Tras varios años de silencio (su último disco había sido "Shleep", en 1997) el gran Robert Wyatt puso un pie en el nuevo milenio con "Cuckooland", editado en 2003. Otro ejercicio de esa fascinante destreza suya para manejarse entre ritmos jazzeados, vientos, músicas con eternos aires de jam session y balbuceos de canción de cuna.
Rodeado de amigos y colaboradores (aquí desfilan Brian Eno, Paul Weller, David Gilmour y Phil Manzanera, entre otros) Wyatt construyó en "Cuckooland" otro pequeño carroussel de música mágica y curativa. Como suele suceder en sus discos, sólo parecida a sí misma: plena de libertad más allá de cualquier atadura de formas y estilos.
Es cierto: esos instrumentales estilo New Age sólo se los podemos perdonar a alguien como él, y como disco, "Cuckooland" queda un escalón debajo de sus grandes obras maestras. Pero así y todo aquí hay varios momentos donde la vieja (y a la vez siempre nueva) magia de su experimentación/ colisión sonora vuelve a deslumbrarnos. Ahí está, por caso, el jazz noctámbulo "Old Europe", con el romance de Juliette Greco y Miles Davis como inspiración y las calles parisinas de fondo. O la belleza y vaivén melódicos de "Forest", co-compuesta con la esposa y eterna colaboradora de Robert, Alfreda Benge.
Es cierto: esos instrumentales estilo New Age sólo se los podemos perdonar a alguien como él, y como disco, "Cuckooland" queda un escalón debajo de sus grandes obras maestras. Pero así y todo aquí hay varios momentos donde la vieja (y a la vez siempre nueva) magia de su experimentación/ colisión sonora vuelve a deslumbrarnos. Ahí está, por caso, el jazz noctámbulo "Old Europe", con el romance de Juliette Greco y Miles Davis como inspiración y las calles parisinas de fondo. O la belleza y vaivén melódicos de "Forest", co-compuesta con la esposa y eterna colaboradora de Robert, Alfreda Benge.
"Beware" es una afilada jam llena de implicancias sonoras profundas y "Raining in my heart" (original de Felice y Boudleaux Bryant) forma parte de esos pequeños homenajes íntimos (junto con la versión de "Insensatez", de Tom Jobim) a los maestros del pasado. La última de las maravillas llega con ese léxico de lenguas del mundo que es "Foreign accents". El dadaísmo musical de la hermandad entre naciones.
3 comentarios:
Todos amamos a Wyatt. Un tipo profundo pero no aburrido, intelectual pero accesible, un genio que muchas veces es olvidado.¿Como se atreven??? salud!
Para mi Wyatt es casi casi que intocable. Irreprochable como artista. He dicho.
Estamos en sintonia!!!
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