1) Bat for Lashes, Two suns (Mute)
Entre la mejor herencia de Kate Bush y el aura extrañada de Tori Amos (estética incluida) encuentra su registro la británica Natasha Khan, alias Bat for Lashes. "Two suns", su segundo disco a la fecha, aportó su granito de arena para esa camada de "twisted girls" (Fever Ray, St. Vincent) que en 2009 grabó algunos de los mejores discos del año. Musicalmente, Two suns es un disco de aires sinfónicos, lento y paciente. Pero la recompensa vale la pena. "Daniel" (con sus coros herederos de las Fleetwood Mac Stevie Nicks y Christine Mc Vie) está entre los mejores temas del año, mientras que "Peace of mind" nos trae inesperados aires gospel. También hay algo de aires grandilocuentes y emo- teatrales ("Siren song") y misteriosos y siempre interesantes juegos de voces a lo largo de todos los tracks. A la altura de "Good love" la ensoñación es absoluta y sólo resta dejarnos llevar hasta el final.
La burbuja sonora de DM desembarcó en 2009 con un único y simple mensaje para las nuevas generaciones: "podés tener la onda, podés tener el look y la producción para sonar de tal o cual manera, pero si no tenés buenos temas, nada serás". Sounds of the universe no es otra cosa que la materialización de esa enseñanza. Munidos de los viejos trucos modernos de siempre, Gahan, Gore y cía. entregaron otro soberbio e inesperado set que cubre el Sonido del Universo tal cual lo han concebido desde siempre estos papás del synth pop. No surprises at all. Sólo el mismo material de siempre, insistente, casi obsesivo. Pero montado sobre un puñado de momentos memorables: "Fragile tension", "In chains", "Peace", "Wrong", "In sympathy". Con eso alcanza y sobra.
9) The Pains of Being Pure at Heart, The Pains of Being Pure at Heart (Slumberland Records)
¿De dónde proviene la felicidad de esta música? ¿De una especie de disco rígido de nuestra memoria más noise y etérea? Definitivamente, los neoyorkinos The Pains of Being Pure at Heart tocaron una fibra que teníamos oculta hace tiempo: esa que conecta la mejor música de cuevas melómanas con artilugios pop y vibración inmediata. Su disco debut es una descarga simple y lineal de electricidad, melodías herederas de My Bloody Valentine/ Jesus & Mary Chain y coros que se graban al instante en tu memoria emocional. "Contender" sienta las bases y "Come saturday" rankea allá alto entre los temas del año, repetido una y otra vez con el volumen bien alto, cosa de irradiar luz a lo largo de este sombrío 2009.
A la manera de un lado B de su grupo The Knife, la sueca Karin Dreijer Andersson armó el proyecto Fever Ray y grabó uno de los grandes discos del año (sino el mejor). Fever Ray retoma allí donde el dark dejó de incursionar en su momento: la mixtura entre ambientes opresivos y nocturnos combinados con ritmos reptantes y registros herederos del dub. Pero esta maravilla sonora es mucho más que eso. El registro vocal de Karin es estremecedor y llega a lugares inexplorados. Junto con la música (un soundtrack de cristalería, llanuras secas y cielos oscuros) construye un lugar al que nunca accederemos. "When I grow up", "Seven", "Triangle walks" son enormes hallazgos musicales dentro de un disco lento y climático que envuelve a medida que avanza.
Este Tomorrovw today, de los ingleses Seeland (ex miembros de Plone y Broadcast) se cuela amablemente en los auriculares y proporciona un rato de placer y felicidad. ¿Qué más se le puede pedir a la música en estos tiempos oscuros y reñidos? Yo lo definiría como synth pop de cámara: pequeños ejercicios rítmicos de neto corte pop y ambiente de laboratorio. Hay placer en los ritmos y también en esos detallecitos aquí y allá. La alegría melódica hace acordar un poco a los Kings of Convenience, mientras que "Captured" y su optimismo está entre los temas del año y "Library" se transformará en una canción para todos los otoños. Un disco sin complejos, pura música.
En el arbolito de Navidad de todos los que aman la música debería venir de regalo este Let´s change the world with music, del legendario Paddy Mc Aloon y sus Prefab Sprout. Editado 17 años después (fue rechazado por la compañía grabadora en 1992) se trata del disco más anacrónico y encantador de este 2009. Toda la felicidad de grabar y escuchar música esta aquí: puro sonido, puro audio y puro arte. Y es que debajo de esas capas de teclados (que sólo en un principio parecen saturar por su exceso de estilización) aparecen- en sucesivas escuchas- esos grandes temas hechos a la vieja usanza. Se le suman sonidos encantadores de trompetas asordinadas, tecladitos navideños y un arsenal de arreglos sofisticados. Trabajo de orfebre para una música sin tiempo. Por todo ello, Let´s change...es "el disco burbuja" del año. Sólo resta poner "I love music", subir el volumen y brindar con las copas en alto.
Podríamos hablar largo y tendido, o simplemente decir que el sólo hecho de que este señor de 75 años haya vuelto a poner su voz en un disco alcanza y sobra para constituir uno de los acontecimientos del año. Así que sólo vamos a decir esto último. Y que nunca, jamás, estará demás revisitar clásicos como "Who by fire", "Tower of song" o "Bird on the wire", para nombrar sólo algunas de esas canciones inoxidables de un viejo orfebre y poeta, tan actual y necesario como nunca.
El disco más nervioso, valvular y sincero del año merece un lugar en el podio de los mejores. Bajo su aparente inocencia de cordero se esconde la ferocidad de este Lobo Estepario que ensaya una y otra variante sobre el Deseo, ya sea carnal, romántico o platónico. El resultado es un adictivo recorrido bipolar de 12 canciones de verdadero lo- fi, no tanto como gesto retro o incapacidad modernizadora, sino como escenario lógico para una música que tiene que sonar así para canalizar su sentimiento. Entre ZZ Top, el Beck más reposado y ese toque único y lunático de Mark Everett.
Demasiado ecléctico. Demasiado "cita erudita" de sus fuentes. Todo lo que quieran, pero Popular songs es un disco 100% disfrutable, de principio a fin. Cuando casi nadie lo esperaba de un grupo con 25 años de trayectoria, los neoyorkinos entregaron un disco plagado de buenos momentos. Hay de todo aquí: desde psicodelia arrastrada ("Here to fall") funk nerd ("Periodically double or triple") noise/ fuzz pop adolescente ("Nothing to hide") y alguna que otra bonita canción otoñal. Para el final, tres temas de más de media hora en total que le suman una cuota de experimentación y derivación a un disco que ya de por sí podría haber cerrado muy bien.
9) The Pains of Being Pure at Heart, The Pains of Being Pure at Heart (Slumberland Records)
¿De dónde proviene la felicidad de esta música? ¿De una especie de disco rígido de nuestra memoria más noise y etérea? Definitivamente, los neoyorkinos The Pains of Being Pure at Heart tocaron una fibra que teníamos oculta hace tiempo: esa que conecta la mejor música de cuevas melómanas con artilugios pop y vibración inmediata. Su disco debut es una descarga simple y lineal de electricidad, melodías herederas de My Bloody Valentine/ Jesus & Mary Chain y coros que se graban al instante en tu memoria emocional. "Contender" sienta las bases y "Come saturday" rankea allá alto entre los temas del año, repetido una y otra vez con el volumen bien alto, cosa de irradiar luz a lo largo de este sombrío 2009.