miércoles, 30 de diciembre de 2009

Los mejores de 2009

Acá van mis discos favoritos del 2009, sin orden especial 


1) Bat for Lashes, Two suns (Mute)
Entre la mejor herencia de Kate Bush y el aura extrañada de Tori Amos (estética incluida) encuentra su registro la británica Natasha Khan, alias Bat for Lashes. "Two suns", su segundo disco a la fecha, aportó su granito de arena para esa camada de "twisted girls" (Fever Ray, St. Vincent) que en 2009 grabó algunos de los mejores discos del año. Musicalmente, Two suns es un disco de aires sinfónicos, lento y paciente. Pero la recompensa vale la pena. "Daniel" (con sus coros herederos de las Fleetwood Mac Stevie Nicks y Christine Mc Vie) está entre los mejores temas del año, mientras que "Peace of mind" nos trae inesperados aires gospel. También hay algo de aires grandilocuentes y emo- teatrales ("Siren song") y misteriosos y siempre interesantes juegos de voces a lo largo de todos los tracks. A la altura de "Good love" la ensoñación es absoluta y sólo resta dejarnos llevar hasta el final.

2) Depeche Mode, Sounds of the universe (Mute)
La  burbuja sonora de DM desembarcó en 2009 con un único y simple mensaje para las nuevas generaciones: "podés tener la onda, podés tener el look y la producción para sonar de tal o cual manera, pero si no tenés buenos temas, nada serás". Sounds of the universe no es otra cosa que la materialización de esa enseñanza. Munidos de los viejos trucos modernos de siempre, Gahan, Gore y cía. entregaron otro soberbio e inesperado set que cubre el Sonido del Universo tal cual lo han concebido desde siempre estos papás del synth pop. No surprises at all. Sólo el mismo material de siempre, insistente, casi obsesivo. Pero montado sobre un puñado de momentos memorables: "Fragile tension", "In chains", "Peace", "Wrong", "In sympathy". Con eso alcanza y sobra.

3) Fever Ray, Fever Ray (Mute US)
A la manera de un lado B de su grupo The Knife, la sueca Karin Dreijer Andersson armó el proyecto Fever Ray y grabó uno de los grandes discos del año (sino el mejor). Fever Ray retoma allí donde el dark dejó de incursionar en su momento: la mixtura entre ambientes opresivos y nocturnos combinados con ritmos reptantes y registros herederos del dub. Pero esta maravilla sonora es mucho más que eso. El registro vocal de Karin es estremecedor y llega a lugares inexplorados. Junto con la música (un soundtrack de cristalería, llanuras secas y cielos oscuros) construye un lugar al que nunca accederemos. "When I grow up", "Seven", "Triangle walks" son enormes hallazgos musicales dentro de un disco lento y climático que envuelve a medida que avanza.

4) Seeland, Tomorrow today (LOAF)
Este Tomorrovw today, de los ingleses Seeland (ex miembros de Plone y Broadcast) se cuela amablemente en los auriculares y proporciona un rato de placer y felicidad. ¿Qué más se le puede pedir a la música en estos tiempos oscuros y reñidos? Yo lo definiría como synth pop de cámara: pequeños ejercicios rítmicos de neto corte pop y ambiente de laboratorio. Hay placer en los ritmos y también en esos detallecitos aquí y allá. La alegría melódica hace acordar un poco a los Kings of Convenience, mientras que "Captured" y su optimismo está entre los temas del año y "Library" se transformará en una canción para todos los otoños. Un disco sin complejos, pura música. 

5) Prefab Sprout, Let´s change the world with music (Sony)
En el arbolito de Navidad de todos los que aman la música debería venir de regalo este Let´s change the world with music, del legendario Paddy Mc Aloon y sus Prefab Sprout. Editado 17 años después (fue rechazado por la compañía grabadora en 1992) se trata del disco más anacrónico y encantador de este 2009. Toda la felicidad de grabar y escuchar música esta aquí: puro sonido, puro audio y puro arte. Y es que debajo de esas capas de teclados (que sólo en un principio parecen saturar por su exceso de estilización) aparecen- en sucesivas escuchas- esos grandes temas hechos a la vieja usanza. Se le suman sonidos encantadores de trompetas asordinadas, tecladitos navideños y un arsenal de arreglos sofisticados. Trabajo de orfebre para una música sin tiempo. Por todo ello, Let´s change...es "el disco burbuja" del año. Sólo resta poner "I love music", subir el volumen y brindar con las copas en alto.

6) Leonard Cohen, Live in London (Sony)
Podríamos hablar largo y tendido, o simplemente decir que el sólo hecho de que este señor de 75 años haya vuelto a poner su voz en un disco alcanza y sobra para constituir uno de los acontecimientos del año. Así que sólo vamos a decir esto último. Y que nunca, jamás, estará demás revisitar clásicos como "Who by fire", "Tower of song" o "Bird on the wire", para nombrar sólo algunas de esas canciones inoxidables de un viejo orfebre y poeta, tan actual y necesario como nunca. 

7) Eels, Hombre Lobo: 12 songs of desire (Vagrant Records)
El disco más nervioso, valvular y sincero del año merece un lugar en el podio de los mejores. Bajo su aparente inocencia de cordero se esconde la ferocidad de este Lobo Estepario que ensaya una y otra variante sobre el Deseo, ya sea carnal, romántico o platónico. El resultado es un adictivo recorrido bipolar de 12 canciones de verdadero lo- fi, no tanto como gesto retro o incapacidad modernizadora, sino como escenario lógico para una música que tiene que sonar así para canalizar su sentimiento. Entre ZZ Top, el Beck más reposado y ese toque único y lunático de Mark Everett. 

8) Yo la Tengo, Popular songs (Matador Records) 
Demasiado ecléctico. Demasiado "cita erudita" de sus fuentes. Todo lo que quieran, pero Popular songs es un disco 100% disfrutable, de principio a fin. Cuando casi nadie lo esperaba de un grupo con 25 años de trayectoria, los neoyorkinos entregaron un disco plagado de buenos momentos. Hay de todo aquí: desde psicodelia arrastrada ("Here to fall") funk nerd ("Periodically double or triple") noise/ fuzz pop adolescente ("Nothing to hide") y alguna que otra bonita canción otoñal. Para el final, tres temas de más de media hora en total que le suman una cuota de experimentación y derivación a un disco que ya de por sí podría haber cerrado muy bien. 


9) The Pains of Being Pure at Heart, The Pains of Being Pure at Heart (Slumberland Records)
¿De dónde proviene la felicidad de esta música? ¿De una especie de disco rígido de nuestra memoria más noise y etérea? Definitivamente, los neoyorkinos The Pains of Being Pure at Heart tocaron una fibra que teníamos oculta hace tiempo: esa que conecta la mejor música de cuevas melómanas con artilugios pop y vibración inmediata. Su disco debut es una descarga simple y lineal de electricidad, melodías herederas de My Bloody Valentine/ Jesus & Mary Chain y coros que se graban al instante en tu memoria emocional. "Contender" sienta las bases y "Come saturday" rankea allá alto entre los temas del año, repetido una y otra vez con el volumen bien alto, cosa de irradiar luz a lo largo de este sombrío 2009.

martes, 29 de diciembre de 2009

Soundtrack de hoy: Siren (1975)













Hace varias semanas que en el equipo suena Siren, el quinto disco de Roxy Music, editado en 1975.

Un disco que todavía muestra la potencia creativa de esa maquina demencial y sofisticada comandada por Ferry y Manzanera y el último gran disco de aquel período inicial (el cánon ineludible del grupo) completado por Roxy Music (1972) For your pleasure (1973) Stranded (1973) y Country life (1974).

Algún día posteramos una review acorde a esas gemas irrepetibles.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Top 10: discos navideños

Una lista con algunos discos para musicalizar la espera de Papá Noel y su trineo volador.

1- Beach Boys, Pet sounds (1966)
Dentro de un disco de clima general de villancico, destacan dos grandes momentos navideños: el mantra casi religioso de You still believe in me y el instrumental Let´s go away for a while. Para cantar esperando a Noel.

2- Illinois, Sufjan Stevens (2005)
La obra maestra del talentoso S.S ilumina con luz propia al pie del arbolito, tal vez imaginando navidades nevadas en su oriunda Michigan. Pasajes espirituales, orquestas que son fanfarrias y mucha música para esperar la Nochebuena.

3- Good old boys, Randy Newman (1974)
Para seguir con el periplo USA, cantamos unos temas de este gran disco de Randy, ya con alguna que otra copa encima la tardecita del 24, antes de que lleguen los invitados. (Guilty la dejamos para la resaca del 25).

4- Milt Jackson (and The Thelonious Monk Quintet) (1952)
Un poco de jazz con vibrafones para combinar con copas biseladas y Ginger Ale. A la altura de Lillie el clima ya está armado y sólo resta dejarlo correr.

5- Coles corner, Richard Hawley (2005)
El soundtrack navideño para el solitario empedernido, el que brinda con la mirada obnubilada entre guirnaldas y trineítos que se mecen. Copa en mano, también, para mirar por el balcón y no contestar  mensajitos de las 12.

6- Enlightenment, Van Morrison (1990)
Uno de los grandes discos olvidados del enorme Van. De la alegría un tanto melanco de Real real gone a los paisajes climáticos de "So quiet in here", la magia inatacta para esperar las campanadas.

7- Beauty, Ryuichi Sakamoto (1989)
¡Esta es la verdadera World Music! Divertido, paseador, una mirada que sobrevuela el mundo mientras esperamos la noche navideña.

8- Silent night: a Christmas jazz album, Chet Baker
La trompeta de Chet no puede estar ausente el 24 y el 25, porque ese sonido es en sí mismo la Navidad.


9- Cuckooland, Robert Wyatt (2003)
¡Wyatt es nuestro Papá Noel! Acá suenan tecladitos, sonidos de guirnaldas, lucecitas. Hasta un paseo parisino de noche.

10- Songs from Lonely Avenue, Brian Setzer Orchestra (2009)
Podríamos haber elegido los más obvios Christmas Extravaganza o Dig that Crazy Christmas, pero nos quedamos con el último de Mr. Setzer.



Bonus track: 
Christmas Cocktails, Ultra Lounge
Un clásico y un cantado, pero siempre rendidor. Para unas navidades con estilo & elegancia.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Soundtrack de hoy: The seduction of Claude Debussy (1999)













Día de lluvia y pensamientos europeos. Ciudades. Trenes de alta velocidad. Claude Debussy. Entre el chill out y la tecnificación sinfónica.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Soundtrack de hoy: Electr-o-pura (1995)













Yo la Tengo, Electr-o-pura (Matador Records, 1995)

Día nublado. Afuera, caos de tránsito y llovizna. Adentro, el trance eletr-o-puro de estas canciones. Pequeñas y diversas variaciones en torno a la electricidad.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Vinilo de hoy: Antonio Carlos Jobim














Una delicadeza. Para ir ambientando unas Navidades lounge.

"Por", el nuevo disco de Daniel Melero

Uno
Hay nuevo disco de Daniel Melero.

Como primera aproximación, yo escucho acá el universo cancionista sincero y sin complejos de Vaquero (2001) y la delicadeza de armado hasta el detalle de Rocío (1996).

Todo maquillado con sutiles toques "Babasónicos" en algunas guitarras y resoluciones armónicas. El disco, de hecho, está tocado por todos los BBS y producido por Diego Tuñón y Diego Rodríguez.

Eso en un máximo resumen. Ahora hablemos un poco de D. M.

Dos
Y hay que retroceder hasta Rocío, precisamente, para encontrar uno de los últimos rastros del artista todavía sin calzarse el autoasumido (y un tanto irónico, por cierto) traje de "clásico". Eso fue a la altura de Piano (1999), mientras que Después (04) ya funcionaba como una especie de "catálogo Melero" con lo mejor que DM siempre supo hacer: canciones (su costado menos alabado y a la larga, a la luz de los hechos, el más fructífero y perdurable) y su notable sagacidad para armar escenarios y ambientar con (dicho esto a su pesar) "buen gusto" sus propuestas estéticas. 

Tres
Y así llegamos a este "Por". Un pequeño disco de canciones donde Melero, sí, se sigue calzando el traje de clásico. En "Por la ventana" (un ejercicio de country-rock a la Carca) lo dice sin rodeos: "no es que esté de vuelta/ es que ya no quiero ir". Si la idea original de los productores era alejarlo de las computadoras, el proceso dio su fruto en la composición de canciones. En ese rubro, como siempre, el tiempo dirá si estamos ante un gran disco o un puñado de anécdotas olvidables (como sucedió con "Vaquero").

En una primera oída sobresalen "Fantasma" (con una inquietante y dulce a la vez coda ambient), "La reina del enigma" (es ahí, en esos elegantes giros melódicos, donde anida gran parte del talento de DM para la canción) y el inmediato manifiesto de época de "Nueva era" (el tema que vence el prejuicio de no poder hablar de lo real- inmediato ("esta nueva era es sólo promoción/ esto es bueno esto es malo/ está claro: nada lo resuelve un Fotolog o un Myspace/ tus dudas no se explican".

Cuatro
Estamos ante un Melero permeable, en definitiva. Hace rato, ya, con la guardia baja y lejos de la pose vanguardista. Arrojado a lo mínimo, al oficio de escribir canciones simples y bellas. El entorno (el sobrevuelo lírico de Adrían Dárgelos, el maquillaje Babasónico en general) parece funcionar como un respirador, una construcción del ambiente más propicio para que aquel viejo arte vuelva a funcionar.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Jazz nights: Brillant corners (Thelonious Monk, 1957)

Hace exactamente 53 años (en diciembre de 1956) Thelonious Sphere Monk entraba a los estudios Reeves Sound de New York para grabar este Brillant corners (que gran nombre, "Esquinas Brillantes", no?).

La formación, un quinteto: Monk al piano, Ernie Henry en saxo alto, Sonny Rollins en tenor, Oscar Petitford en bass y Max Roach en drums. Vaya alineación.

En algún sentido, Brillant corners es un disco pre- Monk. Es decir, previo a la encarnación sucia- atonal del excéntrico pianista. En esta grabación,  su genio barroso y disonante todavía se oye en segundo plano, allá, detrás de la inspirada performance del quinteto. De hecho, fue el primer álbum para el sello Riverside que incluyó temas originales de T.M. 

Playlist

Los acordes sucios dan inicio al tema Brillant corners. Luego de una intro trabada el quinteto da rienda suelta a los cambios de ritmo y lo más importante, al swing. Según cuentan biógrafos y especialistas, se requirieron varias tomas para alcanzar los estándares que pretendía Monk en esta pieza. 

Recién en Ba-lue Bolivar Ba-lues-are hay compases de sobra para escuchar las rarezas atonales de Thelonious. Pannonica es una hermosa balada noctámbula con el pianista hacíendose cargo del celeste, mientras que I Surrender, dear nos adelanta al Monk de primerísimos primeros planos, en soliloquio consigo mismo, inspirado y solitario. A esta altura ya sabemos que estamos ante un set variado, inspirado y lleno de matices.

El cierre del álbum es con el clásico Bemsha swing, con especial lucimiento de Max Roach y sus firuletes baterísticos doblados sobre los timbales.

* * *
Brillant corners es un disco de transición, que capta el momento preciso en que el genio de Thelonious Sphere Monk comenzaba a asomar su excéntrica cabeza.

martes, 8 de diciembre de 2009

Jazz nights: Tutu (Miles Davis, 1986)

En la obra tardía de Miles hay dos grandes discos: "Tutu" (1986) y "Amandla" (1989). Si bien en Ultravivido siempre fuimos fans del primero (casualmente o no, el primer disco de Davis que escuché, grabado en casete por mi amiga Vero Franco) con los años "Tutu" fue ganando terreno.

"Tutu" se refiere a Desmond Tutu. Ése fue el homenaje de Miles al primer arzobispo anglicano negro de Cape Town, Sudáfrica y militante reconocido contra el Apartheid, además de Premio Nobel de la paz en 1984. El disco, hay que recordarlo, en algún momento de su gestación pudo haber sido un proyecto común entre Miles y Prince, pero nunca prosperó la idea.

Fue además el disco que inició la unión creativa entre Miles y Marcus Miller, que aquí- junto a George Duke- armaron todos los arreglos y demás sobre los que Davis tocó. Al parecer, Miller fue el cerebro responsable del sonido, los arreglos, gran parte de la ejecución y la produccción de la obra tardía  de Davis. Hay, además, otros músicos notables que grabaron aquí, como Omar Hakim, el propio George Duke y Paulinho Da Costa.

El corazón de "Tutu" es sintetizado, como todo disco de los 80, o casi todos. Ritmos de máquinas, grooves levemente funkys, en un álbum de color eminentemente urbano. ¿Para caminar por New York con auriculares? Puede ser. Y acá están las cada vez más esenciales trompetas del Picasso del Jazz, tocando paulatinamente menos y menos notas (fruto de su artrosis, sí, pero también de su camino hacia la síntesis total).

El fuerte del álbum está en los primeros tracks: "Tutu", "Tomaas" y el delicado "Portia". El clima es reflexivo y sin apuros. El soundtrack de la gran ciudad nocturna. Oleadas suaves de sonido. Ritmos cadenciosos. Una música, en algún punto, inoxidable.

Luego el disco entra en una serie de mid tempos funkeados, que sirven para nivelar la escucha y el recorrido. Nada descollante, pero se escucha. Hacia el final, "Don´t lose your mind" incorpora aires dub y prepara el terreno para el final con "Full Nelson", otro funk sintetizado dedicado a Nelson Mandela.

Miles- cronología
Your under urrest (1985)- Tutu (1986)- Music from Siesta (1987).

lunes, 7 de diciembre de 2009

Discos: Hunky Dory (David Bowie, 1971)

Casi que no caben dudas que "Hunky Dory" es el primer gran disco de Bowie. Y uno de los mejores de su increíble carrera a lo largo de esos largos y fructíferos 70´s. 

Para comprobar las flaquezas compositivas y la falta de definción de un estilo propio previos a este cuarto álbum, basta reescuchar las primeras grabaciones de David en "London boy". O echar un vistazo al disco 1 del "Bowie at the Beeb". También se pueden revisitar los baches de "David Bowie" (1967) y "Space oddity" (1968). Algo había ahí, pero el rumbo todavía no estaba definido.

Para 1971- y pasado el coqueteo de hard rock andrógino de "The man who sold the world"- David retomó su perfil de folk singer acústico. Y para ello armó un esquema de melodías barrocas e instrumentación de cabaret: muchos pianos (a cargo de un tapado Rick Wakeman) cuerdas y ritmos de Vaudeville. En ese registro intimista (que nunca, curiosamente, volvería a visitar) Bowie encontró el clima ideal para concentrarse en la composición de sus auténticas primeras canciones. Bellas y atemporales. 

Y si hay un uso para "Hunky Dory" está claro que ése es la hora del te. Ése al menos es el aroma íntimo que despiden esas cancioncillas cabareteras como "Oh! you pretty things" o la irresistiblemente tonta "Kooks"

"Changes", por supuesto, es toda una declaración de principios- Una oda al cambio permanente y al "mañana es mejor", que a su vez, es una gran canción. De esas para el "Canon Bowie" de 25, 30 grandes temas. 

Hace poco leí en algún lado que la canción favorita de Robert Smith de todos los tiempos es "Life on Mars?". Y no es para menos. La concentración melódica, las implicancias sonoras, el dramatismo...todo está metido en esos pocos minutos de otra canción perfecta sobre uno de los tantos temas predilectos de David, la vida en otros planetas. "Quickand" es otra gran canción, que casualmente, Smith y Bowie cantaron juntos en el concierto cumpleaños del Duque, hace algunos años.

En la segunda mitad, algunas viñetas folk ("Andy Warhol", "Song for Bob Dylan" y el único latigazo de guitarras con "Queen Bitch": el adelanto de lo que sería la nueva encarnación de Bowie junto a los Spiders from Mars, al año siguiente. 

Bonus
"Hunky dory" fue grabado en julio de 1971 en los estudios Trident de Londres y se editó el 17 de diciembre de aquel año. El personal (básicamente los futuros "Spiders from Mars") incluyó al propio Bowie en voz, guitarra, saxo tenor y piano, Mick Ronson en guitarras, mellotron y coros, Rick Wakeman en pianos, Trevor Bolder en trompeta, Mick Woodmansey en batería. Produjeron David Bowie y Ken Scott. 

Cronología cercana
The man who sold the world (1970)- Hunky dory (1971)- The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972).

sábado, 5 de diciembre de 2009

Discos: The hour of bewilderbeast (Badly Drawn Boy, 2000)

Género: aquel mágico debut de Badly Drawn Boy

Allá por el 2000 tuvimos noticias de una nueva "joven promesa": el británico Damon Gough, más conocido como Badly Drawn Boy.

Su disco debut, "The hour of bewilderbeast", aún hoy sigue irradiando una música atemporal, fruto de un particular universo personal.

Si bien ese universo se expresa con intenciones de totalidad (cubrir muchos aspectos de lectura "folk", intentarlo todo) su materialización es puro fragmento: lo que escuchamos son infinidad de ideas celulares, pedacitos de música, a veces, que vuelven como restos diurnos en retazos de canciones. ¿Un Beck "pastoral"?

"The hour...", de hecho, está lleno de hermosos momentos musicales. Y el gran mérito es cómo esos retazos están pegados. En algún punto, el debut de este gordito inglés tan parecido a Wallas de Massacre abrió una nueva mirada -de caracter experimental- al territorio "folk".

La hora de la bestia obnubilada

En un disco de "fragmentos" y "retazos" elegimos algunos momentos favoritos. 

Por empezar, ahí está la belleza matinal de cello y corno francés de "The shining", la apertura otoñal del disco. Tal vez todo el álbum valga la pena por esa melodía inicial. "Bewilder", por su parte, es un anticipo, en acordeón, de lo que escucharemos más adelante en "Bewilderbeast", otra melodía también perdurable.

"Fall in the river" es un experimento casi "ambiental" de Folk Low Fi que se engancha con otra escena de cercanía acuática: "Camping next to the water". ¡Qué lindo que entra el bajo en la segunda estrofa de la canción! A esta altura es obvio que "The hour..." es un disco de inspiración  pastoral, de contemplación lejos de la vida urbana. Para cerrar el tramo "rivereño" tenemos "Stone on the water" con su larga intro instrumental, que recuerda al costado más "españolizado" de Love.

Llega la hermosa "Magic in the air" ¿Cuáles son las influencias de Gough como compositor? Hay ecos de Lennon, tal vez, aunque el británico siempre se declaró un fan absoluto de Bruce Springsteen. Esta canción también puede sostener por sí sola todo el álbum.

La voz de Damon vuelve al primer plano con "Pissing in the wind" (una de las pocas canciones de estructura ortodoxa) y "Disilussion", por su parte, es un tema claramente pop y radiable. Todos nos imaginamos la presión de la discográfica en este punto...("y el hit donde está?").

Casi podríamos concluir que Badly Drawn Boy nunca volvió a alcanzar la frescura y originalidad de su disco debut. Con los años, lo vimos convertirse en un songwriter cuasi profesional, de formas previsibles, lejos de estos bonitos palotes iniciales, llenos de aventura e imaginación.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Discos: T. Rex (1970)














En 1970 Marc Bolan comenzaba una lenta transición: de trovador hippie- folk a la electrificación con la que dominaría el mundo (o Inglaterra, al menos) durante esos bizarros 15 minutos que duró la "T. Rex manía". Pero para eso todavía faltaban dos años.

Editado en 1970, T. Rex es, por ende, un disco de transición por excelencia. La foto que capta el pasaje, la metamorfosis, hacia aquellos dos tótems sobre los que se apoya todo el cánon "trexiano": la dupla Electric Warrior (71)/ The Slider (72). En su registro conviven el universo acústico y de fogón alucinógeno de Tyranosaurious Rex (con su imaginería a la Tolkien de elfos, mujeres-gaviota y guerreros) y la incipiente encarnación eléctrica de T. Rex, el monstruo abreviado.


Como conjunto, el disco entrega un set conciso de canciones inspiradas. A la combinación entre corazón acústico y electricidad podemos agregar un maquillaje de orquestaciones en su punto justo. El resultado es balanceado y pone de manifiesto, además, uno de los costados menos explorados (y de los que menos se habla a menudo) de Marc Bolan: su enorme talento como cancionista. Ese que lo ubica entre los melodistas mas dotados del rock de toda las épocas.

Por otra parte, las canciones parecen bosquejos, aunque no lo son. Están expuestas, en muchos casos, con la menor cantidad de recursos y terminan casi abruptamente, cuando parecen empezar a calentarse. Por eso dan, a veces, la sensación de "inacabadas".

Tras una breve intro orquestada se larga el brutal riff de Jewell. Donde una banda vulgar haría explotar el tema sobrecargando el riff y los arreglos, la delicadeza de Bolan sintetiza y quita  peso específico. El poder pasa por otro lado, claro.

The visit y The Time of love is now corresponden a delicados ejercicios acústicos de esos donde Marc siempre se lució. Las melodías se dan paso entre sí, entre coros y guitarras tímidas con percusiones alusivas. Todo el talento del Hombre de los Rulos aparece en ese viñeta de cámara que es Diamond meadows, entre cuerdas y clima pastoral. ¡Cuánta belleza en esas melodías! Por su parte, Beltan walk anticipa esos boogie rocks que tan felices nos han hecho desde siempre en la música de T. Rex.

La gema del disco (entre varias) tal vez sea la bellísima Summer deep, profunda y lírica. Otra vez, un derroche de talento en melodías y superposición de voces y motivos. Por temas como éste está plenamente justificado nuestro amor a Marc Bolan y su talento melódico. Para ir cerrando el álbum, Seagull woman se monta sobre percusión y riffs que aparecen y desaparecen y voces que se responden entre sí. Suneye, por su parte, es otra de las gemas acústicas, tocada como si estuviéramos bajo los rayos del sol. El tour de force de casi 9 minutos The wizard es una relectura de un tema que Marc ya había grabado con su anterior grupo, John´s Children. Cierra el disco un reprise de Children of rarn.


Bonus
* T. Rex fue el primer disco que escuché de Marc Bolan, y aún hoy le tengo un cariño especial. Se trata de uno de esos muy buenos discos "laterales" (junto con Tanx- 1973- por ejemplo) al "cánon T. Rex".
* Tony Visconti toca piano y se encarga de los arreglos de cuerdas del disco.

martes, 1 de diciembre de 2009

Vinilo de hoy: In heat (1974)




















Delicias de comprar joyas de la música en vinilo, a sólo 5 pesos.

Hoy es el turno de las chicas de Love Unlimited y su disco "In heat", de 1974.

Un amor ilimitado

La historia es así. En sus largos años dorados, Barry White era acompañado en vivo por la Love Unlimited Orchestra, con 40 músicos en escena (¡delirios orgiásticos del soul!). Bueno, las tres coristas de esa mega orquesta fueron las Love Unlimited, que en los 70´s también grabaron sus propios discos. Los nombres de las chicas: Glodean James (futura esposa del Jefe) su hermana Linda James y Diane Taylor (adivinen cuál es cual).

"In heat" fue su tercer disco -y hay que decirlo- es un discazo (me atrevería a decir que mejor que varios de los discos de B.W). Obviamente, la mayoría de los temas son del Señor del Soul Satén, al igual que la producción. Y al igual que los discos de Barry, trae pocos temas, largos y trabajados. Como el sexo (según el canon del soul).

El lado 1 abre con un temazo: Move me no mountain: un mid tempo funky/ soul de increíbles arreglos y puentes. El mejor tema del disco. Le sigue Share a little love in your heart (acá ya empezamos con los interminables títulos que incluyen la palabra "Love" -sinónimo, por supuesto, de "sexo" en todos los géneros negros- marca registrada de White). Se trata de  una balada cadenciosa, 100% para albergue transitorio (así, de los de los 70´s).Cerraba un clásico up tempo a la B.W, Oh I should say, It´s such a beautiful day, con mucho wah wah saliendo por el canal izquierdo (escuchenlon!).

En el lado 2 se destaca otra gema de noche licenciosa: Needed love you were there, que bien podría haber sido un hit del Jefe. Acá se nota que White había armado una verdadera fábrica de hits y de sonido: ¡todos los discos (de él o de sus partenaires) suenan igual! Belong to you es una balada medio tontona con mucho coro y ritmo sincopado, mientras que para el cierre tenemos la dupla I love you so never gonna let you go y el Love´s theme final, un gran tema con mucho wah wah y groove para derrochar.

viernes, 27 de noviembre de 2009

The Pains of Being Pure at Heart EP


Como para estirar un poquito más la felicidad de escucharlos, los neoyorkinos The Pains of Being Pure at Heart editaron un EP en este mismo 2009, año de su excelente debut homónimo (y candidato personal en la lista de mejores discos del año).

El EP se llama Higher than the Stars. Son cuatro temas nuevos en la misma veta áurica/ guitarrera/ noise pop y un bonito remix a cargo de Saint Etienne.

Salud, música, felicidad.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Discos: Album (Girls, 2009)

Album es el debut del dúo de San Francisco Girls (vaya nombre tan feo). El último hype con reviews de cinco estrellas o diez puntos en cuanto blog de música se precie de tal.

Pop urgente y low fi en lo musical, en doce canciones aún mucho más directas en lo confesional: una colección de postales sinceras (casi descarnadas) sobre los momentos de felicidad perdidos e imposibles de repetir.

Grabado en varios dormitorios y salas de ensayo, Album tiene un par de buenos momentos y una producción concientemente borrosa que, o bien puede elevar todo o echarlo a perder, depende los momentos.

Yo escucho un primer momento del disco entre los tracks 1-3, y luego la cosa se va para otros lados. Lust for life es una canción pegadiza y up que por debajo encubre unos coros de pa pa pas y dum dums realmente encantadores. Laura es la canción que hubiera escrito Elvis Costello de haber nacido en los 70´s y formar parte del Brit Pop de los 90´s. Ghost mouth es otro ejercicio a alla Costello (el tono nasal- reventado del cantante Christopher Owens termina resultando bastante denso) y ahí termina una primera parte pop y hitera del disco.

Entre God damned (low fi de AM) y Big Bad Mean Motherfucker (rock and roll clásico) la cosa se ensucia, pero (o por eso mismo) sorprende. Hellhole ratrace es un trip de 7 minutos con misterioso ambiente casi gospel detrás y una construcción melódica que por momentos recuerda a los Jesus and Mary Chain más folks (los de Stoned & dethroned). A la altura de Headache (track 7) nos damos cuenta que Album es más bien una colección de temas sueltos, sin demasiada cohesión, que se bambolean de aquí para allá. Su encanto puede ser también su Talón de Aquiles.

Sin embargo, sobrevuela el aire un tufillo a buenas ideas y chispazos de energía bien canalizada.

Discos cercanos a "Album"

The Pains of Being Pure at Heart (09) por lo urgente, y Popular songs, el último de Yo La Tengo (09 también) por la cosa "free" con la que se pasean de un estilo a otro.

martes, 24 de noviembre de 2009

Canciones: It's gonna take an airplane (Destroyer, 2004)



Desde algún lugar remoto de la memoria vino volando esta hermosa canción de Destroyer, que alguna vez me acompañó durante todo un verano 

* * *
 Hubo un enero- el de 2005- que pasé prácticamente solo en una Buenos Aires desierta. Mis actividades se limitaban a salir de mi trabajo en el centro, caminar durante mucho tiempo sin rumbo y leer El Pasado, de Alan Pauls.

Por algún capricho de la memoria asimilo dos discos a aquel verano porteño: The slow wonder, de A.C. Newman y Your blues, de Destroyer. Sólo la casualidad quiso que ambos discos fueran, a su vez, de artistas del colectivo pop The New Pornographers. 

Tu tristeza 

Y es en el disco de Destroyer, ahí, como segundo track, que está la canción que originó este post. It´s gonna take an airplane es mucho más de lo que una canción puede ofrecer. Se trata en realidad de una pequeña maravilla de cámara, un microuniverso pop completo y autoabastecido que se sostiene como una estrella propia en el firmamento. Todo pasa ahí adentro, y al escucharla nos damos cuenta que ya no necesitamos nada más para ser felices. 

Canciones para cantar (y aplaudir) 

Ya desde el primer compás el órgano marca la melodía que acompañará al tema, montado sobre un ritmo delicado. Enseguida entra la rogerwateriana (aunque sin la carga de teatralismo pavote del gran Roger) voz de Dan Bejar, que queda ahí solita con un bajo y una cálida acústica. Así, intimista, Dan nos anuncia: "it´s gonna take an airplane/ to get me off the ground", para agregar "i don't blame anyone who isn't sticking around/ cause when you stick around (when you stick around!)/ people like to put things in the ground".  

Si bien se trata de una temática clásica (el artista que exige para sí un modo de "transporte" espiritual propio y elevado, lejos de la mediocridad de la tierra que lo tira para abajo), bueno, no recuerdo a nadie que lo haya cantado tan lindo como Bejar aquí.

Luego de una pequeña segunda estrofa se largan las palmas (esas palmas irresistibles que ahora queremos seguir) y se repite la melodía del comienzo, amplificada, maravillosa, flotando en el aire. Ahí empezamos a darnos cuenta que el juego de la canción -en parte- está en ese "ida y vuelta" entre secciones a cual más hermosas, en una dinámica imposible de abandonar.

Como parte C del tema, Bejar flota en otra melodía brillante, donde por primera vez le habla a una segunda persona: "dressed like a dream dreamt by Lola magazine/ baby you were born to be seen/ and art's just the start!/now step inside the Widowmaker/ and listen to your heart!/ always 'the play', never 'the thing'...". Esta última frase vuelve a darle pie a la melodía inicial, para repetir el juego circular de las partes.

Pero no todo concluye allí...Quedan mas trucos en la manga del songwriter canadiense. La voz de Dan se superpone a sí misma para que todos cantemos el último motivo del tema: "submarines don't mind spending their time in the ocean...". Con todos los elementos en la batidora, el manual de la buena canción pop aconseja mezclar todas las marvillas para un final a toda orquesta. ¡Y eso es lo que sucede aquí! ¡A cantar y aplaudir!

Discos: The pleasure principle (Gary Numan, 1979)


Alrededor de 1979-1980 y años posteriores, el Synht Pop dominaba gran parte de la escena pop en base a teclados fantasmales, voces gélidas, ritmos maquinales y climas mayormente europeizantes.

Una escena dominada por Japan, Ultravox, OMD, Human League y por supuesto, el inglés Gary Numan.

"The pleasure principle" fue el segundo disco de Gary (el primero si descontamos que "Replicas" fue firmado como Tubeway Army) y el que lo catapultó al éxito gracias al single "Cars".

Lo que escuchamos aquí no es otra cosa que un artista bastándose a sí mismo con un puñado de elementos muy básicos. Sobre baterías orgánicas, tocadas, se montan las bases y melodías de teclados. ¡Sin una sola guitarra! Hay mucho manejo de climas, también, en el aparataje Numan (la herencia fantasmática de Eno sobrevuela variosa momentos del álbum) y la voz entrega un registro entre irónico, freak y robótico.

El resto son los temas: tan adictivos que podemos ponerlos una y otra vez sin cansarnos.


El instrumental "Airlane", por caso, sienta las bases del álbum: acá está todo lo que escucharemos después. Sobre unas bases ondulantes, la melodía se va presentando en distintas tonalidades y enfoques. Da la impresión de haber surgido de una zapada (¡sintética!).

Una base de inspiración Glam le da comienzo a uno de los momentos altos del álbum: "Metal". ¡Gran tema! Un clima ominoso sobrevuela la canción como marco para una especie de conversación entre seres inanimados.

La cita a Eno es directa en la introducción de "Complex", un bello mid tempo de caracter meditativo que nuevamente trae la imagen de una intimidad entre dos que peligra por el ataque de esos "otros". El disco vuelve a levantar su pulso con "Films" y su poderosa base de batería. Quizás lo adictivo y siempre fresco de esta música provenga de esa mezcla tan bien armada entre el sonido orgánico y las frías capas de teclados que sobrevuelan todo a la manera de un Heroes sintetizado.

La segunda parte del álbum comienza con "Tracks", una trémola pieza con piano y la voz de Numan que se abre con tintes progresivos. Acá probablemente estemos escuchando a los Ultravox de Viena (1980) en su entusiamsmo y su concepto cinético de la música. Gran sucesión de dinámicas, en otro buen momento.

Conversation continúa abrevando en imágenes fragmentadas, minimalistas y bastante crípticas:

There are no faces
This is my complex
You are my picture
I call you "mirrorrs"

Para el final llega el ya mencionado single "Cars", donde se aprecia el gancho más pop y "tontón" de Numan.

Claro que esa inocencia siempre está puesta en duda por el maquillaje -sutil- de siniestralidad que tiñe todo el disco. El cierre, ahora sí, es con "Engineers", especie de marcha futurista desde la perspectiva omnipontente de estos "ingenieros totales":

We are your heartbeat
We are your night life
We are your `low-line'
We keep you alive for now
We're engineers

Bonus 
* La reedición en CD de The pleasure principle de 1992 agrega la suculenta cantidad de siete bonus tracks, entre ellos versiones en vivo y outtakes instrumentales.
* Para la grabación de TPP se utilizaron sintetizadores alimentados por pedales de efectos de guitarra.
* El éxito de Numan a principios de los 80´s generó una corriente de fans denominados Numanoids.  

domingo, 22 de noviembre de 2009

Jazz nights: Polka dots and moonbeams (Paul Desmond, 1992)

Hay discos de jazz para fiestas, otros para mostrarle a los amigos, o para momentos de relax. "Polka dots and moonbeams" contiene un set- para nuestro gusto- ideal para el placer en soledad, brandy en mano, cuando todos se fueron de la fiesta y nos quedamos con los vasos vacíos y los ceniceros llenos de colillas.

O en cualquier tarde noche contemplativa, sin apuro para llegar a ningún lugar.

Un pequeño set de poco más de 30 minutos éste de Paul Desmond, con grabaciones entre 1963 y 1965. Lo acompañan Connie Kay en drums, Jimmy Hall en guitarra y tres contrabajistas según la sesión: Eugene Wright, Percy Hath y Eugene Cherico. Siempre en el estilo relajado, sin despeinarse de Desmond, se destaca ese delicado interplay que generan Paul y Jimmy Hall, primos, ambos, del buen gusto y la delicadeza.

No hablaremos del setlist en detalle, ya que se trata de un álbum homogéneo y de alto nivel de principio a fin. Sin embargo, a la altura de los últimos dos tracks, "I´ve grown accustomed to your face" y "Bewitched" (original de Rodgers/ Hart) es donde el disco mejor logra engranar. En ese momento, sobre el final, dan ganas de volver a poner "play" y servir otro brandy.

Un álbum que respira, además, urbanísimos aires newyorkinos.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Soundtrack de hoy: Out of noise (2009)
















Ya hicimos una pequeña review preliminar de este nuevo disco de Ryuichi Sakamoto en Ultravivido. Pero al parecer, se trata de uno de esos discos que tras una primera oída relativamente intrascendente, comienzan a crecer y a llamarnos nuevamente a abrevar de su fuente.

Que este disco sea el soundtrack de hoy tiene que ver con una intención de descontaminamiento del ruido urbano. Ante el caos, la violencia del tráfico y la velocidad indolente, Out of noise (aún en sus falencias y algo remanidas escenas ambient) trae un remanso de belleza y calma que se hace insoslayable.

Fuera del ruido.

domingo, 15 de noviembre de 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

Cine: Inglorious basterds

Algo sobre Inglorious Basterds y el cine de Tarantino en general

* * *
1.- Está más que claro que el cine de Tarantino fue y es de Forma sobre Sustancia. A nadie medianamente sensato le pueden interesar demasiado sus historias, ni las justificaciones morales y/o psicológicas de sus personajes. Tampoco sus "lecturas" del contexto o su crítica social.

Siempre pareció quedar claro que lo suyo es la versión pos-pos moderna de L´art pour l´art (en este caso, el cine por el cine mismo). Sucede que esta vez se metió con un tema un tanto más espinoso, de esos de "dominio público" y "patrimonio de la humanidad". Daría la impresión que cruzó una raya. Para algunos, claro.

2.- La experiencia de Hacer y Ver Cine

Para nuestra generación no hubo nada semejante a esperar un estreno de Q.T. Durante todos estos años hemos ido a las salas de cine con la excitación de un show de rock (o más aún). La construcción de esa sensación, de esa excitación vital por VER cine, es mérito pura y exclusivamente de Tarantino y lo que su cine provoca. Por eso, no puedo entender a los críticos "tibios" de sus películas. A los frígidos que ven su cine con una máquina de disección analítica.

El cine de T. -con sus altibajos, sus ups y sus fallidos incluidos- redondea una de las experiencias mas excitantes de esta primera parte del siglo.

3.- Nada nuevo: Tarantino es un director que no puede dejar de hablar ni de citar el cine que lo desvela. Ahora es el turno (como lo fue en su momento con el Blaxploitation, el film noir, el cine de artes marciales) de las películas bélicas de la Segunda Guerra Mundial. A veces, es cierto, satura un poco con ese submensaje tan suyo de mostrar "todo lo que se de cine"/ "todo lo que soy capaz de hacer en una película". Pero como sucedió con aquellos géneros, es altamente probable que T. genere una oleada de "secuelas", corrimientos y actualizaciones en las películas bélicas, una vez colocado su mojón.


4.-Fuck real life!
Luego de ver Inglorious...terminé pensando que en definitiva, en el cine de Tarantino jamás aparece algo parecido a "la vida real". No hay personas "comunes". No hay un relato "realista" que lo sustente de forma sostenida. Y si en algún momento lo hay (como en varios pasajes de esta Inglorious...) el propio Tarantino se encarga- apenas 20 segundos después- de volver a romper la identificación con ese "real". ¡No queremos lo real! parece decirnos. ¡Queremos CINE!

5- No es cierto que Inglorious basterds sea "más de lo mismo" en el cine de T. Parecen haber nuevos registros, nuevas búsquedas, como en la larga y magistral obertura de la película, en la que el caza judíos interpretado por Cristoph Waltz (EL actor de la película, claro) visita una granja donde hay judíos refugiados. En ese registro dramático, inmensamente rico en suspense y en tensión, hay un nuevo Q. T. Lo mismo con la desbordada escena de desenlace del film, a todo trapo mientras el fuego devora a los nazis en el cine parisino. Los larguísimos diálogos marca registrada de la casa, ahora parecen tener una función netamente dramática.

6- Los amantes del soul y el funk de Jackie Brown y Pulp Fiction deberemos esperar a que Q. se digne a volver a sus fuentes 70´s. En Inglorious.. todo está dominado por los climas de Morricone. En ese sentido, es la menos "rockera" (uf, que feo suena dicho así, pero no se me ocurre nada mejor) de todas sus películas.

7- Y para el final ¿Cuántas veces más nos vamos a ir del cine con la sensación de que todo es un gran capricho de Quentin? ¿Cuántas veces más vamos a irnos con la certeza de que TODO es una gran excusa para meter esa música, para filmar esas escenas que siempre lo desvelaron? De una forma u otra, sigue saliéndose con la suya, desde adentro mismo del corazón de Hollywood.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Discos: Cabin in the sky (Tuxedomoon, 2004)


Algo general

Hay buenos y malos grupos. Grupos regulares, discretos o apenas aceptables. Los hay muy buenos, incluso. Pero hay unos pocos que no se parecen a nada de cuanto se haya hecho o grabado dentro del rock. A esa categoría selecta de bandas pertenecen los Tuxedomoon.

Formados en 1977 en San Francisco por los estudiantes de música electrónica Blaine Reininger y Steve Brown, Tuxedomoon presenta la fisonomía de un sofisticado combo arty de formaciones cambiantes y músicos que aparecen y desaparecen. La otra pata de su propuesta se apoya en la colaboración de artistas visuales, que desde el comienzo se sumaron al proyecto para enriquecerlo.

Algo particular

A pesar de ser inclasificables, intentemos al menos describirlos. Climas mayormente nocturnos, con orquestación de cámara (violines, cellos, cuerdas en general); mucha flotación y aires jazzeros (aunque no son jazz). Gran vocación por el cuelgue de contexto academicista, pero totalmente bastardo. Climas pesadillescos, voces maquinales y perturbadoras. Colores azulvioláceos. Música para telones y teatros. Aires netamente europeos.

¿Alcanza? Seguramente que no.

Un poco de historia (no mucho)

En 1978 los Tuxedomoon abrieron shows para DEVO y en 1979 ficharon para el sello de The Residents, Ralph Records. En 1981 (y con dos discos ya editados) se movieron a Rotterdam y de allí a Bruselas, tratando de colocar su sonido de influencias electrónicas en la escena europea. En 1985, tras la partida de Reininger, lograron su mayor "éxito" con el disco "Holy wars". Tras varios cambios de formación la banda permaneció inactiva durante gran parte de los 90´s, aunque técnicamente, nunca se separaron.

Hasta que en 2004 -y sin que muchos lo pronosticaran- volvieron al ruedo con esta maravilla sonora llamada "Cabin in the sky".
  
Un portentoso monumento sonoro

"Cabin the sky" es un disco sorprendente, que encuentra a este mítico grupo de más de 30 años de trayectoria en un inesperado estado de esplendor creativo. Portentosos. Llamativamente caudalosos en ideas, en energía y en avasallamiento de nuestras facultades para la sorpresa y el asombro.

Dos temas marcan el primer segmento. "A home away" exhibe la clásica construcción del grupo sobre un bajo y una música que flota en oleadas. En la segunda estrofa aparece una trompeta venenosa, en segundo plano. "Baron brown" nos transporta con sus aires de decadencia europea a través de una música única, pariente de los Bad Seeds, aunque más imaginativa e imprevisible. Y no tan explícitamente maldita (los Tuxedomoon tienen el encanto de la sutilidad).
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Como tercer tema llega el mejor momento del álbum, el instrumental "Annuncialto". Nuevamente esos bajos ondulantes, un piano, un wah wah serpenteante, trompetas, calamidades varias. Una invitación a paseos nocturnos sin rumbo, o a la simple contemplación de la noche a través de una ventana. A esta altura ya sabemos que esta música nos está llevando a un lugar en el que nunca estuvimos.

A continuación, la "dupla itálica": "Diairio di un egoista" trae sonidos industriales para ambientar las meditaciones (en italiano) de un dandy diletante. Un nuevo punto de partida para un álbum que a cada paso parece reinventarse, pero que en realidad sólo abre caminos laterales, sutiles desviaciones del tronco central. "La piu bella" comienza con un señor italiano cantando una canzonetta en plena calle, a lo que se suma luego la tenebrosa belleza de banda de salón de Tuxedomoon.

Un piano y unas guitarras de aires rycooderianos inician "Cagli five-O", otro de los instrumentales. A los 3 minutos entra un motivo de trompetas que eleva el tema hacia otro nivel. Aquí hay sofisticación y belleza libre de formulaciones.

La segunda mitad

Al clima circense de "Here 'til x-mas" le sigue el up tempo "Chinese mike", una extraña pieza entre lo industrial, el free jazz y la cacofonía total. En el último tramo, "The Island" roza el ambient y "Misty blue" clarifica el momento borroso con una invitación que cabalga en la propia música:

"come away with me/ into the misty blue/ we will find paradise/ a paradise for two/ where the waves kiss the shore/ and the dolphins play/ we can hide from the crowd/ down where the palm trees sway".

Se trata de uno de los momentos mas luminosos y juguetones del álbum; una nueva tonalidad cuando el disco ya comienza a despedirse. Para el final, unas guitarras saturadas de fuzz dan pie a  "Luther blisset", con su ritmo cabalgado y sus coros pendencieros. Trompetas hollywoodenses y un clima general de soundtrack de una película que nunca vimos. Un nuevo y último momento fascinante de un álbum siempre abierto a la sorpresa.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Discos: Come On! Feel the Illinoise! (2005)
















Detroit "Folk" City

by CC Urban

Tal vez si nos remitimos a la industrial y popular ciudad estadounidense de Detroit pensemos rápidamente en una sola cosa: AUTOS. En este caso optemos por las Motorhome, ya que si tengo que dejarme llevar por este gran disco, "el viajar es un placer..." (con lo que estoy muy de acuerdo).

Nacido en Detroit en el año 1975, este joven y Gran Compositor nos lleva de viaje (luego del anterior periplo por su Estado natal, Michigan) a su próxima estación: Illinois.  

Si bien Sufjan Stevens puede considerarse dentro de la gran urbe del Folk (en pleno auge en estos tiempos que corren) va más allá de ésto. Entre climas orquestales, banjos, riffs de guitarras, coros, órganos rescatados de alguna "presbiterians church" a la que tanto acuden los americanos, Sufjan refleja, sobre todo, Momentos

Un trabajo riquísimo musicalmente, sobre todo en composición. No hay que olvidarse que estamos hablando, además, de un Cantante que acompaña ritmos de diversos estilos, confundiéndose a veces con los innumerables arreglos de variados instrumentos (violines, trompetas, pianos, etc) tradicionales y otros que no tanto. 




Es muy dificil nombrar highlights de esta obra que contiene 22 temas, pero cabe destacar su obertura, "Concerning the UFO..." cuyo levante de telón deslumbra y nos invita a escuchar lo que no vamos a poder dejar de escuchar: su obra. 

La grandiosa "Come on Feel the Illinoise", con sus coros épicos y alegóricos; la introvertida "John Wayne Gacy Jr." con sus punteos de una acústica discreta y un piano que sostiene con sus notas el vaivén de la melodía; "Jacksonville" donde Stevens acerca esta ciudad del estado de Florida al reino unido, con sus arreglos de vientos y trompetas del Sargento Pepper y "Casimir Pulaski Day" cuya espiritualidad sí esta al palo. Todo ésto, entre otras. 

No son muchas las ocasiones en que se refleja un trabajo tan conceptual como éste. La creatividad en su máximo esplendor, con un protagonista que se despacha con 22 tracks y no se conforma con cualquier cosa. Va por más.

...y ya estamos cerca de las canciones de Navidad.