En 2001 los británicos Pulp dijeron adiós con un último gran disco.
Lejos de abrazar la esperable melancolía de toda despedida, "We love life" irradia una luz contagiosa, vital. Y paradójicamente, encontró a la banda de Jarvis Cocker en su momento mas fresco y rebosante de ideas. Como si el final hubiera liberado una válvula creativa hasta entonces obturada.
Si bien el gran dato anecdótico alrededor del álbum se lo llevó la producción a cargo de Scott Walker, es poco lo que su espectro barroco gravitó sobre el sonido y la atmósfera del disco, definida más por su luminosidad y su espíritu suelto y aventurero que por el oscurantismo esperable de Walker.
Lejos de abrazar la esperable melancolía de toda despedida, "We love life" irradia una luz contagiosa, vital. Y paradójicamente, encontró a la banda de Jarvis Cocker en su momento mas fresco y rebosante de ideas. Como si el final hubiera liberado una válvula creativa hasta entonces obturada.
Si bien el gran dato anecdótico alrededor del álbum se lo llevó la producción a cargo de Scott Walker, es poco lo que su espectro barroco gravitó sobre el sonido y la atmósfera del disco, definida más por su luminosidad y su espíritu suelto y aventurero que por el oscurantismo esperable de Walker.
De árboles, atardeceres y el origen de las especies
Una marcha le da paso a las ordas venidas del Mar del Norte en "Weeds", un himno de presentación de la escoria social, la "maleza" a la que la clase alta -en su doble moral- debe recurrir. Y toda la prepotencia imperialista británica de siglos se traduce sonoramente en la carga y el estallido de la banda a pleno.
Como si quisiera ampliar sobre este punto, Cocker relata- literalmente- el Origen de las Especies darwiniano en "Weeds II", especie de coda atmosférica de "Weeds". "The night that Minnie Timperley died" vuelve a levantar el pulso y retoma las historias de chica- conoce chico habituales de Jarvis, con el condimento trágico de que esta noche vamos a ver morir a nuestra Minnie. Y hay momentos de música colosal aquí: el riff inicial, la explosión de la banda y ese frontman nasal que es JC canturreando- sobre el final- ese "Oh Minnie I can feel the pain" una y otra vez. Gran momento.
Una marcha le da paso a las ordas venidas del Mar del Norte en "Weeds", un himno de presentación de la escoria social, la "maleza" a la que la clase alta -en su doble moral- debe recurrir. Y toda la prepotencia imperialista británica de siglos se traduce sonoramente en la carga y el estallido de la banda a pleno.
Como si quisiera ampliar sobre este punto, Cocker relata- literalmente- el Origen de las Especies darwiniano en "Weeds II", especie de coda atmosférica de "Weeds". "The night that Minnie Timperley died" vuelve a levantar el pulso y retoma las historias de chica- conoce chico habituales de Jarvis, con el condimento trágico de que esta noche vamos a ver morir a nuestra Minnie. Y hay momentos de música colosal aquí: el riff inicial, la explosión de la banda y ese frontman nasal que es JC canturreando- sobre el final- ese "Oh Minnie I can feel the pain" una y otra vez. Gran momento.
El highlight del álbum -no obstante- llega con "The Trees", una bellísima oda orquestal a esos antiguos y silenciosos amigos del hombre. Sin embargo, la letra es ambigua: hay una muerte, un corazón tallado, un dolor que sólo los arboles podrán contener. Musicalmente, la canción es un mundo pop perfecto y cerrado en sí mismo, con sus arreglos, sus paradas, sus sutiles condimentos.
A partir de allí, We love life empieza a mostrar sus dientes ocultos, su lado oscuro.
"Wickerman", de 8 minutos, podría indicar el centro climático del disco, liberando el costado más experimental y de "jam" que los Pulp probaron para el álbum. La letra traza el mapa de una ciudad post industrial dominada por la contaminación y la herrumbre en un marco de música misteriosa, llena de claroscuros y contrastes. "I love life"-lejos de ser una inocente canción de amor- es otro registro ambiguo de Cocker sobre la paternidad y las presiones transmitidas de padres a hijos dominada por una parte final llena de terror.
"Wickerman", de 8 minutos, podría indicar el centro climático del disco, liberando el costado más experimental y de "jam" que los Pulp probaron para el álbum. La letra traza el mapa de una ciudad post industrial dominada por la contaminación y la herrumbre en un marco de música misteriosa, llena de claroscuros y contrastes. "I love life"-lejos de ser una inocente canción de amor- es otro registro ambiguo de Cocker sobre la paternidad y las presiones transmitidas de padres a hijos dominada por una parte final llena de terror.
La luz retorna con "The birds in your garden" y "Bob Lind (the only way is down)", mientras que "Bad cover version" es el manifiesto definitivo sobre aquellas cosas montadas sobre la pura imitación. "Las segundas partes nunca fueron buenas" parece decirnos Jarvis ("como El planeta de los simios en TV, como los Stones en los ochenta", enumera).
4 comentarios:
El video de "Bad cover version" es memorable. Se hace difícil encontrarlo en YouTube.
Lo vi una sola vez, creo. El de los dobles de los cantantes. Muy bueno, saludos Dario
Buenísimo este álbum de los Pulp.
De mis favoritos junto a It, Separations, This is hardcore, bueh, me gustan todos los demás también.
Ni hablar Jarvis solista.
Saludos.
Hola Ro, gracias por pasar y seguir Ultravivido. Pasaremos por tu blog. Saludos
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