”. Suena bendito, suena sanador y cristalino.
 
Cuenta la historia (viene escrita en el back cover del lp original) que a mediados de los 80 Paul Simon entró en contacto con la música sudafricana, y que acompañado de un ingeniero de sonido viajó a Johannesburg para grabar con algunos músicos de allá. El feeling de esos músicos, su vibra es la que le terminó dando ese sabor tan especial, tan cálido al disco.
 
En un punto, “Graceland” puede despertar las sospechas de los que descreen de la “World Music”, incluido su tufillo “vampirirzador” de lo exótico. Pero la música es tan buena acá y las canciones tan originales, que el bueno de Paul nos tapa la boca una vez más. Como dijo alguna vez Luca Prodan, Simon es bueno de principio a fin.
 
Yendo a los temas, hay muchas joyitas. “The boy in the bubble” se mueve dentro de un ritmo pseudo blues, con el bajo fretless y el acordeón bien al frente. La instrumentación desconcierta (o mejor dicho los planos de la mezcla) pero la canción es fantástica.
 
Después el disco se pone más reggae, entre “I know what I know” (con sus grititos Zulú) y “Gumboots”. “Diamonds in the soles of her shoes” empieza con un canto africano a varias voces, mitad Gospel, mitad canción de amor. Luego entra el tema, en plan reggae, zumbando sobre la dulzura característica de la voz de Simon, siempre a mitad de camino entre cantar y decir. Una especie de rapero folk de cafetería.
 
Pero vamos, que acá la joyita de la primera mitad es “Graceland”. Todo lo que suena aquí es pura gloria. ¿Acaso nos puede decepcionar un tema que empieza diciendo “el delta del Mississipi brillaba como una guitarra nacional”?. La canción tiene unas dinámicas y un groove irresistible; flota sobre slides, arreglos de guitarra y un clima general que nos lleva a soñar con las grandes planicies americanas. Además de una canción de amor y sobre los cambios en la vida, “Graceland” es también el sueño con los orígenes del rock and roll. Todos queremos ir a Graceland con Paul en este tema Sagrado. Demasiada belleza en apenas tres minutos.
 
El lado 2 abre con el “gancho” del disco, ese funk transatlántico que es “You can call me Al”. Hasta haciendo pequeñas banalidades de FM como ésta, Simon tiene calidad.  Le sigue otro momento muy bello (¿y cuántos van?) con “African skies” incluida la voz de Linda Rondstant de invitada. El tema tiene un coda muy climática, con esas guitarras y triángulos en un plano lejano.
 
Otro momento profundo de “Graceland” llega con “Homeless”, compuesta  junto al cantante Joseph Shabala y cantada íntegramente a capella por el grupo religioso Ladysmith Black Mambazo.
 
Hay un poco más de reggae Afro en “Crazy love vol. II” y dos números (“That was your mother” “All around the world or the myth of fingerprints”, tocada con Los Lobos) un poco más up tempo para terminar arriba.

Con "Graceland", Paul Simon se reinventó a sí mismo, a la vez que conservó su perfil de songwriter de canciones que reflejan los avatares de la mediana edad. De alguna forma u otra, desde los 60 ´s siempre estuvo ahí el bueno de Paul. ¡Feliz mañana de sábado!
 
Paul Simon- discografía cercana
Heart and bones (1983) Graceland (1986) The rhythm of the saints (1989).

jueves, 9 de mayo de 2013

Videos: Spinetta y los Socios del Desierto





Será porque anoche volví a ver "Underground" y me puse a investigar un poco sobre ese quilombo que fue la disgregación de la antigua Yugoslavia. 
Lo cierto es que hoy me desperté acordándome de este tema de Spinetta.

Versión de "San Cristóforo", con los Socios del Desierto Marcelo Torres y Daniel Wirtz.

Vamos,
abre los ojos,
abre las manos,
ante Bosnia...

Algo,
se está cayendo...
es ese cielo,
sobre Bosnia...

Donde un ángel,
cierra sus alas...y llora...
donde un ángel,
cierra sus alas...

Vamos,
oye los muros...
niños que gritan,
por doquier en Bosnia...
ellos caen, como violines...
en la rapsodia,
típica de Bosnia...

Donde el ángel,
cierra sus alas...y llora....
donde el hombre,
baja sus brazos...

Vamos,
abre tu boca...
deja que entre,
todo Bosnia...pronto,
viene un mareo...
una visita guiada sobre Bosnia...
donde el ángel,
cierra sus alas...y llora...
donde el hombre,
baja sus brazos...

domingo, 5 de mayo de 2013

Versiones: Move on up (de Curtis Mayfield x Mark Eitzel)

Cada tanto sigue pasando: escuchás una canción en la radio y parás la oreja diciendo “¡qué bueno esto!”. A mí me pasó hace unos años, escuchando un programa de trasnoche musicalizado por Bobby Flores, donde sonó esta versión de Mark Eitzel del clásico de Curtis Mayfield.
 
“Move on up” aparece en el primer disco de Curtis, de 1970. Si bien hay muchas buenas versiones en vivo del propio Mayfield dando vueltas por ahí, este cover de Eitzel es muy pero muy bueno. Tanto que con el tiempo me compré su disco de versiones “Music for courage and confidence”,  sólo por tener conmigo “Move on up”.
 
Claro, el tema original ya es buenísimo con esos dos acordes de piano que le dan tanto espacio. Y el riff de trompetas, tan simple y claro. La versión de Eitzel tiene una voladura medio jazzera y está tocada muy suelta. Para mí, gran mérito del baterista (un tal Joey Waronker, según el booklet) que toca como flotando, todo el tiempo con el ride a pleno y rascando el redoblante para darle “nerviosismo” al tema.  
 
 
Es cierto que la voz de Eitzel no le da el piné Soul que esto requeriría, pero igual cumple. Y en el tramo final el tema crece con el solo de trompeta y la banda subiendo un escaloncito más  en cada compás. Demás está decir que cada vez que paso música llevo conmigo “Move on up” por Mark Eitzel para pinchar en algún momento de la noche. Y hay que decirlo, nunca falla y siempre despierta una sonrisa.
 
Curtis Mayfield "Move on up" (aparece originalmente en "Curtis", 1970).

miércoles, 1 de mayo de 2013

Discos: Peter Gabriel (Peter Gabriel, 1977)

Un feriado gris en mitad de semana puede ser ideal para quedarte en casa reordenando los discos. De mi sección “70´s” hoy desempolvé este vinilo, el primero de Gabriel en solitario tras su alejamiento de Genesis. Peter lo grabó entre 1976 y 1977 junto a varios músicos prestigiosos (Robert Fripp, Tony Levin, el baterista Alan Schwartzberg) y estuvo producido por Bob Ezrin.
 
Siempre consideré a este “Peter Gabriel I” un disco difícil de entrarle, un poco por su dispersión, por sus momentos desconcertantes (algo que me hace pensar en el “Here come the warm jets” de Eno, aunque menos histriónico).  
 
Hoy con tiempo lo dejé correr entero. Y terminé sintiendo una especie de epifanía, mitad por esa tapa que hace juego con el día lluvioso en Buenos Aires, mitad por el trip que me propuso todo el álbum. ¿Será que “Here comes the flood”, ahí solita al final, nos “redime” por todo el viaje? Y otra pregunta ¿qué pena existencial lo aqueja al personaje de la tapa, tras los cristales de ese Lancia estacionado bajo la lluvia? Todo es misterioso, aquí.
 
Por eso llaman la atención esos momentos casi al borde del ridículo, como ese blues alienado que Gabriel ensaya en “Waiting for the big one”, o los aires de cabaret desenfocado de “Excuse me”. Por otro lado están los resabios Progresivos de “Moribund the Burgmeister”, “Down the Dolce Vita” y “Slowburn”, como si fueran lastres que vienen de antes, totalmente ajenos a la época en que se grabó el disco.
 
Hay una canción bellísima en “Humdrum”, donde Peter parece auscultar la vida matrimonial en una clave algo fantasmagórica (en la carta que le dirigió a los Genesis para anunciar su alejamiento, mencionaba que quería cuidar a su mujer y su pequeña hijita). En esta línea, el hit del álbum –un clásico de los shows en vivo de allí en más- “Solsbury hill” habla precisamente de la partida de Gabriel de su grupo, también en clave alegórica. A cada rato aparece esa voz que le dice al protagonista que está todo bien, que viene para llevárselo definitivamente a casa.
 
“Here comes the flood”- con sus aires trágicos y sus melodías cristalinas- es otro enigma en un disco enigmático. La letra puede estar hablando del mundo dividido de la Guerra Fría, o de la comunicación entre personas, o de los peligros de un mundo dominado por la amenaza nuclear. Con Peter Gabriel, al menos en estos temas, nunca se sabe.
 
Discografía- los primeros cuatro
Peter Gabriel I (1977) Peter Gabriel II (1978) Peter Gabriel III (1980) Peter Gabriel IV (1981).