martes, 15 de septiembre de 2009

Discos: Hombre Lobo (Eels, 2009)

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Después de cuatro años de silencio (Blinking Lights and Other Revelations, 2005) Mark Everett y sus Eels vuelve con un disco de auténtico lo- fi y sudor valvular. Hace meses que tengo este Hombre Lobo en el incoming, reposando. Dejando que las canciones crezcan. Y crecieron.

Con ustedes, El Disco Bipolar del Año.

2
Y pocas veces estuvo tan justificada la esencia del lo-fi a un puñado de canciones que -de otra manera- perderían parte de su esencia. Así deben sonar: como si los parlantes estuvieran rotos o los woofers desconados. Su urgencia se vehiculiza en ese audio: canciones sacadas y arregladas con lo mínimo, como si fueran dejadas en su despojo, en su propio esqueleto. No fuckin´overdubs.

En este sentido, Hombre Lobo es todo lo natural que puede ser un disco a comienzos de esta década sobrecargada de estímulos e información, donde hasta lo "natural" puede ser producto de producciones más o menos sagaces. Imposturas por doquier.

3
Y estas "12 canciones sobre el deseo" se ordenan en ups and downs casi patológicos. Como los de su narrador, ni más ni menos. Es cierto, la bipolaridad emocional del disco puede llegar a irritar un poco (un tema arriba, el siguiente abajo para volver a subir y así) pero con las sucesivas oídas, la cosa fluye. Porque el poder magnético lo tienen las canciones.

4
Una temática común cohesiona las canciones: el Deseo (amoroso/ sexual) en sus distintas formas. Ya sea de un cuerpo nuevo (Fresh blood) o la añoranza de uno ya conocido, pero no por eso menos deseado. Los celos también están presentes, como revés del mismo tema. Es el caso de la triste y bonita The look you give that guy ("la manera en que mirás a ese chico/ así me gustaría que me miraras/ si yo fuera ese chico, nunca te dejaría ir").

En esa tensión entre fragilidad y descarga feroz radica el encanto de un disco adictivo.

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