By Isley Juan
“Este álbum representa un cambio con respecto a los anteriores. Es la clase de álbum que un tipo pone cuando está solo con su mujer, un álbum conceptual”.
En momentos en que la música negra reafirmaba su identidad racial y cultural y se poblaba de contenidos que espejaban la situación social de los años, Smokey pule delicadamente un diamante que se afirma en valores opuestos: a la épica del comentario social opone las sutilezas líricas de la vida privada, y a la experimentación de las formas, la canción pop como una pieza de orfebre. Como si quisiera demostrar que se puede ser negro y mainstream a la vez.
“Este álbum representa un cambio con respecto a los anteriores. Es la clase de álbum que un tipo pone cuando está solo con su mujer, un álbum conceptual”.
Esta declaración, que alguna vez Smokey Robinson pronunció refiriéndose a unos de los últimos discos de los Miracles, cae justa para describir a "A Quiet Storm" y a Robinson mismo.
Alude al casi único tópico de su obra –el amor y sus variaciones— pero también a su interés en el mercado discográfico y a su falta de pretensiones (o de visión, según se mire) a la hora de considerar su obra. En una época donde la mayoría de sus contemporáneos quería poner mayúsculas a su arte, el prefería -y siguió prefiriendo- las minúsculas. ¿Lo conceptual como música ambiental para darse unos besos? Justo la clase de cosa en la que, por ejemplo, pensaban contemporáneos como Roger Waters o Pete Townshend.
Y es que a pesar de su mucha influencia sobre los sesentas, Smokey Robinson permaneció indiferente a sus aires contraculturales, a considerar su trabajo en un rango artísticamente más prestigioso del que había gozado previamente a la llegada de los Beatles. Y eso que no faltó que algunas voces autorizadas lo hicieran. Bob Dylan, nada menos, llegó a considerarlo “el principal poeta vivo de los Estados Unidos”.
Pero Robinson era más que un gran poeta. También era un gran cantante, un exquisito compositor y –raro en esta mezcla- un buen hombre de negocios. Y en A Quiet Storm aparece todo junto.
Quizás el último de los grandes discos influidos por la revalorización cultural que produjo el movimiento de los Civil Rights, A Quiet Storm, de 1975, es la contribución y la respuesta de Robinson a la producción de la época con hitos como What’s Going On de Marvin Gaye, Curtis, de Curtis Mayfield o Cloud Nine de los Temptations.
Más romántico que todos
Bañame con tu amor dulce/ Voy a mojarme con cada gota/ En todas las estaciones/ Dejalo derramarse y nunca pares/ Tormenta silenciosa soplando a través de mi vida/ Sos como una tormenta silenciosa soplando a través de mi vida.
El álbum, entonces, abre con una nota aguda que aparece y desaparece en los finales de cada tema, como una especie de hilo juntando una colección de perlas.
En la primera de ellas, la que da el nombre al álbum, Smokey canta delicadamente estrofas como éstas:
Bañame con tu amor dulce/ Voy a mojarme con cada gota/ En todas las estaciones/ Dejalo derramarse y nunca pares/ Tormenta silenciosa soplando a través de mi vida/ Sos como una tormenta silenciosa soplando a través de mi vida.
Después, en The Agony and The Ecstasy su lirismo se transmuta en romanticismo furibundo para cantar una confesión de adulterio, mientras que en Baby that’s Backatcha ofrece un ritmo alegre y sincopado, el tipo de midtempo soul que, por ejemplo, tanto imitaron los blue eyed soulers de la Inglaterra de mitad de los ochentas.
El primer lado termina con una hermosísima melodía de letra tontuela, destinada a celebrar el casamiento de Jermaine Jackson, el hermano de Michael, con su esposa de ese entonces.El segundo lado abre con Happy, compuesto para una película: hablando de Michael, aquí se puede rastrear con quien aprendió a componer y entonar baladas Jacko.
Y el disco termina movidito con Love Letters (“soy una carta de amor y voy a enviarme hacia vos”) y Coincidentally, el tipo de R&B ligero que en poco tiempo más transmutaría en música disco.
En su conjunto, Robinson pone su pie en la década post- días dorados de Motown (en ese momento era precisamente el segundo de la compañía detrás de Berry Gordy) y lo pone con un álbum que, efectivamente, es conceptual al modo Smokey:
A Quiet Storm termina configurando un estilo en sí mismo. Un tipo de R&B suave y contenido, bien ejecutado y producido, dirigido al público adulto. Un estilo cuya identificación sería tan intensa con este álbum que terminaría tomando prestado su nombre para identificar al género.
Y que seguramente, como quería Smokey, siga siendo usado con frecuencia para ablandar corazones en la intimidad.
Coda
Para quienes prefieran un Smokey en mayúsculas, todavía está dando vueltas en You Tube el especial de Elvis Costello con él de invitado. Cantaron juntos "You Really Got A Hold On Me" y charlaron sobre el arte componer canciones. Imperdible.
Y para quienes busquen uno más en minúscula, también hay por ahí alguna imagen de su participación en American Idol del año pasado, tratando de promocionar su último álbum. A los setenta años todavía se siente con fuerzas para disputar su cuota de mercado con los downloads de las Lady Gagas del ranking.
6 comentarios:
Que magnífico disco!! Pensar que no siempre en las listas "definitivas" de álbumes de todos los tiempos nunca tiene el merecido lugar. Muy buen post. Se merece por parte de la industria musical una remasterización. Vi el especial con Costello, fue uno de los que más me gustó.
Ey Mocker, gracias por pasar. Los méritos del post, a Mr. Isley Juan, columnista estrella del Soul Basics. Me perdí el especial con Costello, que macana.
Smokey es mi ídolo. Amplio mi comentario el domingo.
Saludos.
Recién ahora pude leer la reseña con tranquilidad: brillante realmente. Quizás exageré cuando dije que Smokey es mi ídolo... eso si, es mi soulman preferido.
Saludos.
Gracias por los elogios. Trataremos de mandar otro antes de fin de año.
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